Feminicidios en la CDMX: mapa de riesgo

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Aumenta la violencia de género y feminicidios en la capital

Luz Adriana, de 19 años, amaba a los animales y quería ser veterinaria. Rescataba a perros de la calle –así llegó a formar una manada de seis, además de un gato y dos cuyos. Pero el 31 de marzo de 2017 no dio de comer a sus mascotas, no tomó el dinero que sus padres le habían dejado para el gasto del día y ya no volvieron a saber de ella.

La misma noche de su desaparición, en su cuenta de Instagram, fue publicada una nueva foto junto con la leyenda: “Necesito más fiestas como esta”, aunque en el fondo no se veía ninguna fiesta, y la blusa de rayas azules y blancas con la que aparece estaba en su casa, es decir, la foto no fue tomada el día que fue subida a la red.

Antes de ese día, los padres de Luz, Alan y Wendy, esperaban expectantes los resultados de admisión a la universidad de su hija. Sin embargo, un mes después de su desaparición se encontraba en una sala del Instituto de Ciencias Forenses (Incifo), esperando poder identificar si el cuerpo de una joven, hallado el 8 de abril, se trataba de su hija. El resultado fue positivo.

Entre 2012 y 2018, el número de mujeres asesinadas (víctimas de feminicidio incluídas) en la Ciudad de México pasó de 155 a 180, con picos, como en 2014, en donde se registraron 194 casos, de acuerdo con la Procuraduría de Justicia de la CDMX (PGJ-CDMX).

Las alcaldías más peligrosas para las mujeres –respecto a sólo asesinatos de mujeres– son: Iztapalapa (175), Gustavo A. Madero (151) y Cuauhtémoc (88), entre las tres concentran el 47% de los homicidios en contra de las mujeres.

En la contraparte, las alcaldías con menos homicidios en contra de mujeres son: Cuajimalpa (10), Milpa Alta (17) y Magdalena Contreras (20).

Pese a que Cuestione solicitó una entrevista con las autoridades de la PGJCDMX para hablar del problema de feminicidios, aún no se obtenía respuesta a la hora de la publicación de este artículo.

Para saber más: Feminicidios clasificados como suicidio… ¿Qué están haciendo mal las autoridades?

¿Cómo se demuestra un feminicidio?

Lydia Osorio fue asesinada el 17 de abril de 2017, mientras trabajaba en una mueblería, en la alcaldía Gustavo A. Madero. Su esposo, José Luis, vive con el recuerdo de ese día: “Me habla mi concuño y me dice: ‘oye, necesito que llegues a la mueblería porque pasó algo muy grave”. Cuando llegó, lo primero que vio fue una patrulla. Entró gritando el nombre de su esposa, pero no hubo respuesta. En la segunda planta, José Luis encontró el cuerpo.

Ese día, los peritos de la PGJCDMX le informaron que no realizarían la autopsia, porque el nombre de su esposa estaba mal escrito en el acta de defunción. Corregir el error cometido por las propias autoridades le costó 500 pesos para “agilizar” el trámite, cuenta José Luis a Cuestione.

De la mueblería no se robaron nada, el único objeto que desapareció después del crimen fue el celular de Lydia. José Luis ha intentado que las autoridades le ayuden a rastrearlo, pero hasta el momento no ha sucedido: “Lo han hecho todo muy tardado. Me dicen ven tal día, y volvemos a lo mismo, no hay nada. Lo que me hacen sentir es eso, que quieren aburrirme para ya darle carpetazo”.

Entre las batallas que José Luis ha librado estos dos años ha sido la retipificación del crimen, inicialmente clasificado como homicidio simple, apenas este año, logró que fuese investigado como feminicidio, por la “saña” con la que fue cometido.

El cuerpo de Lydia fue hallado con varias cortaduras, una característica de feminicidio tanto a nivel federal, como local, indicó el abogado Rodolfo Domínguez, coordinador de la Asociación Civil Justicia, Derechos Humanos y Género.

“El feminicidio es un crimen de odio, de discriminación y se da por razones de género”, dice Domínguez. Si bien el feminicidio representa la expresión de violencia más alta contra una mujer, las características en la ley intentan abarcar las diferentes formas en las que se manifiesta esta saña, explicó.

El Código Penal de la Ciudad de México sólo reconoce cinco de las nueve características acordadas por las procuradurías del país en marzo, en casos cuando: hay abuso sexual; se presenten lesiones degradantes antes o después de perder la vida; la mujer haya estado incomunicada (secuestro, o desaparición); que demuestren que haya sido víctima de acoso, amenazas o violencia; o que su cuerpo haya sido dejado en un lugar público.

Por ejemplo, para la justicia en la CDMX no se trata de feminicidio, si una persona mata a su novia (relación cercana con el victimario, en la ley); mata a su empleada (relación de subordinación); ni si mata a una mujer por estar embarazada (estado de gravidez), mientras que en el Código Penal Federal sólo la última no está contemplada. El feminicidio se castiga con 40 a 60 años de prisión en este último código; y con 20 a 50 años y, si hay agravantes de 30 años y de 60 la máxima en el Código Penal de la Ciudad de México,

Es imposible saber cuántos casos han sido mal clasificados. Lo que sí sabemos, es que casi la mitad (44.5%) de las víctimas de feminicidio tenían entre 31 y 60 años; justo el rango de edad en que mayor número de mujeres trabajaban –como Lydia, de 52–, y pasan más tiempo en la calle y transporte público.

Mientras que para el grupo de mujeres de entre 18 a 30 años, se han visto casos de redes de trata, en los que destacan víctimas extranjeras, así como desaparición de niñas (0 a 17 años), ambos temas ligados al crimen organizado en la capital del país, señaló Domínguez.

¿Qué sigue?

Las autoridades de la Ciudad de México alistan mil botones, similares a un celular, que enviarán señales de ayuda a un centro de cómputo de las autoridades (C5), y que a su vez podrá enviar policías hasta donde una mujer lo oprima, gracias a tecnología de geolocalización. Verificar que la información llegue de forma correcta al C5 es la etapa en la que encuentra el programa “Código Violeta”, dijo la semana pasada la titular de la PGJCDMX, Ernestina Godoy.

El programa no está dirigido a todas las ciudadanas, sino a mujeres que han sido víctimas de violencia reiterada por parte de un agresor, principalmente, violencia de pareja. Los botones se entregarán después de realizar una entrevista en la PGJCDMX, Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia o la Secretaría de las Mujeres.

¿Servirá ese sistema para salvar vidas? ¿O será otra estrategia fallida? Por lo pronto, las víctimas siguen esperando justicia.

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