Síndrome de la cara vacía: el miedo de jóvenes y adolescentes a quitarse el cubrebocas

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Desde hace “tres meses y medio tenemos los niveles más bajos de contagios por la COVID-19”, dijo en la conferencia de prensa mañanera del 25 de octubre de 2022, el director general de Promoción de la Salud, Ricardo Cortés Alcalá. Los hospitalizados no representan ni el 2% y la “curva  de defunciones” es la menor desde el inicio de la pandemia, al igual que los hospitalizados.  

Todo marcha de maravilla, pero no todos piensan lo mismo, se están enfrentando a problema emocionales como la “inseguridad”, el “miedo”, la “desconfianza”, nos dijo el Dr. Felipe Gaytán Alcalá, investigador de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de La Salle. Estamos ante el mask fishing, lo que “se conoce como síndrome de la cara vacía”.

Es curioso este fenómeno, explicó Gaytán Alcalá, “el cubrebocas pasó de ser ese escudo protector de un virus a un implemento que nos mantiene en el anonimato”. Detrás de él quedaron “secretos, emociones, gestos” y hoy por ese temor a verse vulnerables, muchos, “sobre todo los jóvenes, lo mantienen”.

El término en inglés es un juego de palabras. Se basa en el término catfishing, utilizado para hablar de alguien que suplanta a otra persona en internet con tal de engañar o estafar. Con mask fishing se designa “al fenómeno en el que una persona parece ser más atractiva porque tiene un tapabocas”, señala el Urban Dictionary, un portal que recoge este tipo de términos en inglés.

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“Me siento seguro, por eso, no me lo quito”

Han pasado tres meses y medio que el uso del cubrebocas es voluntario en lugares abiertos en la Ciudad de México, pero Ana Lilia Torres Frutos, lo sigue usando cuando sale a pasear a Slinky, su perro que le regalaron sus padres en el 2020, justo antes de que las autoridades recomendaron permanecer en casa para evitar contagios por el nuevo coronavirus.

La joven regresó a clases y todos los días va de Tlatelolco a la prepa 6 de Coyoacán. “Me siento bien, ya es parte de mí”, nos dijo. “Yo no me lo quito, aunque hay compañeros y amigos que ya no lo traen”.

Ana Lilia cuenta que solo unos cuantos en la escuela la han visto sin la mascarilla. “Ni los brackets presumo, para qué, me siento bien así, tampoco es que me apure quitarmelo. Ya en su momento se verá”.

Felipe Gaytán, investigador de la Universidad La Salle, nos explicó que el caso de Ana Lilia se traduce como “inseguridad”. Los adolescentes que, como ella, traen el cubrebocas es porque se sienten protegidos, además de que pueden “cubrir algunas imperfecciones propias de su edad como es el acné” o la “colocación de brackets”, incluso la aparición de vello en la cara.

Gaytán Alcalá explicó que, a través de la mascarilla y cubrebocas habían manifestado cierta seguridad, porque su rostro no se veía, ahora con esta etapa post pandémica tienen que mostrar el rostro y se sienten angustiados.

Entre oficinistas existe miedo a la convivencia  

Resulta curioso, nos dijo el especialista, que entre los oficinistas este tema de la cara vacía refleja el temor a la convivencia y lo es más cuando “ciertas de esas personas aún se escudan en la posibilidad de un contagio”.

El regreso a la normalidad les ha costado a ese grupo de personas que encontraron en el distanciamiento una ruta para ocultar sus emociones. “Entonces, qué pasa, al quitarse el cubrebocas y reencontrarse cara a cara con sus compañeros, les pesa adaptarse a ese cambio y se puede llegar a vivir etapas de tensión y algunas discusiones”.

Bertha Alonso Pérez trabaja como recepcionista en un bufete jurídico ubicado en la colonia Roma, de la Ciudad de México. Cuenta con el esquema completo de vacunas contra el virus SARS-CoV-2, pero a inicios de septiembre se contagió “por las malditas variantes”. 

Hace dos semanas recibió la vacuna contra la influenza, “aunque uno se cuide, esto no es un juego, así que prefiero seguir con el cubrebocas”.

En casos como el de Bertha, “ellos presentan cuadros de ansiedad”, según Felipe Gaytán Alcalá. “Tiene qué ver con la vida, con sentirse expuestos y vulnerables”.

¿Cuáles son los síntomas?

Los distintos síntomas podrán aparecer en mayor o menor intensidad

  • Sensación de inseguridad 
  • Falta de control de la situación
  • Sensación de vulnerabilidad
  • Miedo irracional
  • Ansiedad

Las personas que ahora sufren del síndrome de la cara vacía, dijo Gaytán Alcalá, se encuentran en ese “estado de shock”, pero esta “etapa de la emergencia y la incertidumbre conforme pasa el tiempo, uno se va adaptando y la adaptación tiene que ver con esto”.

En corto tiempo, “conforme vayamos llevando las actividades cotidianas económicas, las sociales se va a ir asumiendo, entonces no vamos a regresar al punto anterior, pero vamos a cambiar esta idea de la angustia y de la ansiedad”, finalizó.

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