Turquía es una nación “muy estratégica para la Unión Europea (UE)”, nos dijo el internacionalista Irán Moreno. Turquía, que -como un coloso de los tiempos antiguos- tiene un pie sobre Europa y el otro en Asia, es el “más oriental de los países occidentales y el más occidental de los países orientales”, definió el escritor Zulfu Livaneli en un artículo reciente.
Esa nación euroasiática vive hoy una encrucijada: la posibilidad de recuperar su talante democrático y laico que le permita el ingreso a la UE, o continuar con un régimen autoritario, islamista y cercano a países “non gratos” (como Rusia, Irán o China), que le impide dejar de ser visto como un foco de conflicto en la región.
Y es que el 14 de mayo de 2023, ni el actual mandatario turco, Recep Tayyip Erdogan, ni el opositor Kemal Kilicdaroglu, lograron más del 50% de los votos en la elección presidencial. Por ello, ambos candidatos se enfrentarán en una segunda vuelta electoral el próximo 28 de mayo.
Ante ese panorama, el presidente de la Fundación de Estudios Políticos, Económicos y Sociales Progresistas, Irán Moreno, nos explicó que en caso de que triunfe el candidato opositor, Turquía podría dar un giro importante a la configuración política de la región ubicada entre Europa y Asia.
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Kilicdaroglu “es de un perfil socialdemócrata, progresista y con importantes vínculos con la UE. Podría girar el posicionamiento que Turquía tiene con respecto al conflicto Ucrania-Rusia, y ayudaría mucho a que se termine la guerra. El presidente ruso, Vladimir Putin, se quedaría sin un aliado importante si Erdogan pierde las elecciones”, explicó el especialista en temas de negociación y conflictos internacionales.
El “dictador” Recep Tayyip Erdogan
¿Quién es Tayyip Erdogan, personaje que desde 2003 se ha mantenido en la máxima cúpula del poder turco, primero como primer ministro y después como presidente?
Con 69 años, Erdogan, economista de origen humilde y apasionado del futbol, es fundador y dirigente del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP); además, es considerado un “islamista moderado”. En 1994 fue electo alcalde de Estambul, la capital económica de Turquía, cargo desde el que apoyó a la gente pobre, pero también se confrontó con laicos y empresarios al prohibir el consumo de alcohol en los cafés.
Tras haber estado preso unos meses, a fines del siglo pasado, por haber citado un poema que atentaba contra el Estado laico, Erdogan tuvo una carrera política en ascenso que lo llevó a fundar en 2001 el AKP, partido con el que durante 11 años se mantuvo como primer ministro siempre con mayorías absolutas (2003-2014).
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Según el portal France24, en 2014 Erdogan fue el primer presidente electo en las urnas y no en el Parlamento, como resultado de una reforma impuesta por él cuando era primer ministro. Luego, en 2016, el mandatario neutralizó con apoyo popular un intento de golpe militar al ordenar el estado de emergencia, expulsar a por lo menos 150,000 funcionarios y arrestar a más de 30,000 personas.
Luego del intento de golpe de Estado, el presidente turco reforzó su estilo autoritario de gobernar e impuso medidas más severas contra sus adversarios políticos.
“¿Dictador? Pues si Erdogan ha cambiado la Constitución y ha alterado los periodos de gobierno, sin duda que lo es. Pero también se ha valido de la democracia electoral para mantenerse en el poder. Ha perseguido políticamente a los opositores, ha inducido a que los partidos se desmoronen, y ha sido muy popular en sus políticas sociales focalizadas a los sectores más vulnerables”, nos dijo Irán Moreno.
¿Y quién es el opositor que podría cambiar a Turquía?
Kemal Kilicdaroglu, economista de 74 años y candidato presidencial por una amplia alianza opositora, “está formado en la socialdemocracia, y obviamente (de ganar la elección) girará hacia el laicismo y abrirá el tema de los derechos humanos. Seguramente también democratizará o regresará a su vida institucional a las Cortes, al Congreso y otros órganos de los que se ha apoderado Erdogan en los últimos años”, nos explicó el especialista.
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Sin embargo, el también licenciado en Relaciones Internacionales por la UNAM aclaró que Kilicdaroglu no la tiene nada fácil debido a que el presidente turco “cuenta con la fuerza del gobierno, y como buen populista que no encabeza un gobierno plenamente democratico, pues va a utilizar todas las argucias posibles para no perder la elección”.
Moreno incluso nos advirtió de la posibilidad de un conflicto postelectoral que pudiera desestabilizar aún más a la región. “Veríamos un gobierno más duro de Tayyip Erdogan si llegase a ganar las elecciones. Ha sido sorprendente para todo el mundo este proceso electoral en Turquía”, concluyó el experto.
¿Turquía perderá la oportunidad, el próximo 28 de mayo, de retomar el camino de la democracia o seguirá perpetuando un régimen autoritario?
