El fin del neoliberalismo

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Fue hace tiempo que nos informaron que se había terminado el neoliberalismo en México. Quienes siguen al gobierno lo celebraron, como el final de una oscura etapa de nuestra historia. Y desde entonces, siempre que hay problemas o dificultades se culpa al “periodo neoliberal”.

Una de las principales propuestas neoliberales es reducir el gobierno a su mínima expresión, reducir las regulaciones sobre empresas públicas y privadas, como las evaluaciones de impacto ambiental o libre competencia. 

Hoy, qué vivimos en el periodo “post neoliberal” – aún no le han puesto un nombre como “periodo del bienestar”, ¿qué está pasando? En primer lugar, no gran cosa ha cambiado: el sistema capitalista sigue funcionando básicamente igual. 

Pero no solo eso: ha habido un combate sistemático contra los órganos reguladores, aquellos que buscan evitar la destrucción ecológica o los abusos por parte de los monopolios. Uno de los grandes decretazos del gobierno ha sido justamente para intentar erradicar las evaluaciones de impacto ambiental, por ejemplo.

También han arremetido contra los organismos que buscan evitar que empresas como la Comisión Federal de Electricidad tomen acciones que afecten el libre mercado. Y la última decisión de este gobierno no neoliberal que tenemos no podría ser más preocupante: suspender toda contratación del Estado. 

Esto claro, con excepciones. 

Las Fuerzas Armadas están a salvo, ya que son las favoritas de Palacio Nacional. También el IMSS-Bienestar, que anda desesperadamente tratando de llenar el agujero que dejó la desaparición del Seguro Popular. Y se salvaron las embajadas y consulados.

El resto del gobierno, al enterarse que el 31 de mayo ya no podrían llenar plazas o contratos, corrieron a contratar como si fuera el apocalipsis. Nuestras fuentes nos reportan largas filas desde el viernes 27 y el lunes 30 en diversas instituciones públicas, tratando de llenar las vacantes como fuera para no perder recursos o plazas.

Esto suele suceder cerca del fin de año, cuando hay que ir cerrando las cuentas del gobierno. Pero que pase antes de medio año nos manda una señal preocupante: ¿es que la Secretaría de Hacienda se está dando cuenta que se están quedando sin dinero?

Sabemos bien que la gente que paga impuestos está siendo apretada con fuerza por el Sistema Tributario. Las organizaciones de la sociedad civil y fundaciones están enfrentando más multas y presión que nunca. Y sin embargo, la base tributaria crece lentamente. 

Esto porque la recuperación del mercado laboral durante el año pasado se basó en trabajos informales y precarios, de acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI.

Las obras faraónicas del gobierno, como el Tren Maya o la refinería de Dos Bocas están consumiendo millones de pesos, igual que los programas sociales que siguen sin reducir la pobreza. 

¿A qué afecta este recorte súbito? A la ciencia, a los programas de protección a las mujeres, a la prevención de violencia, al combate a la discriminación, a la cultura, entre muchos programas más. Todo aquello que esta administración no considera importante. Y por supuesto, implica adelgazar al Estado. 

Entonces ¿se acabó el neoliberalismo? En realidad, los padres de esa política económica, como Milton Friedman y los Chicago Boys, estarían muy orgullosos del nuevo México.

Porque más allá de cualquier discurso, de cualquier frase, hoy nuestro país está más cerca de su sueño neoliberal que nunca.

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