Interseccionalidad

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Seguramente han escuchado la palabra Interseccionalidad. En el Blog del Banco Interamericano de Desarrollo dicen que en el 2021 fue la palabra más buscada en Google desde el 2004. ¿Pero a qué se refiere este término? 

La interseccionalidad es un concepto que sirve como una herramienta de análisis para entender cómo diferentes aspectos de la identidad de una persona, como la etnia, el género, la edad, la orientación sexual, se cruzan e interactúan con los sistemas de poder y opresión. 

Es decir, que intenta explicar por qué hay poblaciones que sufren más de una discriminación al mismo tiempo. Las condiciones de una persona se combinan de distintas formas, generando desigualdades o privilegios. 

El concepto acuñado por la académica de derecho Kimberlé Crenshaw en 1989, fue utilizado originalmente para resaltar las experiencias de las mujeres negras y las formas en que fueron marginadas y pasadas por alto tanto en el feminismo como en los movimientos antirracistas por los derechos civiles.

Actualmente el concepto de interseccionalidad se utiliza en los análisis y el diseño de políticas y programas para reducir la desigualdad de todos los grupos marginados. Y sirve para reconocer la naturaleza compleja y multifacética de la opresión. 

En Julio se conmemoran dos días relevantes sobre los que hay que reflexionar desde la mirada de género, pero también de la interseccionalidad: el Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente y el Día Internacional del Trabajo Doméstico.

En México, la situación de discriminación que aun enfrentan las mujeres afro mexicanas y las mujeres indígenas que trabajan como trabajadoras domésticas sirven como poderosos ejemplos de los desafíos que surgen de la interseccionalidad. 

Estas mujeres suelen enfrentar invisibilidad y exclusión tanto dentro de sus comunidades étnicas como en la sociedad en general, tanto por su origen, como por su condición de vulnerabilidad económica, como por el hecho de ser mujeres. Las múltiples condiciones que conforman su identidad a menudo son ignoradas o rechazadas.

Las mujeres afro mexicanas son frecuentemente marginadas debido a su raza, género y clase social, que se cruzan para crear formas únicas de discriminación. A menudo enfrentan prejuicios y estereotipos que resultan en oportunidades limitadas para avanzar en educación, empleo y participación política. Incluso en ocasiones tienen dificultades para ser consideradas mexicanas, porque tenemos la creencia que en México somos de piel morena pero no con raíces africanas. Además, con frecuencia las personas afro mexicanas experimentan prejuicios sobre su sexualidad o su nivel de educación. 

De manera similar, las mujeres indígenas que trabajan como trabajadoras domésticas en México enfrentan formas intersectadas de opresión. Se enfrentan no solo a la discriminación racial y de género, sino también a la explotación basada en su clase dentro del mercado laboral. Las mujeres indígenas se encuentran entre los grupos más vulnerables y explotados en México, a menudo sujetas a salarios bajos, largas horas de trabajo y duras condiciones laborales. Su identidad como mujeres de ascendencia indígena agrava su vulnerabilidad, exponiéndolas a un mayor maltrato y discriminación.

Estos ejemplos ilustran cómo la interseccionalidad nos permite comprender los desafíos únicos que enfrentan las mujeres. En los casos de las mujeres afro y las trabajadoras domésticas destaca las formas en que sus experiencias son moldeadas por múltiples sistemas interrelacionados de opresión, incluyendo el racismo, el sexismo y el clasismo.

Las exclusiones interseccionales no son exclusivas de estos grupos. Las personas de color dentro de los movimientos LGBTQ, los dobles desafíos y violencias que enfrentan las mujeres migrantes o la discriminación a las mujeres trans dentro de los movimientos feministas. 

Sabemos que niños y niñas indígenas y de afros tienen mayores riesgos de caer en la ruta que los lleva de las expulsiones de la escuela, al abandono escolar que los encamina a las pandillas o al encarcelamiento. Todas son poblaciones que enfrentan vulnerabilidades derivadas de las intersecciones de diversas formas de opresión.

La interseccionalidad se ha convertido en una herramienta indispensable para generar inclusión. Proporciona un marco para comprender las complejidades de las circunstancias humanas y empodera a grupos marginados para desafiar los sistemas que niegan su existencia y sus derechos, animándolos a desarrollar sus propias narrativas y luchar por su inclusión en la agenda pública.

La interseccionalidad requiere que tanto los individuos como la sociedad en su conjunto reconozcan y aborden las formas de discriminación que existen. Es crucial que la comprensión y la conciencia se traduzcan en acción, ya que solo entonces podemos luchar verdaderamente por la inclusión y visibilidad de todos los grupos marginados en la sociedad.

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