Si alguna vez has comprado vapeadores extranjeros para sustituir al cigarro tradicional, te tenemos una noticia: ya no podrás hacerlo si vienen de otro país. El 19 de febrero, Presidencia publicó un decreto presidencial en el Diario Oficial de la Federación (DOF) que prohíbe la entrada de estos productos a México.
Sin embargo, la compra y venta de cigarrillos electrónicos no se prohibió. ¿Entonces en qué estamos?
De acuerdo con la la Secretaría de Salud, el artículo 16 de la Ley General para el Control del Tabaco no permite la venta de cigarrillos electrónicos, pues prohíbe la comercialización de cualquier artículo que, sin tener tabaco, contenga “cualquier tipo de diseño o señal auditiva que lo identifique con productos del tabaco”.
Sin embargo, esta interpretación fue echada para atrás por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en 2015, al definir que como la ley no menciona las palabras “cigarrillos electrónicos”, éstos no están específicamente prohibidos.
Por lo que el poder judicial ha otorgado amparos desde hace cinco años a varias empresas y personas para poder comercializarlos.
Esto permite que los cigarros electrónicos se consigan sin restricciones y no haya un control sanitario, a pesar de las alertas de la propia Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), pues podrían causar riesgos a la salud si no hay evidencia científica que los avale.
Desde hace tres años se han presentado distintas iniciativas para que se regulen los vapeadores, una de ellas viene de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, por el diputado Benjamín Ignacio Campos, la cual está a favor de su uso, siempre y cuando las autoridades de salud inspeccionen y controlen las sustancias que se utilizan en los cigarrillos.
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“La prohibición de estos productos no tienen buenos resultados porque las personas los siguen consumiendo a través del mercado negro, lo cual puede generar enfermedades. Si no lo regulamos, corremos el riesgo de que la población esté en riesgo”, dice el diputado Benjamín Campos en entrevista con Cuestione.
Otra de las iniciativas para su regulación, viene del Partido de la Revolución Institucional (PRI) en el Senado, plantea que su etiqueta advierta sobre las consecuencias de su uso (como pasa con los tabacos tradicionales), así como la prohibición de publicidad que fomente su consumo.
Los vapeadores son utilizados como alternativa para dejar de fumar, pues son menos dañinos que la nicotina del tabaco, por lo que el decreto no da opciones para las personas que lo están utilizando. Tampoco sirve de nada si no hay regulación al respecto, dice Juan José Cirión Lee, presidente de la Asociación México y el Mundo Vapeando, en entrevista con Cuestione.
“Es la obligación de los legisladores armonizar las leyes para que los consumidores tengamos certeza de que las sustancias que estamos inhalando cuentan con los estándares internacionales, el gobierno es quien debe garantizar la calidad en los productos de un mercado que existe”, dice Cirión Lee.
Sin embargo, el artículo 131 de la Constitución advierte que el poder ejecutivo tiene la facultad de hacer modificaciones sobre el comercio exterior en nuestro país, es decir, sobre lo que entra y sale a él (en este caso los vapeadores). Aunque a decir el abogado constitucionalista Luis Enrique Pereda, estas medidas deben ser “excepcionales”.
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El foco rojo de los vapeadores
La alerta por el uso de los cigarrillos electrónicos en nuestro país comenzó cuando decenas de casos de enfermedades y unas 50 muertes asociadas al uso de los vapeadores fueron confirmadas en Estados Unidos. Sin embargo, los Centros para el Control y la Prevención (CDC, por sus siglas en inglés) confirmaron que el acetato de vitamina E y el THC (la sustancia activa de la marihuana) fueron los causantes de estas muertes, pues causan daño cuando se adhieren a los saborizantes de los vapeadores.
Incluso, algunos de las sustancias señaladas como peligrosos por los CDC se vendían sin restricción en Mercado Libre, como lo documentó Cuestione.
Aunque este cambio se queda en papel, si no va acompañado de una regulación para la venta de los vapeadores, que afecta principalmente a las y los jóvenes, quienes son los que más consumen estos ya famosos cigarrillos.
