¿Hay espacio para la ultra derecha en la política mexicana?

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“Si toda madre tuviera el vientre de cristal, ninguna abortaría porque vería el milagro que lleva dentro” fue uno de los mensajes que el actor mexicano Eduardo Verástegui dirigió a sus seguidores de redes sociales en un video en el que anuncia sus intenciones de competir por la presidencia de México en 2024.

Con un discurso ultra conservador, centrado en sus creencias religiosas, el actor originario de Tamaulipas dijo que “él sueña con un México que le permita a Dios ser el centro de la nación” y aseguró que “los partidos de siempre” no han logrado solucionar los problemas de México, sino que los han agravado.

También dijo que la ciudadanía puede optar por dos opciones: una brecha, “la misma de siempre (…) en la que cada seis años se escuchan los mismos discursos contando los mismos problemas y las mismas promesas de soluciones que no funcionan” y una vía, la suya, en la que va a impedir que “nos roben el alma”, además de la riqueza de México.

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Su mensaje suena radical en un México donde se ha avanzado -aunque a cuentagotas- en el logro de leyes que buscan procurar el bienestar jurídico de grupos que han sido sistemáticamente discriminados como la comunidad LGBT+, y otros derechos de la ciudadanía como al aborto libre y seguro que se aprobó ya en 11 estados de la República.

Pero, ¿tienen espacios este tipo de discursos religiosos y conservadores en la realidad actual de nuestro país? Para el analista político Rodrigo Pacheco Peral, sí.

“En México sí puede tener cabida un pensamiento de extrema derecha, puede encontrar cierta representatividad. La verdad es que al menos ideológicamente, en temas políticos, en México sí existe una base conservadora fuerte, -quizás no tan radical como la que él maneja (Verástegui)- sobre todo en ciertos polos muy vinculados a la religión católica como el Bajío, o ciertas partes del noreste o el sureste”, nos dijo Pacheco Peral.

El especialista nos explicó que el discurso de Verástegui también parece estar muy influenciado por pensamientos estadounidenses y europeos que van en el sentido de una “contrarreforma” en oposición de los derechos civiles y el tema del aborto, de la diversidad, la legalización de las drogas y otros.

Similitudes con la postura de Verástegui podemos encontrarlas en el eslogan del ex presidente estadounidense Donald Trump “Make América great again” (Hagamos América grandiosa de nuevo) o la del gobernador de Florida, Estados Unidos, Ron DeSantis, que mantiene una férrea lucha contra los migrantes irregulares en el estado y ha prohibido la conversación sobre identidad sexual y de género en los colegios, entre otras cosas.

“Creo que sí podría tener cierta cabida pero que no sería una fuerza política competitiva. No podría llegar a niveles en los que se encuentra Morena, el PRI en algún momento o incluso el PAN que sería técnicamente el representante de la derecha en nuestro sistema electoral”, destacó.

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El especialista nos explicó que también existe otro reto para Verástegui si su intención es lanzarse para el 2024 de manera independiente o quizás montarse en un futuro próximo en el proyecto de alguno de los otros partidos mejor posicionados.

En este momento no le veo mucho futuro electoral, pero es indudable que la campaña electoral se presta para exponer a algunos grupos, personas e ideologías, porque durante la campaña estamos abiertos a nuevas ideas, a que las personas expresen cuál es su proyecto y su visión de país”, detalló Pacheco Peral. 

Y agregó que muchas veces sacar algo de este proceso es útil en términos de posicionamiento en medios de comunicación y redes sociales.

Verástegui, ¿el nuevo doctor Simi?

En el 2005, un año antes de que ganara Felipe Calderón las elecciones presidenciales, el empresario Víctor González Torres, presidente de Farmacias de Similares, también se apuntó para competir por la silla presidencial como representante de los pobres y los enfermos. 

Su candidatura nunca vio la luz, pues en ese entonces el Instituto Federal Electoral -ahora INE- no contemplaba las candidaturas independientes, así que intentó ser candidato del extinto Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina (PSD), pero ya tenían a Patricia Mercado como la candidata para la presidencia.

González Torres incluso respondió en una sede alterna a las preguntas que le hacían a Patricia Mercado durante uno de los debates entre los candidatos a la presidencia y, antes, realizó una encuesta para medir sus posibilidades entre las y los votantes.

Aunque “el doctor Simi” no logró ni la candidatura, le sirvió para hacer mella en la opinión pública al grado de que su botarga es uno de los personajes más reconocidos de la cultura popular mexicana actual, incluso sus muñecos son lanzados a las y los artistas en los conciertos.

Al doctor Simi “le sirvió de una manera muy fuerte en términos de marketing para sus empresas, asociaciones y fundaciones. Desde ésta lógica quizás de ‘voltéenme a ver’, de poder rescatar algo, quizás de posicionarse como un liderazgo que representa un grupo pequeño de personas que piensen como él -como Eduardo Verástegui- puede ser posible que logre algo”, nos dijo el politólogo Rodrigo Pacheco, aunque ese “algo” no sean votos.

La pluralidad política en México siempre será bien recibida, a pesar de que en estos momentos no la estemos viendo ya que nos encontramos en una situación en la que la clase política sólo se divide en dos principales bandos: quienes están con el partido en el poder y quienes están en contra.

Si la candidatura presidencial de Verástegui avanzara de forma seria veríamos cuál es la fuerza real de las más de 97,800,000 personas mayores de cinco años que se consideran católicas en el 2020, según datos de INEGI y si la fe es realmente una base sobre la que se puede construir un proyecto político en nuestro país. 

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