Zancadillas

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La libertad de enseñanza es crucial…

¿Hay errores en política? ¿O son medidas calculadas para dar mensajes? Entre las decisiones que está tomando el nuevo gobierno, vemos algunos pasos en falso aparentes; vemos decisiones que se toman y después se echan para atrás.

Emblemático es el tema de las universidades. Primero se borra su autonomía, luego se recula; después se les baja el presupuesto, y se asume como un error que hay que corregir.

¿Dos golpes a las universidades públicas en tan poco tiempo? Simultáneamente, se empieza a construir la institucionalidad para crear los centros de estudio de López Obrador, repitiendo la fórmula de cuando gobernó el entonces DF y construyó su propia academia.

La Universidad de la Ciudad de México no ha estado exenta de sus crisis.  Fue considerada una “escuela de cuadros” en un principio, y ha tenido que pelear por su autonomía.  Tampoco ha estado libre de polémicas y rudas grillas internas que han mermado su funcionamiento interno.

Malpensando, podemos decir que la intención es debilitar a las instituciones tradicionales para fortalecer a las nuevas, que responderán más directamente a los intereses de la actual administración.

Si bien la educación superior debe ser un derecho -más no una obligación-, la libertad de enseñanza también es crucial. La academia necesita libertad para crecer, criticar, expandir el conocimiento.

En todo caso, lo importante es tratar de leer si estos “errores no forzados”-es decir, aquellos que son zancadillas propias, no a causa de factores externos- responden a una forma de hacer gobierno (errática y descuidada, un poco hiperquinética) o a un plan de ir empujando temas en la agenda.

Vemos otros casos curiosos: el Estado Mayor Presidencial. ¿Por qué no desapareció su presupuesto? Si bien se le recortó en 10% su ingreso, sigue contando con más de 374 millones de pesos para su operación. ¿Es un error o seguirá existiendo con otro nombre? No ha habido declaraciones al respecto, y no sabemos en qué se gastarán esos recursos.

La reducción a los fondos de cultura y temas de mujeres responde a una contralógica de la izquierda y va contra las promesas de campaña; acá no se ha admitido ningún error, al menos no por parte del mandatario.

El tema de los salarios, lo mismo: con toda una administración pública angustiada y en la incertidumbre, se determinó bajar los sueldos de golpe, sin cuidar las formas y dando a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, argumentos legales suficientes para congelar la iniciativa.

¿Fue mera incompetencia legal o es, como dicen en Morena, muestra de la maldad y egoísmo de los magistrados? La SCJN ha perdido en el debate público, donde gana quien habla más fuerte y da información más dramática, así no sea exacta.  Pero no podemos pensar que es un error del presidente dar un sueldo impreciso: es una táctica política.

Quizá la tirada era justamente confrontar poderes, y debilitar al único poder del Estado que no está bajo el control del hoy partido oficial.

Como sea, mantener la atención sobre estas idas y venidas debe alertarnos sobre las mareas internas del gobierno, y debemos estar alertas a las señales que se nos envían. Solo así podremos entender, con anticipación, el verdadero rumbo que está siguiendo nuestra patria.

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