Netanyahu: el personaje que unió a Israel contra Hamás y ahora está al borde del abismo

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En diferentes periodos, pero ha gobernado Israel durante casi 20 años; ahora protestas masivas exigen que deje el cargo. Él, sin embargo, se aferra al poder. Es Benjamin Netanyahu, “Bibi”, como le dicen de cariño sus simpatizantes, el primer ministro de derecha que se obstina en aniquilar a los terroristas palestinos de Hamás -que además gobiernan en la Franja de Gaza-, y que había logrado en algún momento la unidad de la sociedad israelí.

¿Quién es este polémico personaje que ha gobernado durante tanto tiempo a Israel? ¿Por qué la gente ha querido que vuelva una y otra vez como primer ministro? ¿Cuál es su “secreto”? ¿Su “fórmula mágica” está a punto de caducar? Esto nos dicen especialistas al respecto.

“Para el sector más radical de la sociedad israelí (la ultraderecha), la guerra contra Hamás (en respuesta a la agresión del 7 de octubre de 2023) y el discurso sobre la seguridad de Israel forman parte de lo que mantiene en el poder a Netanyahu, él es un catalizador”, nos explicó la historiadora por la UNAM Elka Correa.

La también experta en temas de Medio Oriente abundó que Netanyahu ha sido uno de los personajes más longevos de la política israelí, quien ahora se encuentra en su sexto periodo de gobierno como primer ministro: “su primer periodo fue en 1996. Parte de lo que lo ha mantenido en el poder es su discurso sobre la seguridad de Israel, y que ha legitimado voces que antes se hubieran considerado extremas”.

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Línea dura, la marca de su larga carrera política

Netanyahu fue educado desde la adolescencia en Estados Unidos, por lo que habla un perfecto inglés con acento norteamericano. Antes de entrar a la política, el también llamado “rey Bibi” -por la cantidad de elecciones que ha ganado- formó parte en su juventud de la unidad antiterrorista de Israel, con la que participó en varias operaciones contra organizaciones palestinas y ejércitos árabes, a fines de los años 60 y principios de los 70 del siglo XX.

Tras haber estudiado arquitectura y administración de empresas en el prestigioso Massachusetts Institute of Technology, Netanyahu comenzó a conectarse con políticos israelíes a inicios de los años 80. Y fue así que el entonces ministro de Relaciones Exteriores, Moshe Arens -mentor político del actual primer ministro-, lo nombró jefe adjunto de la embajada de Israel en EU. Al poco tiempo, Netanyahu fue embajador de Israel ante la ONU.

En 1988, “Bibi” se unió al derechista partido Likud y fue su líder legislativo en la Knesset, el Parlamento israelí. De manera meteórica, en 1993 y con tan solo 42 años de edad, Netanyahu ganó la elección interna de su partido y se convirtió en su dirigente al defender un férreo discurso contra cualquier concesión territorial a los palestinos.

Al triunfar en las elecciones de 1996, tras la vacante que dejó el asesinato en 1995 del laborista Isaac Rabin a manos de un ultranacionalista judío, Netanyahu se convirtió en el primer ministro más joven de la historia de Israel. Según analistas, “Bibi” ganó por su presencia refrescante y carismática, además de ser “intelectualmente fuerte y de principios”.

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“El ascenso político de Netanyahu más o menos coincidió con una serie de atentados suicidas realizados en ese momento por Hamás, por lo que el partido Likud fue ganando terreno. Además, Netanyahu y Likud cuestionaron los acuerdos de paz de Oslo -firmados en 1993- y poco a poco esto hizo que se fuera concretando un acuerdo con la ultraderecha israelí, que antes no tenía entrada en el gobierno”, nos precisó Elka Correa.

“¿A cambio de qué es que Netanyahu ha permitido esta inclusión de la ultraderecha? Pues por el apoyo legislativo y a su gobierno para hacer una reforma judicial, que de acuerdo con los críticos de Netanyahu, iría encaminada a minar la democracia israelí”, añadió la doctora sobre temas de Medio Oriente y norte de África por la Universidad de Aix-Marseille, en Francia. 

Correa nos dijo que Netanyahu ha respaldado a la ultraderecha israelí (con la que formó gobierno para volver a ser primer ministro) en temas como la expansión de los asentamientos de colonos en Cisjordania, a pesar de que los acuerdos de Oslo los prohíben. “Netanyahu se ha hecho de la ‘vista gorda’ y ésta es la base que lo ha mantenido en el poder”, insistió la experta.

En el aire, su dimisión

“Para los sectores de izquierda judíos, muchos de ellos en el exilio estadounidense, Netanyahu ha embarcado a Israel en un conflicto en el que la victoria se ve inalcanzable. De hecho, hasta ahora no ha conseguido ninguno de sus objetivos en Gaza y veo muy difícil que los alcance, como por ejemplo aniquilar a los líderes de Hamás que viven en el extranjero”, cuestionó Correa.

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“Y hay algo más grave: ¿cómo hará Netanyahu para no crear un resentimiento entre los hijos de todos estos muertos (tanto israelíes como palestinos)? Esto no tendrá fin. El asesinato masivo de palestinos también hace que su reputación esté en picada para un sector de judíos en el extranjero y al interior del país”, nos advirtió la también académica en la Universidad Anáhuac.

Elka Correa apuntó que en medio de la creciente división de la sociedad israelí ante el conflicto con Hamás, Netanyahu muestra una “desesperación por aferrarse al poder” luego de que ordenó el reciente ataque aéreo contra el consulado de Irán en Siria. “Netanyahu quiere demostrar que está dispuesto a defender a Israel más allá de sus fronteras, y enfrentarse a su súper enemigo Irán”, añadió.

En tanto, el Likud ya rechazó la realización de elecciones anticipadas, por lo que sigue en el aire la eventual caída del actual primer ministro. “Desde antes del 7 de octubre ya había discrepancias profundas con Netanyahu en Israel… pero tras esa fecha, si bien al inicio hubo unidad alrededor del gobierno para ir contra Hamás y liberar a los rehenes, la verdad es que entre más tiempo pasa, la división que ya existía se ha agudizado”, nos aclaró la historiadora.

“Creo que las manifestaciones multitudinarias contra Netanyahu van a ir en aumento, porque una parte del pueblo israelí ve en su dimisión la solución a esta crisis, pero otra parte de la sociedad no lo ve así”, concluyó Correa.

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