Salen mexicanos de Haití, pero la crisis se profundiza en la Isla

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Este 1 de abril 34 personas de nacionalidad mexicana fueron evacuadas de Haití por orden del presidente, Andrés Manuel López Obrador. La operación fue llevada a cabo por la Secretaría de Relaciones Exteriores en coordinación con la Marina. Debido a la situación de violencia en la capital Puerto Príncipe el aeropuerto lleva cerrado desde hace un mes, por lo que el rescate se dio por la vía marítima. 

A bordo del buque “BAL 02 Isla Holbox” 20 hombres y 14 mujeres, seis menores y una persona adulta mayor salieron con bien de este país. Varias naciones del mundo, como México, han evacuado a sus nacionales de la isla que se encuentra casi completamente bajo el mando de las pandillas. Quienes permanecen ahí –en su mayoría haitianos– están atravesando una de las mayores crisis de gobernabilidad y de derechos humanos en su historia reciente. 

En las últimas tres semanas más de 53,000 haitianos han huído de la capital desde que el primer ministro Ariel Henry renunció al cargo. Henry se convirtió en primer ministro después de que el presidente Jovenel Moïse fuera asesinado en 2021, y se rehusó a llamar a elecciones con la promesa de que sería él quien traería estabilidad a Haití, pero eventualmente permanecer en el poder se volvió insostenible y se vio obligado a dejar el cargo.

El vacío de poder en este país caribeño es evidente y mientras un consejo de transición se debate cómo debe ser gobernado Haití, el poder de facto está en las manos de las pandillas. 

Una crisis humanitaria

La situación de derechos humanos en Haití se ha deteriorado significativamente en los últimos meses por la violencia que ejercen los grupos criminales y pandillas que han tomado control de la isla. Según un reporte del Alto Comisionado de Derechos Humanos de las Naciones Unidas los civiles en Haití se han vuelto el blanco de las pandillas que tienen sitiada la capital y reinan con terror sobre ella. 

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El control de carreteras y caminos, la violencia sexual, los secuestros, los asesinatos colectivos, los saqueos, la quema de edificios y el reclutamiento forzado de menores a grupos criminales están entre las principales preocupaciones en materia de derechos humanos que identificó la ONU en Haití. 

Las Naciones Unidas registraron en 2024 por lo menos 1,962 secuestros, al igual que 4,451 personas asesinadas y 1,668 heridas como resultado de la violencia pandillera. También se ha registrado una cantidad significativa –528– de linchamientos en comunidades que, a falta de una autoridad, buscan defenderse de estos grupos criminales. 

La mitad de la población que permanece en la Isla se encuentra en una situación de inseguridad alimentaria grave, es decir, alrededor de dos millones de haitianos están pasando hambre. 

Violencia sexual

Si bien la mayoría de las víctimas de homicidios y secuestros son hombres, las mujeres no están exentas de otros tipos de violencia, sobre todo la sexual

“Las pandillas conitunan usando la violencia sexual para propagar miedo, subjugar y castigar a la población”, indica el reporte. Las mujeres en Haití están siendo sometidas a “violaciones colectivas” adentro de sus hogares después de ser testigos del asesinato de sus esposos y muchas han sido mutiladas y/o asesinadas después de los hechos. 

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Igual se han encontrado numerosos casos en los que la violencia sexual es usada como un arma para presionar a las familias de mujeres secuestradas a que paguen rescate, reporta la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OHCHR). 

Los niños en medio del fuego

Uno de los grupos vulnerables que ha sufrido más agudamente los efectos del caos son los niños y niñas de Haití.

La OHCHR ha reportado el homicidio de menores hasta de tres meses de edad tanto al interior de sus hogares como en las calles, así mismo han encontrado que incluso en vecindarios considerados seguros a las afueras de la capital familias completas han sido quemadas vivas por grupos criminales

Los menores no solo han sido víctimas colaterales de la violencia criminal que inunda las calles de Puerto Príncipe, sino que han sido específicamente utilizados y reclutados a la fuerza por las pandillas para llevar a cabo sus operaciones.

Hombres jóvenes y niños son usados como “antenas” o “halcones” para facilitar secuestros y robos, mientras que las niñas son utilizadas para realizar tareas de limpieza y cuidado. La OHCHR encontró en los testimonios de menores en los que aseguran que quienes intentan huir son ejecutados por las pandillas. 

Sumada a la inseguridad física que están pasando los niños y niñas de Haití, está la crisis educativa que atraviesa el país en estos momentos. Miles de estudiantes se han quedado sin acceso a una educación en la isla debido a la violencia. En el departamento Artibonito se ha reportado que desde 2022 por lo menos 200 escuelas han cerrado sus puertas ya que no pueden garantizar la seguridad de sus estudiantes. 

Tanto los trayectos como la estancia en centros educativos se han vuelto peligrosas para niños y jóvenes en la Isla. El pasado 24 de marzo grupos armados entraron a una escuela en Puerto Príncipe y abrieron fuego en 23 salones de clase. Unicef condenó los hechos unos días después de lo sucedido. 

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“Los ataques a las escuelas violan los derechos de los niños y el derecho internacional humanitario. Las escuelas deben ser espacios seguros y protegidos en todo momento. Es difícil creer que los niños tengan que vivir con un miedo permanente a tales ataques. Esta no tiene por qué ser su realidad. Los ataques contra los niños y las familias deben cesar de una vez por todas.”, se lee en el comunicado.

La Escuela Nacional de Artes, la Escuela Normal Superior y otras instituciones educativas, culturales y artísticas  también se han visto atrapadas entre el fuego. Apenas el 3 de abril la Biblioteca Nacional fue saqueada por pandillas en la capital de esta nación caribeña. 

Por más de una década la situación en Haití ha ido escalando, la corrupción y la falta de voluntad política ha desatado una de las mayores crisis humanitarias en esta isla. Entre violencia política, corrupción, violencia de pandillas y además desastres naturales como terremotos o huracanes, Haití no ha logrado recuperarse de algo antes de llegar a otra cosa. La comunidad internacional ha prometido ayuda, sin embargo, los haitianos han dejado de creer que la solución vendrá del exterior. 

Sin un estado de derecho, ni una autoridad central, ¿cuánto más tendrá que aguantar la población a manos de las pandillas?

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