Feminismo: esa mala palabra

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Muchas personas, incluso mujeres, le tienen miedo a posicionarse como feministas sin entender que los feminismos son una corriente de pensamiento y acción que buscan, entre otros fines, la igualdad de derechos y oportunidades entre mujeres y hombres. 

No es que las mujeres seamos mejores o que queramos tener más derechos que los hombres o sobre otras personas. Ser feminista no es querer más privilegios, sino los mismos derechos que ya tienen los hombres. Pero es común que las personas digan: “no estoy del lado de las mujeres, yo ni machista ni feminista sino pro igualdad y por ningún motivo soy radical”.

Las opiniones antifeministas frecuentemente surgen de la desinformación y de los propios prejuicios, sin darnos cuenta que el cargo profesional que ocupamos las mujeres o las libertades que disfrutamos son conquistas de los propios feminismos, de los que algunas afirman no formar parte.   

¿Pero qué es realmente el feminismo radical? A menudo el feminismo radical se asocia indebidamente con acciones como pintar paredes o participar en disturbios, pero estas no son representativas del verdadero significado de esta corriente de los feminismos.

El feminismo radical se denomina así porque busca la raíz de la opresión y se enfoca en cuestionar las relaciones de poder. Propone un cambio profundo en todos los niveles de la sociedad para derribar los sistemas de opresión. Su nombre, “radical”, no implica extremismo o violencia, sino que derribar la raíz de la opresión.

Y señalan que el patriarcado, entendido como un sistema de organización política, económica, social y sexual basado en la autoridad de los hombres sobre las mujeres, es la causa fundamental de la opresión de las mujeres. Por lo tanto, su objetivo no se limita a la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, como propone el feminismo liberal, sino a desmantelar el patriarcado en su totalidad, pues ven en él la raíz de la explotación.

Es importante subrayar que el feminismo radical no promueve la violencia ni la incitación al odio. Todas las formas de violencia y discriminación por motivos de género, raza, orientación sexual u otra característica personal, son inaceptables y contrarias a los principios feministas.

Es comprensible que haya desconocimiento acerca del feminismo radical, ya que incluso la palabra “radical” puede generar ciertas connotaciones negativas que como ya mencioné, parten del desconocimiento. Sin embargo, es fundamental buscar informarse sobre las diferentes corrientes de los feminismos para entender que todas tienen como objetivo común la búsqueda de igualdad para todas las personas, más allá de su género.

Para avanzar hacia una sociedad más igualitaria es necesario reconocer que los feminismos no persiguen privilegios o superioridad para las mujeres, sino simplemente los mismos derechos y oportunidades que ya disfrutan los hombres. Y los derechos no son una cuestión de opiniones ni son negociables. Los feminismos luchan por el ejercicio pleno y efectivo de los derechos humanos de las mujeres y nos invitan a cuestionar y desmontar las estructuras de poder que perpetúan las desigualdades.

Espero que este comentario sea útil para aclarar los malentendidos sobre el feminismo radical y su verdadero propósito. 

Al final, lo que deberíamos hacer es promover una verdadera igualdad de género en nuestra sociedad. 

Porque con la igualdad nadie pierde: todos y todas ganamos.

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