Con argumentos grotescos, Tribunal Colegiado exonera a Kamel Nacif en el caso Lydia Cacho

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El Tercer Tribunal Colegiado [de Quintana Roo] consideró que, cuando Mario Marín dice que acababa de dar “un pinche coscorrón a esta vieja cabrona (sic)”, se trata de una afirmación “vaga y genérica” que en México es utilizada para identificar a una mujer. “Pero ante la falta de precisión de algún nombre, no puede concluirse que entre todas las mujeres del mundo, los que intervinieron en la llamada se referían en específico a la sujeto pasivo [Lydia]”.

Comunicado de Artículo 19 sobre la Sentencia del Tercer Tribunal Colegiado de Quintana Roo que exonera a Kamel Nacif en el caso de tortura de la periodista Lydia Cacho.

Calificación: grotesco 

Kamel Nacif, el empresario al que oímos hablando con el entonces gobernador de Puebla Mario Marín sobre cómo habían secuestrado en Cancún a “esa vieja cabrona” y la llevaban a Puebla para castigarla por supuestamente haber calumniado al “góber precioso”, podría no pisar la cárcel.  

Nacif se refería a Lydia Cacho, la periodista que en abril de 2005 publicó Los demonios del edén, un libro donde expuso a una red de pederastía en la que participaban empresarios y políticos mexicanos, entre ellos Marín y Nacif. En diciembre de ese año, Cacho fue detenida en Cancún por policías poblanos quienes la torturaron y vejaron sexualmente y la llevaron de Cancún a Puebla, donde estuvo encarcelada durante 30 horas.

Desde entonces, Lydia Cacho ha denunciado los delitos de los que fue víctima. El caso incluso llegó hasta la Suprema Corte de Justicia en 2007, cuyos magistrados resolvieron que no se habrían violado las garantías individuales de la periodista.  

Pero en 2019, el Estado mexicano -a través de Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración- ofreció una disculpa pública a Lydia Cacho y ese mismo año, la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE) giró órdenes de aprehensión contra Mario Marín y Kamel Nacif por su probable responsabilidad como autores intelectuales por los hechos de tortura en contra de la periodista.

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Sin embargo, el martes 27 de julio pasado el Tercer Tribunal Colegiado de Quintana Roo concedió un amparo a Kamel Nacif que lo exonera del delito de tortura con argumentos ridículos. Uno de ellos es que el calificativo de “vieja cabrona” que utiliza Nacif en la llamada con Marín puede, según el tribunal, referirse a cualquier mujer del mundo.

Otra razón que usó el Tribunal para amparar a Nacif es que no era funcionario público y por tanto, no se le puede imponer una pena por tortura porque no está descrita expresamente en la Ley para Prevenir y Sancionar el delito de Tortura de Quintana Roo. Sin embargo, el propio tribunal reconoce que las leyes general y federal para prevenir la tortura, así como los tratados internacionales en la materia señalan que los particulares deben ser juzgados y castigados por ese delito.

Además, el Tribunal argumenta que no se puede probar el delito de tortura porque esa instrucción no estaba escita en la orden de aprehensión con la que se detuvo a Lydia Cacho en 2005. Es decir, a pesar de que la FEADLE documentó cómo la periodista fue golpeada y vejada sexualmente en un trayecto de 30 horas y 1,500 kilómetros de Cancún a Puebla, como los policías que cometieron esos delitos no recibieron la orden por escrito, el Tribunal considera que no estaba especificado que la torturaran por haber publicado un libro.

Después de la sentencia, Lydia Cacho declaró en una entrevista en W Radio: “la corrupción mató la verdad jurídica y la colusión de servidores públicos, otra vez, ha promovido la impunidad en temas de tortura y persecución de periodistas”. 

Organizaciones de la sociedad civil como Artículo 19, que promueve la libertad de expresión o Cimac, un medio de comunicación con perspectiva de género, se manifestaron ante la impunidad que genera la decisión del Tribunal y exigieron que se castigue a los culpables del caso.

Por todo lo anterior, el amparo dictado por el Tercer Tribunal de Distrito con sede en Quintana Roo puede ser calificado como grotesco. 

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