“Si se quisiera destinar al Ejército para incrementar la seguridad en las carreteras, pues no lo pondrían a construir o a hacer labores de mantenimiento, sino que los pondrían a vigilar”, advirtió el economista Manuel Díaz respecto a la reciente decisión presidencial de que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) se encargue de reparar carreteras.
“El Ejército debe estar para la seguridad, no puede ser aviador, recolector de basura, cuidador de parques… no tiene la capacidad. El personal de Sedena, con todo respeto, es gente con muy poca capacidad y preparación académica. Lo importante para ellos es que cumplan las órdenes sin razonar si es justo o injusto, correcto o incorrecto”, nos explicó el también presidente del Instituto de Asesoría en Finanzas Internacionales.
En su conferencia mañanera del 20 de febrero de 2024, el presidente Andrés Manuel López Obrador confirmó que se ordenó al Ejército que se encargue del mantenimiento de las carreteras “porque nos sale mejor”.
“El modelo que prevalecía era que el mantenimiento se daba de dos formas: contratos por estado y entonces la Secretaría de Comunicaciones tiene sus delegaciones y sus delegados hacen convenios o contrataban a empresas, año con año, pero no se hacía bien el trabajo, era bacheo y había transas para decirlo con claridad”, justificó el mandatario.
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Más poder al Ejército
Según información periodística, con el anuncio presidencial se canceló el programa de Conservación de Carreteras 2024, que contaba con 559 licitaciones en curso y un fondo estimado en $11 mil millones de pesos, el cual podría pasar al Ejército. Además, Sedena se quedaría con $31,052 millones de pesos del Presupuesto de Egresos 2024 para el Programa Plurianual de Conservación de la Red Federal de Carreteras Libre de Peaje.
Y es que el anuncio presidencial causó revuelo entre empresarios de la construcción y analistas, al considerar que se da mayor poder al Ejército, se afecta a la competitividad y se desvían las funciones de las Fuerzas Armadas en materia de seguridad y combate a la delincuencia.
En un análisis reciente, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) alertó que la participación de la Sedena en obras públicas alcanza “un nivel sin precedentes” en el actual sexenio. Además advirtió que la opacidad en el ejercicio de los recursos públicos y en el avance de las obras son los principales riesgos asociados a este tipo de decisiones por parte del Ejecutivo.
Con ese contexto, el IMCO llamó a fortalecer las capacidades de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes a fin de que “retome el rol como institución principal encargada de la infraestructura nacional”.
En tanto, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) criticó que cancelar el presupuesto para la conservación y mantenimiento de la red carretera impacta al turismo y a la construcción, además de que no destinar recursos a las carreteras del país genera incertidumbre para la inversión.
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La Coparmex lamentó además la cancelación de las licitaciones que estaban en proceso a nivel nacional para obras de mantenimiento de las carreteras, a pesar de que ya habían sido abiertas y estaba en proceso su fallo. “Sin duda, esto abona a un clima de incertidumbre que obstaculiza la inversión y el aprovechamiento de oportunidades como la del nearshoring”, abundó.
Asimismo, la organización patronal expresó su preocupación de que al Ejército se le encargue una nueva tarea, “pues esa no es su función principal, establecida en la Constitución, (sino) que es la de resguardar la seguridad nacional y, por excepción, hasta 2028 también puede ayudar en la seguridad pública”.
En ese aspecto, el economista por la UNAM Manuel Díaz nos aclaró que el Ejército “no sabe construir carreteras, no tiene experiencia, por lo que dudo mucho que tenga la capacidad de darle mantenimiento a todas las carreteras”. Ni siquiera los ingenieros militares tienen práctica civil, por lo que carecen de experiencia, agregó.
“El Ejército es grande en México, pero no lo suficiente para atender todo: aeropuertos, trenes, carreteras… Y si es así, pues claramente es una medida por tener el control total de las comunicaciones en el país”, consideró el especialista. Pero ni el AIFA, el Tren Maya o los puertos han tenido buenos resultados, “al contrario, han aumentado la opacidad y los escándalos por corrupción”, nos insistió Díaz.
¿Y la seguridad en las carreteras?
Como te contamos en esta nota, los transportistas son blanco del crimen organizado y los asesinatos han ido en aumento en los últimos años en México. En semanas recientes, distintas organizaciones de transportistas bloquearon carreteras en varios estados del país para exigir una solución urgente a los delitos y la violencia que está sufriendo el gremio.
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“No es posible escapar de la presión criminal en la actividad de transporte, y esto es parte de la penetración muy fuerte que hay en la economía a base de cobro por protección. Es decir, si no obedeces te va a pasar algo, mejor paga”, advirtió al respecto la organización Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional.
En ese sentido, el también especialista en temas de competitividad Manuel Díaz nos dijo que el hecho de que los militares hagan labores de mantenimiento en las carreteras no significa que vaya a haber más seguridad para los transportistas y viajeros.
“De ninguna manera; es más sencillo mandar al Ejército realmente a hacer controles en las carreteras y detener efectivamente a narcotraficantes y contrabandistas (a que las reparen). En muchos de los retenes que existen detienen a muchos ciudadanos, pero también de pronto desaparecen los retenes hasta por una hora, y es cuando los delincuentes aprovechan para pasar”, criticó el experto en temas financieros.
¿El actual gobierno se dará cuenta en algún momento de que al imponer más labores al Ejército se impide a los militares realizar tareas en beneficio de la seguridad ciudadana?
