Más que considerar si es ético o no el hecho de que las y los candidatos a la Presidencia se reúnan con el Papa a fin de ganar simpatías y votos, en realidad se trata de una “práctica común de oportunismo” por parte de la clase política para atraer al electorado, consideró el ex director de Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación Fred Álvarez.
“Sí puede ser una especie de oportunismo, pero lo ha hecho todo mundo; ellos (las y los políticos) creen que con esa bendición (que les dio el Papa) la gente va a votar por ellos”, nos precisó el también periodista e investigador sobre temas de religión y política.
Lo anterior, luego de que a mediados de febrero de 2024 las candidatas presidenciales Claudia Sheinbaum (Morena-PT-PVEM) y Xóchitl Gálvez (PRI-PAN-PRD) visitaron -con tan solo dos días de diferencia- al Papa Francisco en el Vaticano. Tales encuentros despertaron las suspicacias de analistas, quienes advirtieron un posible riesgo para el Estado laico en México y criticaron el interés político de ambas aspirantes para captar el voto de la feligresía católica.
Al respecto, Álvarez insistió en que ese tipo de encuentros de candidatos y gobernantes con el Papa es “simplemente una práctica común para cualquier personaje que aspire a un puesto de elección popular en un país mayoritariamente católico como México, pues le ayuda visitar al líder más importante de la Iglesia católica a nivel mundial”.
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Sin importar sus creencias, van por los votos
Algo que salió a relucir por las visitas de ambas candidatas presidenciales al Papa fue la religiosidad de cada una de ellas. Mientras Gálvez expresó en redes sociales su abierto catolicismo, Sheinbaum se limitó a señalar que se reunió con “el máximo representante de la Iglesia católica, la religión de la gran mayoría de mi pueblo; tengo una profunda admiración por su pensamiento humanista”.
Y es que diversos columnistas aprovecharon la ocasión para recordar el presunto “ateísmo” de la morenista y su origen judío, al grado que la escritora Guadalupe Loaeza la llamó “hipócrita” por visitar al Papa Francisco: “lo único que buscaba la candidata oficialista era tomarse la foto con Su Santidad… es evidente que a Sheinbaum el Papa como líder religioso no le significa nada más que una manera de ganarse votantes católicos”.
Mientras que el periodista Rodolfo Soriano-Núñez criticó a Sheinbaum por usar en repetidas ocasiones algunas faldas con imágenes de la Virgen de Guadalupe, a pesar de no ser creyente. El también sociólogo calificó como “contradictorio” su encuentro con el Papa si se toma en cuenta que en redes sociales se han difundido videos en los que desde su juventud y como funcionaria la ahora candidata presidencial tomó “distancia del catolicismo mexicano”.
En ese sentido, el maestro en Sociología del Catolicismo Contemporáneo Bernardo Barranco escribió que las visitas casi simultáneas de las aspirantes presidenciales al Vaticano “forman parte de la guerra por apropiarse políticamente de la figura del Papa Francisco; es una batalla por los significados político-religiosos presente en las campañas electorales”.
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Incluso el analista político Fred Álvarez nos puntualizó que en su encuentro con el pontífice Sheinbaum no respetó el protocolo de vestimenta al ir de pantalón y zapatos bajos, por lo que Francisco demostró su inconformidad “de una manera muy sutil” quitándose el solideo o gorro, el cual es parte fundamental de su investidura religiosa.
Polémica por el Estado laico
Por otra parte, las reuniones de las candidatas con el máximo jerarca católico también reavivaron el debate sobre la vigencia del Estado laico en México, tan trastocado en sexenios recientes y con diversas modificaciones legales que -aparentemente- lo han debilitado.
Para Álvarez, las visitas de Gálvez y Sheinbaum al Papa son “totalmente válidas” y no representan “ningún rompimiento con el Estado laico, porque nuestra Constitución es totalmente flexible”. El especialista nos aclaró que el laicismo sigue en “primer plano” en la política nacional, aunque advirtió que falta reglamentar las reformas constitucionales de años recientes.
“Antes se prohibía al gobernante que fuera a un servicio religioso, ahora no porque se reformó el artículo 24. Los símbolos religiosos están ahí: los usaron Vicente Fox, Enrique Peña… cuando vino el Papa fueron a confesarse; no se rompe con el laicismo (la separación Estado-Iglesia). Pero también hay otros artículos (de la Constitución) que dicen que no se puede discriminar y que todo mundo puede o no tener alguna creencia religiosa”, nos dijo el ex funcionario.
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Y no obstante, desde inicios del actual sexenio especialistas alertaron sobre diversos hechos en los que el Estado laico fue presuntamente violentado. En julio de 2019, durante un foro sobre laicismo se analizó la postura del presidente López Obrador sobre su credo religioso y la distribución de la llamada “Cartilla Moral”, que se basa en los 10 mandamientos.
En diciembre de ese mismo año, el propio Fred Álvarez denunció en su blog que la Confraternidad de Iglesias Cristianas Evangélicas reclutó a siete mil becarios del programa Jóvenes Construyendo el Futuro, y que con recursos federales se les estaba evangelizando.
“El Presidente, que yo sepa, no es evangélico; él dice que es cristiano, pero los católicos también son cristianos, él juega con eso… Yo no sé qué religión tenga el mandatario, lo único que te quiero decir es que es un creyente cristiano, y ahí caben el evangelismo, el catolicismo y hasta la onda new age”, concluyó Álvarez.
