“¡Habla fuerte, como hombre!. ¡Hablas como niña!”, le gritaron a Juan el día que le tocó exponer sus resultados en una junta de trabajo. Adriana, la coordinadora del equipo, cuestionó a los trabajadores con voz firme: “¿Cómo es hablar como niña?”. Todos callaron. “Conste que hablé con mi voz de niña”, relató Adriana a Cuestione.
Esa frase y otras como “no seas nena”, “corres como niña” o “vieja el último” contribuyen a perpetuar la discriminación, la desigualdad entre hombres y mujeres y las conductas machistas. Aunque parezcan inofensivas, esos enunciados son un tipo de violencia contra las mujeres, apunta la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (Conavim).
“La violencia contra las mujeres viene de un sistema patriarcal y una prueba de ello es el feminicidio, donde la mujer es considerada como objeto, posesión del hombre. Ni su vida ni sus creencias son valoradas. El extremo es la muerte”, asegura Noemí Díaz, profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en entrevista con Cuestione.
En México se registraron casi tres mil 500 mujeres víctimas de feminicidio u homicidio doloso en los primeros 11 meses de 2019. La tasa es de 5.4 por cada 100 mil mujeres, cifra que creció 70% en cuatro años. La tasa era de 3.2 en 2015, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Pero no solo han aumentado los asesinatos contra mujeres, también ha cambiado el método que utilizan para ejecutarlas.
Abril fue baleada. Lesvy fue ahorcada con el cable de una caseta telefónica. Graciela fue estrangulada. Una niña fue violada y asesinada. Graciela fue apuñalada. Leticia fue atropellada. Diana recibió un disparo en el rostro. Jessica fue asfixiada. Ámbar fue quemada. Laura recibió una bala en la cabeza. En suma, son 10 víctimas, mismo número de mujeres asesinadas por día (en promedio) entre enero y noviembre de 2019.
Las mujeres son privadas de la vida de distintas maneras pero preocupa que el aumento del porcentaje de las que han sido asesinadas por un arma de fuego pueda deberse a que “también ha aumentado su uso” y que “ahora es más fácil obtener una”, afirmó en entrevista para Cuestione la coordinadora del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, María de la Luz Estrada.
Al menos, a cinco de cada 10 mujeres las mataron con una pistola entre enero y noviembre de 2019. En 2015 eran al menos tres de cada 10. En cuatro años el porcentaje de mujeres que son asesinadas de esa manera aumentó 44%.
La probabilidad de que a una mujer la maten con un arma blanca es de 11% y con otro elemento –asfixiada, golpeada, estrangulada, envenenada, entre otras– de 30%, de acuerdo a los datos del SESNSP; aunque en el 5% de los casos no se tiene especificado cómo fueron asesinadas.
¿Y los hombres?
A la mayoría de ellos también los matan con un arma de fuego, incluso el porcentaje es más alto: 72%. Lo alarmante está en cómo ha cambiado esa modalidad entre sexos. El porcentaje de mujeres asesinadas con un arma de fuego creció 44% (2019 vs 2015), mientras que el de hombres 19%.
No especificado = ¿impunidad?
“Que el Secretariado no tenga registrada la manera en la que mataron a una persona es grave, ¿cómo no saben con qué te mataron?”, cuestionó María de la Luz Estrada, quien agregó que otra opción es que podría reflejar el cómo encontraron los cuerpos: “pudieron ser solo osamentas”.
Hay casos en los que se deja libre al presunto agresor porque no se puede determinar la causa de muerte. Cuando no se tiene esa información, seguro no sabrán quién la mató, por eso es importante que se sepa quién es la víctima y victimario, aseveró De la Luz Estrada.
¿Cómo erradicar la violencia vs mujeres?
“Toda muerte violenta de una mujer debe ser investigada con perspectiva de género”, afirmó Estrada.
La autoridad debe reconocer el problema, sancionar a quienes cometan corrupción, que castiguen a quienes estén implicados en los delitos. Que eso no ocurra es una de las razones por las que ha crecido la violencia contra nosotras, mencionó María de la Luz.
También es importante capacitar a los jueces y a las fiscalías porque no están capacitados y así no pueden cambiar su ideología, sugirió Estrada, también coordinadora de Católicas por el derecho a decidir.
Mientras haya una cultura discriminatoria y machista, las mujeres seguirán siendo violentadas y sometidas, concluyó María Luz Estrada.
El discurso sigue
El discurso oficial puede cambiar porque es políticamente correcto hablar de igualdad y equidad y de la no discriminación hacia la mujer pero en la vida cotidiana aún está presente. El hecho de ser mujer en la sociedad y en la familia tiene una jerarquía menor, declaró Noemí Díaz.
El cambio social es complejo, pero hay que empezar por algún lado. Aunque ahora hay mayor conciencia, aún no es suficiente. Una manera es empezar a cuestionarnos las acciones machistas para poderlas cambiar. Preguntarnos: ¿está bien?, ¿es la única manera?. Ese es un primer paso para llegar a la acción, sugirió la profesora de Psicología de la UNAM.
Y tú, ¿te lo has cuestionado?
