La educación a la deriva

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Han pasado 44 meses desde que inició la presente administración y en materia educativa ya vamos para el tercer secretario o secretaria de educación, si además le sumamos que más de 30 millones de estudiantes estuvieron sin clases por más de un año debido a la pandemia de COVID-19, pues tenemos la receta perfecta para el desastre.

En una colaboración anterior mencionamos que se calcula que México se habría rezagado dos años en materia educativa debido a la pandemia, pero este cálculo no incluye los constantes cambios en la gestión de la Secretaría de Educación y los bandazos que estos cambios conllevan, porque es innegable que Esteban Moctezuma y Delfina Gómez no tienen mucho en común en lo que respecta a sus trayectorias profesionales, lo que sin duda significa que tuvieron enfoques muy distintos para plantear una estrategia educativa nacional.

Si acaso hubo dicha estrategia, porque desde que asumió el cargo se sabía que la maestra Gómez estaba buscando la candidatura de Morena para la gubernatura del Estado de México, de tal modo que no parece haber estado muy concentrada en su tarea como secretaria de educación.  

Lo grave es que el rezago educativo no solamente viene a raíz de la pandemia, los estudiantes mexicanos ya tenían resultados más bajos que el promedio de los países de la OCDE en las pruebas internacionales de conocimientos, particularmente en lo que se refiere a matemáticas, ciencias y lectura. De tal modo que es una muy mala noticia que la Secretaría de Educación nuevamente tenga que sufrir un cambio de dirección.

Como país no podemos darnos el lujo de perder ni un minuto más para definir un rumbo claro en materia educativa y para ello, necesitamos, antes que nada, hacer un diagnóstico de cuáles fueron las pérdidas de aprendizajes que sufrieron los estudiantes a raíz de la pandemia para subsanarlas lo antes posible y además de esto, encontrar mecanismos realmente eficaces para mejorar la enseñanza de las matemáticas y la comprensión lectora. El rezago social que va a implicar tener una generación perdida en materia educativa es incalculable.

Pero los niños no votan y, quizá por eso, no son prioridad para este gobierno como también ha quedado demostrado con el rezago que hay en materia de vacunación, no solamente en lo que se refiere a la vacuna contra el COVID sino con las vacunas en general cuya cobertura cayó de 97 por ciento en 2015 a 74 por ciento en 2020.

Los grandes problemas de este país se entienden en gran medida por la falta de compromiso de la clase gobernante para resolverlos, ya que siempre han estado más interesados en brincar de un puesto a otro para conservar el poder y seguir viviendo del presupuesto, sin embargo, la actual administración ha llevado esta costumbre al límite ya que incluso no tiene ningún interés en cuidar las formas para aparentar que algo están haciendo con el encargo que tienen. 

Y esto es peligroso porque significa que se sienten totalmente seguros de que no van a rendir cuentas ahora ni en el futuro inmediato.  ¿Será que se los vamos a permitir?

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