¡A clases!

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La decisión está tomada, el próximo 30 de agosto millones de niñas, niños y adolescentes regresarán a clases presenciales. Esta decisión no ha estado exenta de polémica, lo cual es bastante entendible ya que significa, literalmente, poner en riesgo la vida de cientos de menores de edad, sus profesores y familiares al exponerlos deliberadamente a condiciones de contagio de una enfermedad potencialmente mortal. 

Sin embargo, la decisión de regresar a clases presenciales no carece de lógica. El que las niñas, niños y adolescentes sigan perdiendo clases (parece que nadie, ni el propio gobierno, cree que las clases a distancia a través de la televisión sirvieron de algo) traerá consecuencias inconmensurables durante los próximos 10 años en términos de aprendizaje, desempeño, desarrollo, empleo, productividad y generación de conocimiento. 

Además, todos hemos visto a lo largo y ancho del país, bajo cualquier color del semáforo, a menores de edad en cines, centros comerciales, parques, playas, boliches, fiestas infantiles, aeropuertos, y un muy largo etcétera; es decir en todos lados menos en el salón de clases, el cual puede ser un espacio mucho más seguro para las y los menores que un hogar donde la violencia familiar se ha disparado y constantemente los pone en riesgo físico, psicológico y emocional.  

La titular de la Secretaría de Educación Pública, Delfina Gómez Álvarez, propuso 10 acciones como parte del protocolo para un regreso seguro a las escuelas (Boletín SEP no. 173 Por el bien de la niñez y la juventud, regreso a las escuelas el 30 de agosto: SEP | Secretaría de Educación Pública | Gobierno | gob.mx (www.gob.mx)). Entre esas acciones están: 

“Lavarse las manos con agua y jabón y/o gel antibacterial.” La sugerencia es buena y estoy seguro que generará grandes beneficios… en las escuelas donde se cuenta con agua. De acuerdo con la UNICEF sólo un 62% de los planteles educativos en México disponen de agua todos los días de la semana.

“Usar cubrebocas sobre nariz y boca, en todo momento.” Dicen que las palabras mueven y los ejemplos arrastran… pero en fin. 

“Por ahora, no tener ceremonias ni reuniones generales.” Veremos si para las fiestas patrias de septiembre los directivos y profesores de las escuelas públicas acatan esta sugerencia. Por lo pronto que bueno que ya pasó la conmemoración de los 500 años de resistencia indígena y de la caída de la Gran Tenochtitlan.

“Al salir de casa, lleva a la escuela la Carta compromiso de corresponsabilidad.” No está muy claro cómo es que esta carta ayudará a disminuir la posibilidad de contagio. ¿Se llevará un registro de cuáles alumnos entregaron esta carta? ¿Tendrá alguna utilidad de naturaleza clínica o solo intentará distribuir el peso de la responsabilidad entre familia y gobierno?

La titular de la SEP también informó que “la próxima semana iniciarán talleres intensivos de capacitación para maestros” (Boletín SEP no. 174 El regreso a clases es un acto de corresponsabilidad que compete a todos: SEP | Secretaría de Educación Pública | Gobierno | gob.mx (www.gob.mx)). Que bueno. ¿No habría sido mejor no hacerlo con el tiempo encima? Faltan menos de 15 días para el 30 de agosto. Una buena idea funciona mejor con buena planeación. 

En mi opinión el que las niñas, niños y adolescentes regresen a clases presenciales es una buena decisión. Hacerlo sin la suficiente preparación, planeación y organización es una actividad muy riesgosa. La experiencia de otros países al implementar sus respectivos regresos a clases ha sido construida a base de ensayo y error; las y los niños van a clases presenciales unas semanas, algo sale mal y regresan a clase virtuales. Se vuelve intentar, vuelve a ocurrir, vuelven a casa y así en ciclos. ¿Eso es lo que nos espera a nosotros?

¿Cómo operará el regreso a clases con otros factores relevantes, como transporte público, disponibilidad hospitalaria y seguridad pública? ¿Hay escenarios o estimaciones? ¿Cuál es nuestro margen de error? ¿Si se enferman el 20% de las y los niños y el 10% de las y los maestros, nos regresamos a la casa?  ¿El 30%? ¿El 60%? ¿Dependerá de la entidad federativa?

Como profesor entiendo perfectamente el deseo de regresar al salón de clases. La virtualidad ayuda pero no sustituye el aprendizaje colectivo presencial. La comunicación en el salón de clases se enriquece con gestos, ademanes, volumen y tonos de voz, lenguaje corporal, la capacidad de trasladarse de un rincón a otro del salón de clases; poder pedirle a las y los alumnos que pasen al frente y que expongan un tema ayuda a desarrollar otras varias habilidades y capacidades, además de que en el salón de clases se construyen vínculos fraternales de largo alcance entre los alumnos. Ojalá que el regreso sea bien ejecutado y que rinda frutos. Prefiero a un niño en el salón de clases que frente a la televisión. Pero prefiero a un niño frente a la televisión que en una cama de hospital.   

La titular de la SEP hizo una invitación “a quienes dicen no al regreso a las clases, a cambiar por el sí, y sumarse a los esfuerzos”; dijo que el regreso a clases “es un acto de corresponsabilidad, que compete a todos” (Boletín SEP no. 174 El regreso a clases es un acto de corresponsabilidad que compete a todos: SEP | Secretaría de Educación Pública | Gobierno | gob.mx (www.gob.mx)), pues sí, pero es como preparar para el desayuno un plato de huevos con jamón. Es un acto que compete a la gallina y al cerdo, pero su grado de involucramiento claramente no es el mismo. Ojalá que nuestra niñez no pague caro el plato.

Otro tema del autor: Un nuevo traje para el emperador: la ANAM

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