Otro súper martes de primarias demócratas para Joe Biden

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El pasado 3 de marzo se celebró el llamado Súper Martes de las elecciones primarias del Partido Demócrata; el carácter superlativo de ese martes lo define la larga lista de estados (14) y la gran cantidad de delegados (1,709) a la Convención Nacional que se ponen electoralmente en juego. 

Los resultados de ese martes fueron contundentes y definieron que la carrera por portar el estandarte del Partido Demócrata en las elecciones presidenciales de noviembre se definiría entre solamente dos candidatos (hombres, blancos, y de la tercera edad): los senadores Bernie Sanders y Joe Biden. 

Biden ganó la elección en la mayoría de esos estados, mientras que Sanders ganó la elección en sólo 4 estados pero entre estos California con la mayor cantidad de delegados. Biden tomó la delantera y ha creado una coalición con el oficialismo del partido demócrata que incluye el apoyo de casi todos los contendientes que ya han renunciado a sus aspiraciones (incluyendo Andrew Yang, quien lo hizo la misma noche de ayer) menos el de la Senadora Elizabeth Warren quien se ha reservado anunciar su apoyo. 

Esta coalición tiene dos tareas: la primera es detener lo más pronto posible la candidatura de Sanders, la segunda es si no unir si articular nacionalmente al partido con el objetivo de evitar la reelección de Donald Trump.

El día de ayer se llevó a cabo un pequeño (segundo) “súper” martes, no por la cantidad de estados o de delegados en juego sino por dos razones relevantes: ante los resultados de hace una semana, la campaña de Bernie Sanders necesitaba recuperar momentum a través de reducir la distancia con Joe Biden y, probablemente más relevante, entre los estados en disputa estaba Michigan que es un estado clave –crítico– tanto en las elecciones primarias como en las presidenciales de noviembre próximo. Permítanme concentrar nuestra atención primero en esta segunda razón. 

El estado de Michigan es parte del llamado Rust Belt, es decir de una región con una importante presencia de industria manufacturera (hoy en decadencia). Este estado considerado “azul” por ser tradicionalmente favorable para el partido demócrata fue ganado por Donald Trump en las elecciones de 2016. 

¿Cómo es que Trump ganó Michigan? Existen varias explicaciones (que incluyen desde errores tácticos por parte de la campaña de Hilary Clinton hasta el impacto negativo que generó el anuncio sobre la investigación sobre sus  correos electrónicos por parte de James Comey, entonces jefe del FBI) pero quisiera centrarme en los resultados de manera simple y llana: en las elecciones primarias del Partido Demócrata de 2016 Bernie Sanders le ganó el estado de Michigan a Hilary Clinton por un cerrado margen de un total de 17,168 votos, es decir menos de 1.5% del total emitido (Sanders es importante aclarar arrasó en el número de distritos). 

Esta derrota de Clinton indicó entonces una debilidad relativa de su campaña en el estado pero nunca pareció premonitorio de lo que sucedería en noviembre de ese año: Donald Trump ganó las elecciones presidenciales en ese estado por un margen de tan solo 10,704 votos (al rededor del 0.2%); el triunfo en Michigan se sumó a otros dos que también fueron muy cerrados y en condiciones similares en Wisconsin (en donde Sanders había ganado también la elección primaria) y Pennsylvania que sellaron el triunfo electoral de Trump por un total de 37 votos electorales (diferencia real entre los 270 votos electorales necesarios para ganar y los 306 que obtuvo al final). 

Esto convierte a Michigan en uno de los estados clave que el oficialismo Demócrata necesita consolidar para tratar de evitar que la historia de hace cuatro años se repita y el primer paso era conseguir que Joe Biden ganara en ese estado. 

Y así sucedió, con una amplia ventaja de alrededor de 15% Joe Biden gana el estado y una importante mayoría de los delegados asignados; este triunfo se suma a aquellos más aplastantes que ayer mismo consiguió en los estados de Missouri y Mississippi y una mas moderada en Idaho infligiendo un importante golpe a la candidatura de Bernie Sanders ya que la distancia entre ambos aumentó y la oportunidad de éste último para recuperar momentum electoral se reduce de manera significativa (todavía hay resultados inconclusos en los estados de Washington y North Dakota). 

Lo que me lleva a la otra (la primer) razón arriba mencionada. El impacto de los resultados del día de ayer en la campaña de Sanders se amplifica por su decisión de no hacer una aparición pública (después de que ambos candidatos cancelaron eventos por temor a contagios de Covid19) tras la jornada, muy probablemente por lo complicado de dar un giro (spin) positivo a los resultados pero comprometiendo así su presencia ante una audiencia nacional congregada al rededor de la elección. 

Y, muy importante, la siguiente jornada electoral (el próximo martes) incluye a Arizona, Florida, Illinois y Ohio (siendo Florida la que más delegados otorga con 219) que son estados que Hillary Clinton ganó hace cuatro años y en los que hoy Sanders tiene de nuevo pocas probabilidades de ganar. El momentum de la campaña Sanders parece estar agotado y por ello el día de ayer ha resultado verdaderamente un “súper” martes para Joe Biden.

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