Falta de personal para operar ventiladores disparó mortalidad de COVID-19 en México

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Cuando inició la pandemia por COVID-19, la principal preocupación parecía ser la falta de ventiladores mecánicos que ayudaran a los pacientes más graves. Por eso, se compraron, al menos, 5,272 de estos aparatos a China y Estados Unidos

Sin embargo, cuando los hospitales comenzaron a saturarse de personas infectadas del nuevo coronavirus, la falta de ventiladores mecánicos era lo de menos, no había quién los manejara. 

Fue cómo tener un estacionamiento lleno de autos de lujo, pero sin pilotos. “Los hospitales se convirtieron en cementerios de ventiladores, sin alguien que los pudiera usar”, nos dijo Rey Pineda Gudiño, neumólogo en el área COVID-19 del Hospital Central Militar y el Hospital Ángeles de Polanco.

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Ocho de cada 10 personas que fueron conectadas a los ventiladores fallecieron, como muestran los datos de la Secretaría de Salud. 

Puedes tener un avión súper seguro y la posibilidad de que se caiga es mínima, siempre y cuando lo maneje un experto, porque si lo maneja alguien que no tiene conocimientos de aviación, lo más probable es que se caiga y se mueran todos los pasajeros. Con el uso de los ventiladores sucede lo mismo”, nos dice José Miguel Gómez Cruz, intensivista del Hospital Español.

Desde hace un año, distintos especialistas nos advirtieron que no bastaba con comprar más ventiladores, se necesitaban suficientes especialistas para operarlos, como documentamos en mayo de 2020 en esta nota.

Más de la mitad de las defunciones de personas intubadas se registraron entre mayo y agosto de 2020, aún cuando hubo más casos confirmados de contagios entre noviembre y diciembre lo que muestra que durante ese periodo fue la curva de aprendizaje para el personal médico que empezó a utilizar un ventilador mecánico por primera vez, de acuerdo con los especialistas consultados por Cuestione.

¿Cómo les va en otros países? 

En momentos previos a la pandemia, los especialistas consultados concuerdan en que la tasa regular de mortalidad era de entre el 30 y 50% en casos de neumonía; la misma que presenta Europa en estos momentos de emergencia sanitaria entre los pacientes que entran a terapia intensiva, de acuerdo con los datos recopilados por la Asociación de Anestesiólogos.

Otros países latinoamericanos, con sistemas de salud parecidos a los de México, se están enfrentando a una situación similar: en Brasil 80% y Argentina 62% de las personas intubadas fallecen, aunque en Chile esta proporción disminuye a 59.4%.

Lo que arrojan los datos de la Secretaría de Salud es que el 83% de las personas intubadas fallecieron. El 73% se concentró entre los 50 y 80 años de edad. Y aunque en menor proporción (1%) también murieron personas entre los 0 y los 17 años de edad que fueron intubadas.

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Déficit en especialistas

Solo los especialistas en neumología, inhaloterapia, anestesiología, terapia intensiva y urgencias cuentan con el entrenamiento para operar estos aparatos. 

Sin embargo, en nuestro país sólo hay poco más de 18,000 médicos y médicas con estas especialidades, de acuerdo con un estudio elaborado en la Facultad de Medicina de la UNAM. 

Jorge Alcocer, secretario de Salud, reconoció al inicio de la pandemia que se necesitaban hasta 10 veces más neumólogos de los que había en el país para hacer frente al coronavirus, pues México tiene un déficit de 200,000 profesionales de la salud para esta pandemia.

Por eso, el gobierno se dio a la tarea de contratar más personal médico, en total, unos 44,247 entre enfermeras y médicos y médicas en general y sólo contrató a 3,675 especialistas, según reveló el propio Alcocer en mayo del año pasado.

Como la mayoría de las personas contratadas fueron médicas y médicos en general, se hicieron capacitaciones exprés para la operación de ventiladores, según nos confirman Pineda Gudiño y Gómez Cruz. Sin embargo esto no fue suficiente, porque para aprender a operar un ventilador de forma correcta, se necesitan tres años como mínimo.

“Las capacitaciones eran patadas de ahogado, una medida de desesperación porque al final no van a adquirir los conocimientos que se requieren en pocos días, ni en un año”, nos dice Pineda Gudiño.

“Lo que vimos fueron médicas y médicos de otras especialidades en el área de terapia intensiva operando ventiladores, pero tuvieron que ingeniárselas para hacerlo, pero no fue suficiente, es como si a nosotros nos pusieran a dirigir una película, no es una tarea que se aprenda en un año”, nos dice Pineda Gudiño.

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Los riesgos de la intubación

Una persona sin capacitación operando un ventilador mecánico puede generar más daño, que ayudar, nos explicó también el neumólogo Andrés Ferrer Durá

Hay más de 20 variables que los especialistas que operan estos respiradores deben tener en cuenta y monitorear todo el tiempo, nos dice Pineda Gudiño.

Antes de que un paciente sea conectado a un ventilador mecánico tiene que ser sedado. Así, sus músculos se paralizan y el aparato puede entrar sin dolor ni molestias a la tráquea de la persona. 

Si su oxigenación es menor al 30%, se conecta al respirador que suple la función de los pulmones, los cuales, tras conectarse al ventilador, funcionan como un globo al que, cuando le entra mucho aire, aumenta el riesgo de romperse.

“La pandemia al fin sobrepasó nuestros recursos sanitarios y se tuvo que recurrir a algunas terapias intensivas improvisadas, se hizo lo que se pudo”, reconoce Pineda Gudiño. 

Enfrentarse a una enfermedad nueva como la COVID-19, fue un reto enorme para todos los países del mundo, sin embargo, si contáramos con un sistema de salud más fuerte, la letalidad hospitalaria en el país no sería tan alta.

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