La era del cansancio

Compartir:

- Advertisement -

Dentro de mi cuerpo hay una señora cansada que ya no quiere ni pronunciar la palabra “cansancio” para evitar conjurarlo. Como si al borrar el vocablo se esfumara de mi cuerpo el significado.

Tardé en reconocer que la señora cansada en mi cuerpo era yo misma. Y es que esta señora cansada tiene los ojos brillantes de los sueños hechos realidad, la curva ascendente en los labios indicativa de la alegría, el cerebro en regocijo por el recuerdo de los últimos años y las perspectivas para los siguientes meses y un dolorcito de piernas que llegó para recordarle que los límites existen ya no sólo en su mente, sino que el kilometraje sobre los tacones también cobra facturas.

Quisiera mentir sin consciencia y asegurar que se puede ser cabeza de familia monoparental, madre de dos adolescentes, pareja de un señor (un señor muy poco demandante, la verdad) y amante de otros tantos, hija, hermana, amiga, escritora, artista, empresaria, sin sentir a veces que si das un paso más o si tienes tres segundos más abiertos los ojos vas a desfallecer, pero como dice Bell Hooks en su ensayo Todo sobre el amor: “si son leales a sí mismos y a los demás, y aman la justicia, los hombres y las mujeres no pueden dejar de notar que las mentiras empobrecen y erosionan de mil maneras la posibilidad de una relación profunda y significativa, hasta el punto de ser un obstáculo para el amor”, y mi relación con mi entorno, mis lectores, mis allegados, más que nada es una relación de amor.

El agotamiento nos agarra desde la adolescencia, cuando aprendemos a vivir en estado de alerta constante. Aprendemos a cuidarnos del bullying, de los maleantes, de los abusadores físicos, emocionales y sexuales, incluso de nuestros padres. 

También hay que defenderse de las parejas que aprendieron a relacionarse desde el poder o la sumisión, de los profesores de la universidad, de los jefes y subordinados; luego tenemos hijos y, por lo menos en mi país, donde no existe la protección a los niños (ni a las mujeres ni a los hombres, basta ver las cifras de desaparecidos y las sentencias judiciales impunes) sales a la calle con tus hijos y jamás te abandona el miedo a que los secuestren… o a ti. Después tus hijos crecen, tú ya no eres atractiva para los tratantes de blancas, pero tu hija sí, y tu hijo para quienes reclutan sicarios jóvenes, y entonces el estrés sigue y sigue sin tregua. 

¿Cómo no acabar en cansancio profundo cada día, después de una realidad así? Y luego el insomnio, y el fracaso de la meditación, la culpa por no poder gozar del todo el haber alcanzado lo que siempre habías querido. 

Por eso hoy te platico que sí, estoy agotada. Contenta y agotada. Plena y agotada. Satisfecha y agotada. Porque se puede ser feliz desde el cansancio, crear desde el cansancio, construir desde el cansancio, escandalizar a la gente de la vela perpetua desde el cansancio, ir a incontables ferias de libros desde el cansancio; si de todas formas existir en este mundo tan rudo, complicado, violento es groseramente agotador, por lo menos que la muerte, cuando llegue, me encuentre cansada de ocupar mi cuerpo como protagonista de mi historia, y no nada más de ser testigo de lo terrible de todo. 

Sé que no soy la única. Veo este mismo cansancio en las ojeras de amigos, familiares y colegas; lo veo en los estados de ánimo descompuestos de tantas personas, en el hartazgo generalizado hacia las ideas opuestas, en la cantidad de gente existiendo desde la resignación y no desde las convicciones.

¿Cómo sentir alegría en este vivir constante de sentirte culpable por sentirte cansada, y sentirte cansada por sentirte culpable, y sentirte culpable por sentirte cansada, y sentirte cansada por sentirte culpable, y así en lo sucesivo, cual cinta de Moebius?

¿Será que ha llegado el momento de celebrar los orígenes del cansancio? ¿Será que la solución es dormir un día completo para dejar de racionalizar pequeñeces, porque el mundo se ve distinto después de una buena cogida (perdón, no pude evitarlo) y un buen sueño?

¿Será que…?

Más de la autora: Un cuerpo propio

SUSCRÍBETE A NUESTRO NEWSLETTER

Recibe las noticias más relevantes de México cada mañana, inicia tu día informado.