Incertidumbre reina en Argentina tras triunfo de Javier Milei

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Por Ricardo Rivas, corresponsal

Javier Milei, líder del partido de derecha La Libertad Avanza, un actor político novedoso, sin antecedentes de gestión política, “un recién llegado” como sostienen muchos especialistas, triunfó en las elecciones Primarias, Simultáneas y Obligatorias (PASO) que se desarrollaron en la Argentina el pasado domingo. 

Milei -con 7,116,352 votos- representa el 30.04% del electorado. Detrás se ubicaron, en el segundo lugar, Patricia Bullrich de la coalición Juntos por el Cambio, de centroderecha, con 6,698,029 votos (28.27%); y, en el tercer puesto, Sergio Massa, líder de la coalición en el gobierno Unidos por la Patria que consiguió captar 6,460,689 sufragios (27.27%). Entre Milei y Massa la diferencia es de 655,663 votos en favor del primero. Bullrich, por su parte, aventaja al tercero por 237,340 preferencias. Una notable cercanía entre quienes consiguieron subir al podio que suman 20,275,070 votos. 

Claramente, lo tradicional, lo de siempre, exhibe sus flaquezas y retrocede. El Frente de Todos, renombrado Unidos por la Patria en 2019, capturó unos 12 millones de votos. Hasta estas PASO perdió la mitad de aquel capital político abultado. Juntos por el Cambio, perdió desde entonces, poco más de 2 millones de sufragios. Las pérdidas -de la mano del descontento generalizado- son evidentes.

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La estadística oficial da cuenta también que 11 millones de personas se abstuvieron de concurrir a la llamada de las urnas. No es un dato menor. Quizás sea el indicador más adecuado para medir el descontento social. No es razonable simplificar el análisis para explicar esas ausencias, pero ese número de ausentes también es una forma de expresión que aún no se decodifica.

“La sociedad argentina está astillada, partida en mil pedazos luego de una década de estancamiento, de una economía que no funciona, ni resuelve, ni muestra una salida, de una configuración política polarizada que ya no le sirve a nadie, de años de pandemia e inflación”, sostiene para explicar el fenómeno el analista José Natanson en Le Monde Diplomatique. Recuerda también que “la sociedad había castigado al kirchnerismo (en 2015), al macrismo (en 2019) y al Frente de todos (en 2021)” y opina que “esta vez buscó algo completamente nuevo, la marca más rara que se ofrecía en la góndola (electoral), el vehículo más bizarro para gritar la ferocidad de su bronca, como si buscara más que decir algo: (forzar a) que le crean”.

Otro analista relevante, Carlos Pagni -en la misma línea de pensamiento- recuerda que tiempo atrás un investigador de opinión pública reveló que uno de sus entrevistados, incluido en un grupo focal, definió la política en este país como “un circo vacío” del que los concurrentes “nos fuimos” y, en consecuencia, “quedaron solos, sin público, los equilibristas, los trapecistas, los domadores de leones” pero “sobre todo, los payasos”. 

La sociedad argentina está enojada, pero se cuida de estallar. Muchas violencias cotidianas extinguen de inmediato cualquier idea violenta.

Lo que viene para Argentina

Lo sucedido electoralmente lejos de ser un punto final, como muchos suponen, es uno de partida. Javier Milei festejó, sí. Pero es preciso tener en claro que las elecciones presidenciales se desarrollarán el domingo 22 de octubre de este año y las PASO realizadas sólo operan como un ordenador que permitirá a las y los contendientes avanzar hasta aquella fecha en la que el electorado decidirá hacia dónde quiere encaminarse y con quiénes. 

En ese contexto, Milei, el triunfador, el candidato más votado individualmente en las primarias, para instalarse como ganador confiable deberá revalidar el triunfo y comenzó a hacerlo desde la noche en la que supo formalmente de su éxito. 

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Para hacerlo, reivindicó la década del presidente Carlos Menem (1989-1999) cuando el ministro de Economía, Domingo Felipe Cavallo, para contener la inflación dolarizó con paridad uno a uno. Un dólar era igual a un peso. A Javier Milei lo acompañan algunos de los más notables economistas y asesores financieros muy activos en aquellos años. Roque Fernández, Carlos Sánchez, Diana Mondino, son algunos de ellos y, al parecer, le proponen interpelar a los públicos con el futuro, pero con propuestas de pasado. 

Desde la madrugada del día siguiente a las PASO tanto en la Argentina como en los principales centros del poder global son muchas más las interrogantes que las certezas. ¿Qué pasará con Milei suena y resuena? ¿Se eliminará el Banco Central? ¿Se legalizará la compraventa de órganos? ¿Se reinstalará la dolarización? ¿Será legal la portación de armas? 

