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¿El cardenal Posadas Ocampo realmente fue asesinado por los hermanos Arellano Félix? (segunda parte)

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El 24 de mayo de 1993 la violencia relacionada con el narcotráfico cobró una víctima insospechada: el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo. El prelado, quien según testimonios, manifestaba una ferviente oposición al crimen organizado fue asesinado a tiros en el Aeropuerto Internacional de Guadalajara en un incidente que para muchos permanece sin una explicación definitiva.

La versión oficial, a la que Cuestione tiene acceso, apunta a un caso de identidad equivocada. Es decir, se argumenta que los sicarios del cártel de los Arellano Félix confundieron al cardenal con alguien de su rival, Joaquín El Chapo Guzmán. 

Como le contamos en esta nota, el 24 de mayo de 1993 a las 15:30 pm el cardenal se encontraba dentro de su automóvil Ford Grand Marquis en el estacionamiento del aeropuerto, cuando un grupo de hombres armados abrió fuego contra su vehículo.

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Tomado de forma textual del Informe de la PGR, una de las primeras actividades que realizó como presidente Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000) fue crear en la entonces Procuraduría General de la República (PGR) una Subprocuraduría especial encargada del esclarecimiento de los homicidios del cardenal Juan Jesus Posadas Ocampo, del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio y del líder nacional del PRI, José Francisco Ruiz Massieu.

El informe rememora que el día lunes 24 de mayo de 1993, en el Aeropuerto Internacional de la ciudad de Guadalajara, fueron privadas de la vida siete personas. Entre ellas, el cardenal Ocampo y dos sicarios de Joaquín Guzmán Loera. 

Se trató de Ramón Flores Flores, gatillero de El Chapo Guzmán, de 25 años de edad, casado, originario de Bachoco, Sinaloa. Y José Rosario Beltrán Medina, gatillero de Guzmán Loera, de 21 años de edad, originario del Rancho “El Carrizo”, Sinaloa. 

También fueron asesinados dos civiles que transitaban en ese momento en el aeropuerto. Uno de ellos, Juan Manuel Vega Rodríguez, de 41 años de edad, originario de San Isidro Mazatepec, Jalisco, “un obrero en tránsito hacia la ciudad de Los Ángeles, California” detalla el expediente. Y Francisca Rodríguez Cabrera, de 70 años de edad, casada, originaria de San Francisco Mazatepec, Jalisco, de ocupación ama de casa, “ usuaria del aeropuerto en tránsito hacia la ciudad de Los Ángeles, California”. 

Además de Juan Jesús Posadas Ocampo, murieron dos choferes que lo transportaban. Pedró Pérez Hernández, de 44 años de edad, originario de La Hacienda “El Cabezón”, municipio de Ameca, Jalisco, y Martín Alejandro Aceves, de 25 años de edad, soltero, chofer del entonces presidente municipal de Arandas, Jalisco, originario y vecino de esa misma localidad.

Estas son las otras hipótesis que la PGR también rechazó

V. El cardenal Posadas Ocampo fue victimado por grupos de poder para desestabilizar al Estado mexicano 

Varios testimonio incluidos en el expediente de la Subprocuraduría Especial aseguran que el asesinato del prelado mexicano fue perpetrado por grupos de poder que pretendían desestabilizar al país y en el que pudieron participar “políticos resentidos, quienes tienen como finalidad recobrar el poder, asestando dos golpes certeros; uno de ellos a la Iglesia y otro al Estado”, se lee en la página 24 del informe. 

Sin embargo, la procuraduría subraya que todos esos testimonios “carecen de sustento alguno y por ende no tienen validez jurídica”.

Si la finalidad del crimen hubiera sido la de desestabilizar el país, argumenta la institución, éste no hubiera ocurrido en tales circunstancias. Es decir, que “el día 24 de mayo de 1993, en el lugar de los hechos, hubo un enfrentamiento entre grupos rivales de narcotraficantes, los cuales se cobraban viejas rencillas y con ello pretendían lograr el monopolio del mercado de la droga”, puntualiza el informe. 

VI. Un complot


El diácono Adelelmo Arellano Arellano, en su comparecencia del 7 de abril de 1994, dijo que un compañero seminarista, de quien no podía revelar su nombre, le comentó, aproximadamente un mes después del asesinato, que una persona trató de entrevistarse con el cardenal para advertirle sobre un complot o emboscada para asesinarlo, de lo cual tenía pruebas. “Pero como no se pudo entrevistar con él, no le pudo dar esa información”, se lee en la investigación. 

La única persona que podía confirmar esa información era el obispo auxiliar de Guadalajara, Adolfo Hernández Hurtado, quien habría recibido al sujeto en su despacho. Sin embargo, el sacerdote de entonces 74 años “insistió sistemáticamente no recordar ese suceso”. Por eso, “hubo una imposibilidad material para investigar esa hipótesis, por carecer del mínimo de información que se requiere para tal efecto”, señala el expediente. 

