No fueron tres como anunció hace meses en su llamado Plan C: fueron 20 las iniciativas que el presidente presentó para enviar al Congreso De ser reformas en lo político, electoral y judicial, el paquete pasó a integrarse por un gran contenido social. No es casualidad en tiempos electorales.
Como ha sido uno de sus sellos característicos, eligió una fecha de gran peso y significado: Andrés Manuel López Obrador sabe que en política la forma es fondo. El 5 de febrero, Día de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, nuestra máxima ley, nuestra Carta Magna; pero no celebró, ni conmemoró, aprovechó la fecha para con su discurso despreciarla. “Vamos a devolver a la Constitución de 1917 toda su dignidad, humanismo y franqueza”, dijo. Fue un discurso de una enorme carga ideológica, de melancolía y nostalgia por un México que si bien forma parte de lo que hoy somos, es un México del pasado anclado en la época priista post revolucionaria que nada de justicia hizo a los pueblos oprimidos.
Hoy, con iniciativas de reforma promete nuevamente justicia social: reconocer a los pueblos indígenas atendiéndolos de manera preferente por ser los más antiguos y olvidados; garantizar atención médica integral gratuita, que los trabajadores sean dueños de sus viviendas, garantizar el derecho a la educación y al trabajo, jornal justo para impulso al campo.
Pero todo eso está ya en la Constitución. En ella se establecen los derechos de los pueblos indígenas que aunque en su propuesta incluye que sean tomados en cuenta para realizar obras que afecten a sus comunidades, fueron y siguen siendo ignorados en la construcción del Tren Maya, y México es el país más peligroso del mundo para los defensores del medio ambiente, según el Global Witness.
En su mayoría esos activistas son indígenas que defienden sus tierras, bosques y agua. Tan solo en 2022 hubo 582 agresiones, 90% quedaron impunes a pesar de que 24 fueron asesinatos. También en la Constitución se establece el derecho a la salud, es el artículo 73 y hoy vivimos la mayor crisis con una errática política en la materia que ha dejado no solo cinco años de desabasto de medicamentos, sino un frankenstein del sistema de salud pública.
¿Qué los trabajadores puedan ser dueños de sus viviendas? Hoy los créditos que ofrece el gobierno a través de la seguridad social anclan al trabajador a pagar un crédito eterno por viviendas en las zonas más alejadas, excesivamente pequeñas y con malos materiales. ¿Apoyo al campo? El campo mexicano tiene años olvidado y esos años incluyen los años de la Cuarta Transformación.
Muchos campesinos han perdido sus tierras ante las amenazas del crimen organizado, otros se quedan con sus cosechas porque en México no se pagan precios justos, se prefiere importar más del 70% de los granos que consumimos los mexicanos.
¿Trenes de pasajeros? ¿De verdad podemos pensar que regresar a ese modelo de transporte puede significar progreso o simplemente una alternativa de movilidad? Se fueron porque dejaron de ser viables. Eran mucho mayores los costos que las ganancias. Los países desarrollados, es cierto, los utilizan pero además de ser modernos y seguros, operan con subsidios gubernamentales que México no podría solventar.
Estas promesas de justicia social, laboral, de seguridad, son nuevamente bandera para ganarse el apoyo social al paquete en el que el verdadero interés es mantener el poder político y electoral. 20 iniciativas cuyo contenido significa una enorme transformación, pero enorme no significa positiva.
¿Por qué presentarlas en la recta final de su gobierno? ¿Por qué no haberlo hecho al inicio de su gobierno cuando sí tenía la mayoría calificada necesaria para una reforma a la Constitución? No hay tiempo, ni se cuenta con los votos para todas ellas, todos lo saben. El que pega primero pega más fuerte, dice el refrán y previo a la elección el juego político está en dominar la conversación, marcar agenda y direccionar la intención de voto.
Y eso también lo sabe el presidente.
