Xóchitl

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Un nuevo nombre ha surgido en la lista de candidatos a la Presidencia de la República: Xóchitl Gálvez. Ha sido una gran sorpresa, ya que hasta hace unos días solo había sido mencionado su interés por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.

Pero, ¿quién es Xóchitl Gálvez? Actualmente es senadora por el Partido Acción Nacional. Es una mujer de origen indígena que saltó a la política en los tiempos de Vicente Fox. Ingeniera de profesión, montó una empresa de tecnología e inteligencia artificial, cuando este tema aún no era tan utilizado, ni estaba tan de moda como ahora.

El éxito de su empresa fue uno de los pilares para poder abrir una fundación para electrificar a las comunidades indígenas. Llevar luz a comunidades aisladas y cambiar con ello la realidad de sus pobladores le valió su presencia en el Foro Económico Mundial de Davos, en Suiza.

Ahí recibió un premio en reconocimiento al impulso del desarrollo de comunidades indígenas. También fue ahí cuando llamó la atención del entonces presidente Vicente Fox, quien al conocer su trabajo se propuso sumarla a su equipo.

Por cierto, Xóchitl confiesa que en la elección de 2002 no votó por Fox, sino por Gilberto Rincón Gallardo. Le conmovía el gran esfuerzo y valentía de ese hombre con discapacidad para llegar a donde había llegado y para ella eso, junto a su integridad, lo hacía el candidato idóneo para lograr un México más justo.

Pero regresemos a Fox: no fue sencillo, pero finalmente la convenció de formar parte de su equipo como comisionada Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.

Ella se enfocó en un país multilingüe y multicultural como lo es México, en trabajar por la reivindicación de los pueblos indígenas invisibilizados desde la Revolución Mexicana.

Su nombre hoy hace ruido y por primera vez un posible candidato de la oposición mueve de su lugar cómodo y seguro al partido oficialista.

Pensemos que Xóchitl reúne características competitivas con las llamadas corcholatas. Cuenta con una trayectoria política y experiencia administrativa; es mujer y progresista; y quizá lo más importante, se puede presentar como alguien “cercano” al pueblo. De ahí viene.

Eso es clave en una campaña electoral que estará marcada por el debate entre “oligarquía” y “el pueblo”.

Es la única opción de la oposición que puede capturar esa posición de no ser parte de la llamada “élite rapaz” que tanto critica el presidente.

Así que no nos extrañe que los ataques en su contra se incrementen desde Palacio Nacional.

La pregunta es si la oposición será lo suficientemente inteligente para impulsarla. Si pesará más darle paso a la capacidad, carisma e inteligencia de una mujer que lo mismo se burla de ella misma, como entiende los temas necesarios para trabajar por el desarrollo y la seguridad de México, o seguirán enquistados en sus intereses y privilegios, y dejen pasar la oportunidad de siquiera competir con el partido en el poder.

¿Tendrán la visión para hacerlo?

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