El fiscal incómodo

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Autonomía, profesionalismo, honradez, eficiencia, respeto a los derechos humanos. Todo esto prometió Alejandro Gertz Manero al ser nombrado el primer fiscal en México, tras la reforma legal que convirtió a la vieja Procuraduría en la Fiscalía General de la República.

Y es exactamente en todo lo que ha fallado. Escándalo tras escándalo, drama tras drama, abuso tras abuso, Gertz ha puesto primero su ambición, venganzas personales y entreguismo al gobierno, que su enorme responsabilidad. Esto es muy grave en cualquier lugar, pero lo es especialmente en México. 

Lo es en nuestro país porque ya éramos uno en el cual el sistema de justicia estaba quebrado. Altísimos índices de impunidad en casi todos los delitos, personas inocentes encarceladas y culpables libres, corrupción y manejo faccioso de la justicia eran la norma. 

Una de las grandes promesas de este gobierno era romper con ese ciclo perverso, iba a reconstruir la confianza en las autoridades y hacer de este un país de leyes. Pero es todo lo contrario a lo que está pasando.

El más reciente escándalo que lo involucra es el de un informe de la Unidad de Inteligencia Financiera que habla de transferencias millonarias a él, sus familiares y paraísos fiscales desde la Universidad de las Américas. El informe habla de millones de pesos que habría recibido desde 2012 y al menos hasta el año pasado. 

Estas transferencias, que deberían parecernos graves y que exigen una explicación, son poco frente a otro drama: el de una serie de audios filtrados a la prensa en los que se deja en claro que el fiscal está violando el debido proceso de acusadas al obtener proyectos de sentencia de forma irregular, así como admitir que tiene influencia sobre varios magistrados de la Suprema Corte de Justicia, incluso sobre el presidente, Arturo Zaldívar.

La grabación es producto de espionaje y es ilegal, por lo que no puede ser usada como prueba. Pero nos dice varias cosas. Primero, que el fiscal no tiene empacho en presionar a jueces para lograr sentencias, en este caso una muy personal: el juicio contra su cuñada, a quién acusa de haber sido negligente en los cuidados de su hermano.

Se llama Alejandra Cuevas, y está en prisión en un proceso que ha demostrado que la legalidad en México depende del poder de tu acusador. No hay razón para que esté en prisión preventiva, según han dicho especialistas, pero fue encarcelada apenas el fiscal tomó las riendas de la FGR. Un caso de claro abuso de poder, desde cualquier perspectiva.

Segundo, nos da cuenta de la prepotencia y misoginia de Gertz. Por muy personal que sea la conversación, está hablando con su segundo abordo, Juan Ramos López, sobre un caso que quiere manipular para lograr su objetivo: dejar en la cárcel a su cuñada.

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