Urbanización en México, otro factor que impulsa la desigualdad

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La desigualdad social es un fenómeno que afecta a más de la mitad de la población en México la cual, durante décadas, no ha visto mejoras en su calidad de vida, sin importar el color del partido en el poder o la bandera que adopta cada administración. 

Y a un año del inicio de la pandemia por COVID-19 las cosas no solo pintan peor para los grupos más desfavorecidos, sino que las políticas parecen seguir la misma lógica de siempre. 

Una de ellas es la política de urbanización a nivel nacional la cual, en los últimos 20 años, ha promovido la desigualdad urbana, al fomentar la creación de barreras que dificultan el acceso a oportunidades y, por tanto, a la movilidad social. 

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Lo anterior es parte de los resultados del estudio más reciente del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés). Con la publicación del Índice de Desigualdad Urbana (IDU), el Instituto resalta que el crecimiento de las ciudades ha tenido tres impactos, principalmente

  • Las zonas urbanas en el país han tenido un crecimiento horizontal (hacia las periferias), lo que ha disminuido la densidad poblacional en el centro de las ciudades.
  • Esto ha provocado un aumento en la cantidad y el uso de vehículos, lo que se traduce en una mayor emisión de contaminantes y, por lo tanto, una peor calidad del aire.
  • Al crecer las periferias, el acceso a bienes como puestos de empleo formales, escuelas, consultorios médicos, o espacios públicos, se concentra en los grupos socioeconómicos más altos que viven en las zonas céntricas, promoviendo la desigualdad.
Fuente: Reuters

Implicaciones del Índice de Desigualdad Urbana

Platicamos con Pablo Lazo Elizondo, director de Desarrollo Urbano y Accesibilidad del WRI, quien explica que desde el año 2000 “prácticamente todas la ciudades en México han continuado una expansión urbana a una velocidad muy rápida, pero en todas se ha incrementado la desigualdad urbana”.

De las 74 zonas metropolitanas que estudiamos, prácticamente en todas el centro de la ciudad ha perdido densidad habitacional y las periferias es donde crece el asentamiento de personas”. 

Pablo Lazo, WRI México

Con este patrón, “la desigualdad se ha acrecentado porque la gente demora mucho más tiempo en llegar a servicios, fuentes de empleo, centros de educación, de salud”, explica el entrevistado y añade que “con el COVID-19 y las restricciones de movilidad, se ha agudizado esta desigualdad”.

Para Lazo Elizondo lo que nos demuestra el análisis del WRI es que “el modelo actual (que ha venido aplicando en las últimas dos décadas) no es la dirección a seguir si queremos reducir la desigualdad, mejorar la calidad del aire de las zonas urbanas, y el acceso a bienes y servicios para un mayor número de personas”.

Fuente: Reuters

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¿Qué debería hacer el gobierno? 

Para el director de Desarrollo Urbano y Accesibilidad del WRI “tiene que haber un cambio de modelo a nivel de planeación. No podemos seguir promoviendo un crecimiento urbano de baja densidad” que ha sido responsable de la composición actual de los centros urbanos. 

Por ello, el especialista refiere que el gobierno debe considerar la recuperación de la estructura policéntrica de las ciudades

“Esto quiere decir que tú, como autoridad, detonas actividades económicas en varios puntos de un área metropolitana y consigues que los desplazamientos para acceder a bienes y servicios sean más cortos”.

Pablo Lazo, WRI México

Sin embargo, Pablo Lazo advierte que este tipo de políticas policéntricas “está totalmente ausente en los programas nacionales de vivienda en nuestro país”, y resalta que un primer paso debe ser “tener un levantamiento de datos locales básico” ya que muchas ciudades no cuentan con el mismo tipo de información para realizar su planeación urbana.

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Ejemplos de otros países que podría adoptar México

Respecto a acciones que otros países han llevado a cabo para atender esta problemática, el especialista nos explicó tres ejemplos que pueden servir de guía para las autoridades en nuestro país. 

En primer lugar, destaca San Pablo, Brasil, donde el gobierno local generó una entidad que se encarga específicamente de gestionar tres servicios básicos -agua y saneamiento, gestión de residuos y transporte- para que la calidad en todas partes del área metropolitana sea muy similar

Pablo Lazo también destacó los modelos de financiamiento local que existen en muchas ciudades de Estados Unidos, en donde “un consejo ciudadano local toma recursos de una asociación de vecinos, consigue cofinanciamiento del gobierno de la ciudad, y aplica esa inversión en proyectos de mejoramiento a nivel barrio”.

Finalmente, el experto del WRI destacó la política de planeación urbana de Madrid, donde, por primera vez, se sobrepuso con políticas de salud pública. “Es decir, toman bases de datos de información de salud y las empalman con información de planificación urbana para atender de manera más específica a sectores de la población más vulnerables, es decir, aquellas personas con enfermedades como hipertensión y enfermedades cardiovasculares”, aclara Lazo.

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Sin duda este es un problema que se fue generando desde muchos años atrás. El problema parece ser que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no ha demostrado, hasta la fecha, que sus acciones de política de urbanización sean realmente distintas a las anteriores.  

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