Aunque urge, el Sistema Nacional de Cuidados sigue en la congeladora

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En la novela Como agua para chocolate escrita por la mexicana Laura Esquivel en 1989, Tita, la menor de una familia que vive en Piedras Negras, Coahuila, en los tiempos de la Revolución Mexicana -a principios del siglo XX- tiene la encomienda, por tradición, de quedarse a cargo del cuidado de su madre, Elena.

Esto significa que Tita tiene que renunciar a gran parte de su vida para seguir con la costumbre de aquellos tiempos: no puede enamorarse, casarse, iniciar su propia familia. Ya no se diga trabajar o desarrollarse personalmente, para la época en la que se ubica la historia era impensable.

Lo curioso es que la novela de Esquivel -que ha sido considerada entre las 100 mejores escritas en español del siglo XX- refleja una realidad que, después de un siglo, sigue siendo vigente en nuestros días: los trabajos de cuidado de las infancias, las personas enfermas, con discapacidad y/o adultas mayores sigue recayendo de manera abrumadora sobre las mujeres

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En 2022, la Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (ENASIC) estimó que 58,300,000  personas requerían recibir cuidados en los hogares, el 64.5 % los recibió por parte de una persona de su hogar o de otro hogar. La encuesta que fue publicada el 3 de octubre de 2023 indica también que el 75% de los cuidados los hicieron las mujeres y el 25% los hombres.

Aún con estos números, a sabiendas de que es un derecho humano recibir cuidado y que el Estado debe hacerse cargo de ello, el Sistema Nacional de Cuidados y la Ley General del Sistema Nacional de Cuidados siguen en la congeladora. 

En 2020, el Sistema Nacional de Cuidados se aprobó en la Cámara de Diputados y pasó a la de Senadores, donde sigue sin atenderse. Igual que la ley necesaria para crear un nuevo “ordenamiento jurídico que garantice el acceso y disfrute del derecho a los cuidados estableciendo la corresponsabilidad entre mujeres, hombres, familias, comunidad, mercado y el Estado”, según la iniciativa publicada en la gaceta del Senado de la República.

Falta de interés legislativa afecta a mujeres

Como te contamos en esta nota, el Sistema Nacional de Cuidados es uno de los grandes pendientes de las y los legisladores. En el mismo caso están la despenalización de la cannabis y del aborto que, a pesar de haber órdenes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que se avance en su legislación, siguen siendo ignorados.

“La iniciativa ha estado congelada desde 2021 y no parece haber ningún interés para poner en discusión el tema. Es algo muy serio, es algo muy importante porque son muchas las personas que requieren cuidados y las mujeres son quienes llevan la carga”, nos dijo Rocío Espinosa, investigadora del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), asociación civil sin fines de lucro que impulsa políticas públicas.

La ENASIC de 2022 indica que las mujeres dedicaron en promedio 38 horas de cuidado a la semana, mientras que los hombres dedicaron 26; esto es 12 horas menos semanales.También señala que de las personas que encargadas de los cuidados, el 79% -alrededor de 22,500,000- fueron las principales responsables del hogar. El 87% de esas personas fueron mujeres y 13% fueron hombres.

Las mujeres tuvieron una mayor carga en el cuidado de niñas, niños y adolescentes; donde más participaron los hombres fue en el cuidado de personas adultas mayores con 33% y de personas con discapacidad o dependencia con 20%, según los datos de la encuesta del INEGI.

Cansancio, carencia de tiempo de sueño, irritabilidad, depresión y afectaciones de la salud física son algunos de los efectos que las mujeres a cargo señalan haber tenido por la sobrecarga de trabajo de cuidado.

Crear un Sistema Nacional de Cuidados es muy complejo

Crear el Sistema Nacional de Cuidados tampoco es tarea fácil e implica una enorme coordinación, nos explicó Rocío Espinosa. Pensemos en las diversas necesidades de la ciudadanía que requiere cuidados: para las y los niños son necesarias guarderías, escuelas de tiempo completo con alimentos incluidos; para los adultos mayores espacios diurnos de esparcimiento, atención médica.

Para las personas con discapacidad centros de rehabilitación; para las que están enfermas atención médica, cuidados paliativos en enfermedades terminales; asistencia para el cuidado personal y alimentación en todos los casos. Ésto, sólo por poner un ejemplo de la magnitud de la situación.

“Además, una consideración no menor es de dónde van a provenir los recursos, cómo se va a financiar este sistema de cuidados. También la parte laboral, las empresas, ¿cuál es su compromiso ante esto para que todo funcione? Se tiene que pensar en cómo coordinamos a tantas personas”, resaltó Espinosa.

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La especialista nos dijo que pese a esta complejidad, crear el Sistema Nacional de Cuidados es algo que se tiene que hacer. Si lo vemos proporcionalmente, casi la mitad de la población total de México -que son 129,000,000 de personas en 2023 de acuerdo con el INEGI– requiere servicios de cuidados (58,300,000 como dijimos al principio de la nota).

Los derechos que se rompen

Sin un Sistema Nacional de Cuidados son las organizaciones familiares quienes por muchos años han absorbido las tareas de cuidado, nos dijo la investigadora Rocío Espinosa.

Pareciera que ha sido solo obligación de hijas, madres, abuelas, estar a cargo del cuidado en los hogares. Desde el CEEY, en cuestión de movilidad social, hemos encontrado que las mujeres tienen mayor posibilidad de avance, de mejorar sus condiciones con respecto a los hogares en los que crecieron si tienen, por ejemplo, centros de cuidado infantil. Porque es muy posible que si pueden acceder a ellos, puedan incorporarse al mercado laboral”, nos dijo.

Bajo esta misma lógica, la especialista nos explicó que hasta el derecho a la educación, al desarrollo integral o a la salud se ponen en riesgo por la falta de programas de cuidados desde el Estado. ¿Quién puede llevar a la escuela a una o un niño si la persona a su cargo tiene una persona enferma, mayor, un bebé o persona con discapacidad que no puede quedar desatendida?  

¿Cómo esa misma persona puede continuar con sus estudios, desarrollarse personal y profesionalmente o simplemente tener la oportunidad de conseguir un empleo formal, seguridad social y prestaciones que mejoren su calidad de vida?

La falta de un Sistema Nacional de Cuidados condena a la ciudadanía a limitarse a lo que puede acceder con una mano atada a la espalda. Lo más trágico, nos explicó Rocío Espinosa, es que no logramos visibilizar que todos y todas fuimos cuidados por alguien para ser quienes somos, para llegar a donde estamos.

Y no cabe duda que en algún momento de nuestra vida necesitaremos que alguien nos vuelva a cuidar. 

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