Los glaciares de México, condenados a morir por el calentamiento global

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El año pasado fue el más caluroso que se ha registrado en la Tierra, informó la Agencia Espacial de Estados Unidos (NASA). Junto con 2016 han sido los años en que más altas temperaturas se registraron, por lo que la década de 2010 es la más caliente en la historia moderna.

De acuerdo con los datos de la NASA, en el año 2020 la temperatura aumentó 1.02 centígrados por encima de la base registrada entre 1951 y 1980.

“Los últimos siete años han sido los más calurosos, tipificando una dramática tendencia en el calentamiento global”, advirtió Gavin Schmidt, el director del Instituto Goddard para Estudios Espaciales de la NASA.

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Como consecuencia de este calentamiento y esta tendencia, los glaciares mexicanos están al borde de la extinción, nos comentó el investigador titular del Departamento de Vulcanología del Instituto de Geofísica de la UNAM, Hugo Delgado Granados.

El experto, quien lleva décadas estudiando glaciares, que son masas de hielo que alimentan los ríos, manantiales y mantos freáticos, nos explicó que el primer inventario de glaciares en México se hizo en 1958.

El estudio permitió identificar 20 glaciares, sin embargo ahora solamente quedan 5 y todos ellos están condenados a desaparecer, nos dijo.

“Las condiciones del Iztaccíhuatl son para que ya no existan glaciares y pues estaremos viendo su desaparición posiblemente en los siguientes cinco años. En el caso del Pico de Orizaba, posiblemente podamos tener glaciares todavía en los siguientes 10 a 15 años. Pero todo va a depender de cómo evolucione el clima”, advirtió.

¿Los glaciares en México están condenados a morir?, preguntó Cuestione al experto.

“Sí, definitivamente esa es la respuesta concreta, y lo mismo que los glaciares de muchas regiones del mundo”, respondió.

¿Por qué son importantes los glaciares?

Para Delgado, los glaciares cumplen una parte esencial en el ciclo del agua y de alguna manera fungen como termómetros de la temperatura global. 

El especialista nos explicó que estos cuerpos de agua reflejan la radicación, lo que permite mantener una temperatura estable, sin embargo, cuando desaparecen, las rocas de las montañas absorben el calor e incrementan la temperatura local y regional.

Cuando las cumbres de las montañas aumentan de temperatura se generan zonas de mayor presión, lo que cambia los patrones de lluvia.

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Adicionalmente, en el verano, el hielo que se derrite de los glaciares alimenta ríos, arroyos, manantiales y recarga sistemas acuíferos subterráneos.

“Si estos cuerpos de hielo desaparecen, entonces desaparece la posibilidad de tener la recarga de los sistemas acuíferos y el flujo de agua sobre la superficie. Y eso pues, al final de cuentas, genera sequía por una parte y por el otro lado un desabasto de agua potable sobre todo para las poblaciones que dependen del líquido”; advirtió.

Bolivia, un vistazo a un futuro sin glaciares

En 1930, en Bolivia abrió la estación de esquí más alta en el planeta. Se trata de la estación de esquí de la montaña Chacaltaya, de los Andes bolivianos, que se extinguió oficialmente en 2009.

Por décadas, Chacaltaya ostentó récords Guinness por tener el restaurante en la parte más alta del mundo.

Con sus 5,421 metros de altura sobre el nivel del mar, la estación de esquí de Chacaltaya estaba ubicada a una mayor altitud que el Campamento Base del Monte Everest (5,360 metros), sin embargo cuando los hielos del glaciar se agotaron, fueron una llamada de atención para el mundo… y sumieron a la ciudad de La Paz en la más grave sequía en un cuarto de siglo.

De acuerdo con un estudio del Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo, la temperatura de esa región aumentó 0.5 centígrados entre 1976 y 2006, lo que fue más que suficiente para extinguir al glaciar de 18,000 años. 

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Aunque en 2005, científicos que estudiaban al glaciar vaticinaron su extinción para una década después, sólo bastaron 4 años para que la montaña se quedara sin hielo.

Cinco años más tarde, el gobierno boliviano de Evo Morales declaraba emergencia nacional por la más grave sequía registrada en esa nación,

La noche del 21 de noviembre de 2016 los habitantes del departamento de La Paz, en Bolivia, se enteraron por televisión que no tendrían agua corriente las 24 horas del día.

La Empresa Pública Social de Agua y Saneamiento comenzó a racionar el acceso al agua y solamente se podía utilizar 3 horas cada 3 días

“El glaciar Chacaltaya desapareció, ya se extinguió. Entonces ahora tienen un problema de verse de cómo consiguen agua, de otras fuentes”, nos comentó Delgado.

Un México sin glaciares a la vista

Con el aumento global de la temperatura y la irremediable desaparición de los glaciares en México, el abasto de agua se verá afectado, sobre todo en los estados de Puebla, Morelos y el Estado de México, que recibían agua del Popocatépetl y el Iztaccíhuatl.

Delgado comentó que con la desaparición de los glaciares en la época de estiaje ya no existirá el volumen de agua que aportaban, que aunque era de alrededor del 5% del balance hídrico, es una cantidad que ya no estará disponible, sobre todo cuando están aumentado la población y las actividades industriales de la región. 

“En el caso del Iztaccíhuatl tenía 11 sistemas glaciales que iban hacia el oriente y hacia el poniente, es decir, hacia el estado de Puebla, hacia el Estado de México. Y lo que vemos hoy en día es que de esos glaciares, de los 11 que eran solamente quedan tres, entonces todas las áreas que anteriormente eran irrigadas por las masas glaciales en el Iztaccíhuatl ya no están contando con esa cantidad de agua que antes surtía tanto al sistema hidrológico superficial como al sistema de acuíferos de alrededor de ese volcán”, nos dijo.

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El experto nos comentó que el país tiene en contra el aumento de la “Línea de equilibrio”, una zona a partir de la cual la temperatura promedio anual es menor a cero grados, lo que permite las tormentas de nieve.

Esa zona de equilibrio ha ido subiendo a lo largo de los años y ahora se ubica por encima de los 5,200 metros sobre el nivel del mar, por lo que no hay posibilidad de que se regeneren los glaciares del volcán Iztaccíhuatl, que mide 5,250 metros en su cumbre.

“La temperatura promedio anual en la montaña es superior a los cero grados. Entonces no se pueden regenerar las condiciones del Iztaccíhuatl”, comentó.

“Es un hecho que están retrocediendo los glaciares en todo el mundo y en Latinoamérica en particular. Y en México, pues obviamente lo estamos observando, lo estamos registrando y pues necesitamos seguirlo estudiando para ver cuáles son las consecuencias de esta desaparición glaciar”, concluyó.

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