Antonio Attolini, el “párroco” de AMLO que busca ser secretario general de Morena

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Antonio Attolini puede caer bien o mal, pero eso sí, nunca, desde que inició en la vida pública como vocero del Movimiento #YoSoy132, ha pasado desapercibido. Así tenga que convertirse en un jedi –personaje de Star Wars (La guerra de las galaxias), de la que se confiesa es fan.

Por eso, a sus 30 años, Attolini buscará convertirse en el nuevo secretario general de Morena, el partido que fundó y que llevó al poder al presidente Andrés Manuel López Obrador. 

Para ganarse el corazón –y el apoyo– de militantes y simpatizantes de Morena, quienes elegirán a las nuevas personas presidenta y secretaria general de Morena, a través de una encuesta que organizará el Instituto Nacional Electoral y se realizará del 26 septiembre al 2 de octubre, Attolini dejará el traje de jedi, para ser el “párroco de la iglesia del obradorismo”, nos relata en entrevista, en una pequeña oficina de la colonia Condesa.

Attolini no profesa ninguna religión. Sin embargo, no es raro que use analogías religiosas al exponer sus puntos políticos, muy similar a como lo hace López Obrador.

“Señores bienvenidos a nuestra misa, esta es la palabra de nuestro movimiento, les comparto las enseñanzas”, continúa hablando, mientras que a su espalda las imágenes de López Obrador, la Virgen de Guadalupe y un libro de Star Wars muestran una personalidad contrastante. 

Foto: Gabriel Pichardo

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Buscará transformar a Morena en “una escuela de hacedores del bien”

“Morena ha dejado al presidente solo”, nos dice Attolini. “Nosotros esperamos muchas cosas del presidente López Obrador, pero yo creo que el presidente también espera cosas de nosotros y particularmente de los militantes de Morena”. 

Para ejemplificar cómo es que su propio partido ha abandonado a su fundador López Obrador, Attolini cita cuatro iniciativas del mandatario que no han recibido el suficiente apoyo: la consulta popular para el juicio a los expresidentes, el cachito para la rifa del avión, el reclamo por la austeridad en gobiernos estatales y la revocación del mandato.

A ojos de Attolini, Morena debería de aprovechar que hay más “obradoristas afuera de Morena que dentro. Muchos lo ven como tragedia yo lo veo como oportunidad”, nos dice. 

De ser elegido como secretario general, el joven egresado de Ciencia Política y Relaciones Internacionales del ITAM buscará convertir a Morena en una “escuela de hacedores de hombres y mujeres del bien, y recuperar la idea de que la política ennoblece al espíritu y a la condición del ciudadano”.

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Los pendientes de Morena

Pero hablar de una “escuela de hacedores del bien” respecto a un partido que ha pasado los dos últimos años en pugna por el poder, suena difícil. 

Recordemos que cuando López Obrador fue electo presidente de la República, abandonó su cargo como dirigente nacional de Morena, el cual fue asumido por la entonces secretaria general Yeidckol Polevsnky, quien debió haber convocado a elecciones para la dirigencia… pero no lo hizo

Tras muchos dimes y diretes, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) dio un manotazo a la mesa y, con todo el pesar de los morenistas, ordenó al INE que organizara una encuesta para elegir a la dirigencia, algo muy poco común en los partidos políticos. 

Sobre las peleas internas, Attolini expone que es una muestra de la diversidad de pensamiento que hay en el país y, como tal, es un ejercicio sano y democrático, y asegura que se sentirá cómodo de acompañar a la persona que sea elegida para la presidencia del partido. 

Cuestione reportó en esta nota las adquisiciones millonarias de diferentes inmuebles, tanto por parte de Polevnsky, como por Alfonso Ramírez Cuéllar –actual presidente interino de Morena–. Sobre el tema, Attolini considera que todo se debe al desorden existente en el partido: “No creo que haya ninguna mala intención, sino un completo desorden. Es trágico, no lo minimizo”.

Otro pendiente mayúsculo es la falta de transparencia y claridad en el padrón de militantes de Morena, el cual reportaba 318,000 y con la revisión del INE, el año pasado, disminuyó a 278,000, una de las tantas razones que tuvo el Tribunal Electoral para meter las manos en la organización para elegir a su nueva dirigencia. 

Vocero, guadalupano, jedi y ahora “párroco”, Attolini tendrá que convencer a esos 278,000 militantes más otro tanto de simpatizantes, que podrá traer la paz –junto con la persona que sea elegida para ocupar la presidencia– a Morena. 

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