Dos ejemplos internacionales que demuestran que Dos Bocas no es viable

Compartir:

- Advertisement -

México tiene ya 6 refinerías

Jamnagar, en la India, se encuentra a unos 15 mil kilómetros de Tabasco, al sureste de México.

Ambos lugares no podrían ser más distintos, sin embargo, la refinería india de Jamnagar fue el modelo en el que se basó el Gobierno Federal para asegurar que la refinería de Dos Bocas –promesa de campaña de Andrés Manuel López Obrador–, tendría la capacidad de producción de 300 mil barriles al día, y que podría estar lista en tres años.

Esto, con un presupuesto de ocho mil millones de dólares, tal y como sucedió en la obra india. Pero la realidad es que… no fue así.

Para la construcción de Dos Bocas, la secretaria de Energía, Rocío Nahle, invitó a “las cuatro mejores empresas” – todas extranjeras -, pero ninguna de ellas pudo presentar ofertas que se acercaran a las expectativas (de presupuesto y tiempo) del Gobierno Federal. Las propuestas tenían un costo de entre 10 mil y 12 mil millones de dólares.

Te puede interesar leer: Empresas para la refinería, ni tan honestas

¿Para qué sirven las refinerías? Son instalaciones en donde el petróleo pasa por varios procesos químicos de purificación para convertirlo en sustancias más finas, como la gasolina base o el combustóleo.

Jamnagar: no hay punto de comparación

Gonzalo Monroy, experto en materia de inversión y desarrollo energético, explicó a Cuestione que la obra de Jamnagar en la India (inaugurada a finales de 2013) no tiene punto de comparación con la de Dos Bocas. De inicio, no se trató de una obra nueva, sino de la expansión de una refinería existente, para llevarla a producir de 780 mil a 1.2 millones de barriles al día; y, además, su construcción, aunque en efecto duró tres años, había tenido siete años de planeación.

“La falta de planeación de Dos Bocas, muy probablemente, la va a llevar a sobrecostos”, dice Monroy.

Un ejemplo más similar al contexto mexicano sería la construcción de la refinería Abreu e Lima, en Brasil. Durante su administración, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva decidió que el país necesitaba otra refinería. Se determinó que la construyera directamente Petrobras (la empresa gubernamental de petróleo en Brasil), a pesar de que tenía 34 años sin construir ninguna refinería (¿suena familiar?).

En un inicio, Abreu e Lima estaba programada para costar dos mil 500 millones de dólares, pero el proyecto chocó con la realidad y los costos se multiplicaron, en los casi 10 años que duró su construcción. Para su arranque de operaciones, en 2014, el gobierno había pagado casi 18 mil millones de dólares.

En abril pasado, Reuters dio a conocer que Petrobras planeaba vender ocho refinerías, entre ellas, justamente Abreu e Lima.

Construir una refinería nueva, cuando hay seis subutilizadas

México cuenta con seis refinerías instaladas: Salina Cruz (Oaxaca), Tula (Hidalgo), Cadereyta (Nuevo León), Minatitlán (Veracruz), Madero (Tamaulipas) y la de Salamanca (Guanajuato). Pero la producción de cada una de ellas ha ido cayendo con el tiempo, en gran parte, por falta de mantenimiento.

Fuente: Pemex

Gonzalo Monroy asegura que rehabilitar estas refinerías “sería la ruta adecuada”, en lugar de construir de cero una refinería nueva. “Sin embargo, López Obrador anda en busca del paraíso perdido, del Tabasco que recuerda de su adolescencia, en los 70, y lo quiere recuperar”, dice el especialista.

Con estas seis refinerías, México cuenta con una capacidad instalada de refinación de 1.2 millones de barriles diarios (casi tres veces la capacidad que tendría Dos Bocas). “Si se llevara la producción a 80% de esta capacidad, no necesitaríamos a Dos Bocas”, advierte Monroy.

Con todo, reconoce el especialista, no todas las refinerías podrían resultar viables de rehabilitar: “Madero ha estado fuera de circulación desde septiembre, salvo unas semanas que trabajo en febrero, pero se volvió a incendiar y paró. Quizá para esta refinería habría que evaluar si vale la pena inyectarle dinero o es mejor desmantelarla”.

Impacto ambiental, moneda en el aire

Para la construcción de la refinería de Dos Bocas aún falta la Manifestación de Impacto Ambiental, la cual debe ser presentada ante la Agencia de Seguridad Energía y Ambiente (ASEA), un organismo desconcentrado de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

Varias organizaciones medioambientales han alertado sobre los riesgos que conlleva la construcción y operación de una refinería en esta zona, como el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), el cual, incluso, ya presentó una denuncia ante la ASEA, por el desmonte ilegal de manglares, en noviembre pasado, incluso antes de que comenzara oficialmente el nuevo gobierno.

Además, la creación de refinerías va en sentido contrario de la tendencia mundial por producir energías más limpias (como la eólica o la solar). “En contraste con el sector hidrocarburos, que va en detrimento a nivel mundial, las energías renovables están mostrando su potencial y su competitividad en el mercado energético mexicano”, señaló Greenpeace México.

También José Ángel Gurría, secretario de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), alertó –al presentar el informe Financiando los Futuros Climáticos, Repensando la Infraestructura–, que “apostar por los combustibles fósiles es ir en contra del planeta, de la vida, de la salud de nuestros ciudadanos, y podríamos decir, de la evidencia y de la historia”.

¿Qué sigue?

Según los planes del gobierno federal, la construcción de la refinería de Dos Bocas comenzará este 2 de junio, creará 100 mil empleos y estará terminada en mayo de 2022.

SUSCRÍBETE A NUESTRO NEWSLETTER

Recibe las noticias más relevantes de México cada mañana, inicia tu día informado.