El factor abstencionista

Las y los candidatos tienen por delante poco más de 60 días para por lo menos consolidar los números que obtuvieron en las primarias y, para ampliarlos, deberán buscar crecimiento entre 11 millones de personas que no fueron a votar. Hacia allí tendrán que apuntar para por lo menos a participar de una segunda vuelta electoral que se dirimirá entre dos de los tres que resulten más votados. 

Hasta hoy, nada permite imaginar que en primera vuelta se definirá quiénes habrán de relevar al presidente Alberto Fernández y a la vicepresidenta Cristina Fernández desde el próximo 10 de diciembre cuando concluyan sus mandatos. 

Todo puede cambiar y todo puede resultar diferente. Pero, si los resultados de la presidencial se parecieran a los del domingo último, habría segunda vuelta. Si hubiera ballotage, los escenarios posibles no son muchos y en ellos, claramente, quienes disputarán serían Milei, Bullrich y/o Massa. Uno de ellos quedará afuera y, ante esa eventualidad, quien gobernará la Argentina se definirá el 19 de noviembre.  

Pero es relevante tener a la vista que la Argentina es un sistema presidencialista, republicano y con división de poderes. En ese contexto institucional, para la conformación del Parlamento no habrá segunda vuelta. Se definirá el 22 de octubre.

Este punto es importante porque las iniciativas más mencionadas por Javier Milei en el caso de que llegara a la presidencia es imprescindible que pasen por el Parlamento y la cantidad de diputados que el libertario podría conseguir -aún en la hipótesis de una elección récord- no serían suficientes para terminar con el Banco Central; dolarizar o cualquiera de ellas. 

Sobre 254 diputados hoy sólo tiene 2 y carece de senadores. No es un tema menor. En esa línea de imposibilidades, si decidiera operar sus ideas a través de consultas populares -figura incluida en la legislación argentina con la reforma constitucional de 1994- sus resultados, en ningún caso son vinculantes y, por tanto, los parlamentarios pueden ignorarlas. 

Impacto económico de los resultados

Por el contexto político, social, económico y financiero en el que se encuentra este país, el tiempo que resta para las presidenciales aparece como lejano. Muy lejano porque son demasiadas y para nada alentadoras las hipótesis de todo lo que viene con cada día.  

Para ser más claros: en los primeros dos días posteriores a las primarias en las que triunfó Milei, los bonos argentinos cayeron marcadamente. En algunos casos hasta un 40%, luego se recuperaron levemente, pero se mantienen en rojo púrpura. El gobierno devaluó el peso en casi un 18% “para darle más estabilidad a la economía hasta las elecciones del 22 de octubre”, informó el jefe de Gabinete de ministros y candidato oficialista para la vicepresidencia, Agustín Rossi. Las tasas de interés, la autoridad monetaria desde 97% las elevó hasta el 118%. 

El dólar, luego de esa medida, cotiza oficialmente a $365.50. Mientras, en el mercado ilegal, paralelo, blue o cómo se prefiera llamarlo, que el pasado viernes de la semana anterior se transó en torno de los $650 por unidad, entre lunes y martes se elevó hasta alcanzar los $715. 

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El Banco Central aumentó las tasas de interés 18%. La sobretasa conocida como indicador de “riesgo país” que mensura entre otras calificadoras JP Morgan, se ubicaba al mediodía martes 14 de agosto en 2.139 puntos porcentuales

El departamento de Estado dijo al diario Clarín en Washington que “espera cooperar con el próximo gobierno”. No se expresó sobre Milei ni sobre ninguno de quienes postulan para la presidencia. Coincidentes reportes que se publican en medios especializados en economía y finanzas en las más importantes plazas financieras aseguran que “el resultado de las PASO genera incertidumbre tanto en Wall Street como en Washington”. 

Los precios de los artículos de primera necesidad crecen y nada indica que podrían detenerse. Para tratar de hacerlo, el gobierno suspendió la exportación de carnes por una quincena y advirtió a las empresas frigoríficas por los incrementos en el valor de comercialización de esos productos. Pretenden que ese sector firme un acuerdo para no aumentar los precios. 

Esas amenazas se extenderán hasta alcanzar a los supermercadistas y productoras de alimentos. Hay quienes aseguran que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del mes de agosto podría elevarse hasta un 14% respecto de julio precedente. Anualizado, ese indicador ya se encuentra por encima del 114%. La palabra que más se escucha y lee, en todos los ámbitos, es “incertidumbre”. 

El presidente Alberto Fernández, después de la derrota del oficialismo y las principales reacciones en economía y finanzas, nada ha dicho y se encuentra en Paraguay para acompañar a su homólogo en ese país Santiago Peña quien asumió el cargo hoy. 

En el momento de los saludos protocolares coincidió con el ex presidente Mauricio Macri (2015-2019), especialmente invitado por el flamante gobierno paraguayo. La vicepresidenta Cristina Fernández también se mantiene en silencio e invisible al parecer, en la patagónica ciudad de El Calafate, su “lugar en el mundo”. 

Este final de ciclo, recién empieza.    

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