VII. El cardenal Posadas Ocampo fue asesinado por mafias internacionales que, preocupadas porque los narcotraficantes mexicanos invadían su mercado en Estados Unidos, querían inculparlos para que se vieran acosados y perseguidos. De esa manera, disminuiría su poder


En esta hipótesis el expediente destaca que la lucha contra el narcotráfico es compleja y la enfrenta el gobierno a través de organismos especializados como la PGR, el Instituto de la lucha contra las drogas y la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Por ello, “se estima que esta obligación no requiere de provocaciones ni intrigas para que se siga combatiendo contra los grandes zares de la droga”, se lee en expediente armado en 1995.

“Podemos aseverar que resulta inverosímil que mafias internacionales hayan podido hacer converger a dos bandas de narcotraficantes y a un alto jerarca eclesiástico en un mismo lugar, el Aeropuerto Internacional Miguel Hidalgo de Guadalajara, Jalisco, en un mismo día, el 24 de mayo de 1993 y más aún a una misma hora, las 15:30 de la tarde”, se detalla en el expediente. 

El documento subraya que  la pugna por el mercado de los narcóticos se agudizó en México en el año de 1989, tras la detención del capo de la droga Miguel Ángel Félix Gallardo. Luego de ello sus principales sicarios formaron sus propias organizaciones, “generando una violencia y anarquía desmedidas” en busca del dominio absoluto en los estados de Baja California, Sonora, Sinaloa, Durango, Jalisco, Guerrero, Michoacán, Oaxaca y Guanajuato.

Después de detallar la agenda de viaje del cardenal Posadas Ocampo y explicar la guerra entre distintos cárteles de la droga en la década de los 80’ y 90’, la investigación determina que debe “descartarse de una manera total y categórica” la hipótesis de que la mafia internacional estaría detrás del asesinato del cardenal por  considerarlo “inverosímil e inadmisible”.

VIII. El Ford Gran Marquis blanco último modelo

FOTO: CUARTOSCURO.

La octava y última hipótesis del expediente es la única concluyente para la PGR: el cardenal Posadas Ocampo fue confundido y asesinado por la banda de los hermanos Arellano Félix. 

Según el documento, en mayo de 1993 los hermanos Arellano Félix tuvieron conocimiento de que su enemigo y eterno rival por la supremacía en el comercio de los narcóticos se encontraba en Guadalajara. En compañía de sus sicarios, se trasladaron de la ciudad de Tijuana a la ciudad de Guadalajara para liquidar a “El Chapo” Guzmán.

De acuerdo con la averiguación previa 1132/93, Ramón Arellano le indicó a sus secuaces que uno de los vehículos que El Chapo utilizaba de manera personal era de la marca Ford, tipo Grand Marquis, color blanco, de modelo reciente. 

El día 18 de mayo llegan a la ciudad de Guadalajara un grupo aproximado de 14 pistoleros pertenecientes a la banda de los Arellano Félix, todos al mando de Ramón Arellano. Cacería que culminó el día 24 de mayo de 1993, ya que el enfrentamiento entre estos grupos de mafiosos da como resultado la muerte del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo y la de seis personas más, ello en virtud de que el cardenal aludido arribaba al aeropuerto a bordo de un vehículo Ford, Gran Marquis, color blanco, último modelo”, concluye el expediente ministerial. 

La vida del Cardenal antes del asesinato

FOTO: REDES SOCIALES.

De acuerdo con el expediente en manos de Cuestione, el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo nació el 10 de mayo de 1926 en la ciudad de Salvatierra, Guanajuato, sus padres fueron Juan Bautista Posadas Díaz y María Ocampo Pérez.

Fue ordenado sacerdote el día 23 de septiembre de 1950 en la ciudad de Pátzcuaro, Michoacán. Fue vicario y posteriormente profesor de latín, filosofía y teología en el seminario mayor de Morelia.

El papa Paulo VI lo nombró obispo de Tijuana el 21 de marzo de 1970, recibiendo la consagración el 14 de junio de ese mismo año de manos del arzobispo de Morelia, Manuel Martín del Campo y Padilla, lugar donde permaneció por 12 años.

El 28 de diciembre de 1982 fue trasladado a la diócesis de Cuernavaca, para suceder a Sergio Méndez Arceo. Permaneció en esa circunscripción eclesiástica por cuatro años.

FOTO: CUARTOSCURO.

El 15 de mayo de 1987 fue nombrado por el papa Juan Pablo II arzobispo de la ciudad de Guadalajara, en sustitución del cardenal Juan Salazar López.

En junio de 1991, el papa Juan Pablo II lo designó el Quinto Cardenal de la Ciudad de Guadalajara. En esa misma ciudad fue asesinado, el 24 de mayo de 1993, hoy hace 31 años, y sus restos mortales se encuentran en la Catedral Metropolitana de la misma capital.

El asesinato de Posadas Ocampo conmocionó a la sociedad mexicana y dejó una profunda huella en la comunidad católica. A pesar de las investigaciones y juicios posteriores, las preguntas persisten y el caso sigue siendo objeto de controversia y cuestionamientos sobre los verdaderos motivos detrás del crimen.

FOTO: CUARTOSCURO.

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