La gasolina mexicana sí está entre las más baratas, pero eso no beneficia a los más pobres

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“Gracias a la política energética que hemos implementado, logramos tener una de las gasolinas más baratas del mundo: 22.42 pesos por litro. Nuestra prioridad es proteger la economía popular”, fue el mensaje que publicaron en la cuenta de Twitter de la Presidencia de la República el pasado 14 de marzo para comparar el precio de la gasolina mexicana con la de otros países.

El mensaje de la Presidencia tiene dos problemas: por un lado, es engañoso pues no toma en cuenta la variación de los salarios en los distintos países con los que compara a México. Y por otro lado, es falso pues los subsidios a la gasolina son regresivos, es decir, benefician más a los más ricos.

Como el gobierno de México incluyó en su gráfica a algunos de los países más ricos del mundo, que son algunos de los que tienen los sueldos más altos, el porcentaje del salario que se requiere para pagar un litro de gasolina es menor en esos países que en México.

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Es decir, para un alemán o un francés que ganan el salario mínimo, llenar un tanque de gasolina de 40 litros equivaldría a gastar menos del 5% de su sueldo mensual. Un mexicano en las mismas condiciones tendría que gastar poco más del 17% de lo que gana en un mes para llenar el mismo tanque de gasolina.

Gasolina más barata no es igual a beneficio popular

Pero además, la segunda parte del mensaje de la Presidencia de la República es falsa: con una política de subsidios a la gasolina no se protege la economía popular. 

En realidad a quienes más se benefician con una política de este tipo es a los que más consumen gasolina, es decir, a los más ricos.

Según cálculos de Ramses Pech, experto en temas de energía, como el gobierno no está cobrando el Impuesto Especial a Productos y Servicios y se tendrá que pagar un estímulo para mantener precios bajos, el gobierno mexicano estará dejando de recaudar alrededor de 17,000 millones de pesos.

Y ese dinero se dejará de gastar en otras cosas. Por ejemplo, en una línea de metro para alguna de las ciudades congestionadas por el tráfico como la CDMX, Guadalajara o Monterrey (la Línea 3 del metro de Guadalajara costó poco menos de 14,000 millones de pesos, por ejemplo).

Pero además, según este documento del Senado mexicano, los subsidios a los combustibles generan tres grandes costos: primero, aumentan la contaminación atmosférica que ocasiona afectaciones para la salud de las personas. Segundo, empeora la congestión vehicular, lo que eleva los costos en productividad y, tercero, contribuye con el aumento de accidentes viales con costos en vidas humanas y discapacidades físicas.

Por todo lo anterior, el mensaje de Twitter del gobierno mexicano es falso.

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