Vientos que ensordecen y escombros: crónica del huracán que convirtió a Acapulco en ruinas

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La última comunicación que Alex Campos tuvo con su prometida, Michelle, fue a las 22:00 horas del martes 24 de octubre. Ella estaba en Acapulco. En la charla ella le decía que estaba bien y lista para resistir el embate de Otis, que ya para entonces era un huracán categoría 4.

Originario de Acapulco, Campos nos dijo que al cortarse la comunicación le pareció normal, pues cada vez que hay un huracán en el puerto lo primero en suspenderse es el servicio de telefonía celular y el suministro de energía eléctrica. 

Sin embargo, cuando esa misma noche comenzó a seguir por internet las noticias y actualizaciones en tiempo real del ciclón empezó la angustia. 

“En Acapulco ya sabemos lo que son los huracanes. Desde el martes habían avisado que enfilaba una tormenta hacia el puerto. Lo que realmente nos preocupa cuando llega un huracán es si viene o no con mucha agua”, nos dijo. 

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Apenas amaneció, el 26 de octubre, Campos enfiló a Acapulco con agua y alimento para sus familiares. La comunicación por grupos de WhatsApp era intermitente y sabía que su madre, sus tíos y su hermana estaban a salvo. Sin embargo no tenía noticias de Michelle, quien se refugió en la zona de Playa Bonfil, en lo que se conoce como Acapulco Diamante.

Alejandro guardó las despensas en una camioneta Jeep Rubicon, como la que utilizó el presidente Andrés Manuel López Obrador para viajar a la costa de Guerrero (y que se quedó atascada) y recorrió la Autopista del Sol.

Playa Bonfil 22:30 horas

Michelle ha vivido la mayor parte de su vida en Acapulco, en Playa Bonfil. Ahí, junto con su familia, tiene un campamento tortuguero en el que imparte clases de educación ambiental y protege a las tortugas y sus huevos de cazadores furtivos.

Su campamento es una construcción rústica, hecha con palmas enjarradas y travesaños de madera. El centro de bienvenida a los visitantes es su casa, que en ocasiones ofrece servicio de hospedaje. La vivienda está hecha de cemento y tiene dos niveles. Queda de cara a la playa, a unos 100 metros del mar.

Debido a su trabajo, Michelle supo desde principios de la semana que una tormenta llegaría a Acapulco. Se mantuvo al tanto de la evolución del meteoro a través de cuentas de X y de chats institucionales. 

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Sin embargo la velocidad de Otis se incrementó en muy poco tiempo, al pasar de tormenta tropical a huracán categoría 5 en apenas 12 horas. 

A las 21:00 horas, mientras el huracán incrementaba su fuerza, Michelle, su madre y sus dos hermanas dejaron el campamento tortuguero y se dirigieron a unos departamentos en una zona más alejada del océano, en Puente de Mar. 

Michelle y su familia decidieron salir luego de la advertencia de su hermano, quien les llamó por teléfono desde Los Cabos. “Tienes tres horas para salir”, les dijo.

Acostumbrada a reaccionar ante este tipo de alertas, Michelle y su familia fueron a supermercados a comprar provisiones y presenciaron que los lugares estaban llenos, pues mucha gente hacía compras de pánico. 

Sin embargo no había una noción clara de la intensidad o de lo que pasaría, así que su madre regresó al campamento tortuguero para rescatar a algunos de los animales que dejaron ahí, nos relató.

Cuando Michelle cortó la comunicación con Alejandro, el huracán ya impactaba con fuertes vientos a la Bahía de Acapulco.

Lo que el viento se llevó

El mar se tragó los nidos donde estaban los huevos de las tortugas y se metió hasta el aula donde Michelle y su familia daban clases de educación ambiental. En la sala, las olas subían y bajaban y el viento silbaba de manera ensordecedora, pero lo peor todavía estaba por venir.

La madre de Michelle alcanzó a rescatar unos gatitos, conejos y gallinas. Para cuando llegó a su campamento tortuguero los vientos y las lluvias de un huracán categoría 4 le dificultaron ingresar a lo que fue su casa. 

“Nadie esperaba que se embraveciera tan rápido”, nos dijo. 

A las 18:00 horas, la Comisión Nacional del Agua advirtió en su cuenta de X que el huracán Otis con categoría 4 tenía probabilidades de aumentar su intensidad; dos horas más tarde el presidente Andrés Manuel López Obrador publicó en sus redes sociales que se preveía que el ciclón tocara tierra a las 05:00 horas del 25 de octubre. 

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“Atento aviso a toda la población de la Costa Grande de Guerrero: De acuerdo con la información disponible se pronostica que el huracán Otis entrará al territorio con categoría 5 entre Acapulco y Técpan de Galeana de las 4 a las 6 de la mañana.  Están en marcha el Plan DN-III-E y el Plan Marina en coordinación con el gobierno del estado. Acepten trasladarse a refugios, mantenerse en lugares seguros: alejados de ríos, arroyos, barrancas y estén alerta, sin confiarse. Nosotros también estamos pendientes”, escribió en su cuenta de X.

El huracán tocó tierra a las 00:25 horas del 25 de octubre. Para entonces, la madre de Michelle optó por resguardarse en uno de los baños de su casa, en la planta baja. Así pasó las siguientes 6 horas.

El viento era tan fuerte que no podías escuchar nada. Yo gritaba y ni siquiera podía oír mis propios gritos”, nos relató.

La madre de Michelle abrazó a sus mascotas, se puso en cuclillas y cerró los ojos. El agua inundaba el baño incesantemente, en grandes oleadas que subían y bajaban.

Playa Bonfil: 01:00 hrs

Lo que Michelle recuerda del huracán es el viento, un viento que silba sin parar. Ella y sus hermanas estaban en casa de una pariente, fuera de peligro, pero sin poder comunicarse con nadie.

Para Michelle lo más preocupante era no poder comunicarse con su madre, aunque sabía también que lo más razonable era resguardarse.

“Lo bueno fue que este huracán traía mucho viento y no mucha agua. Manuel, por ejemplo, dejó más muertos por lo mismo, por las crecidas de ríos y los deslaves que provocan las lluvias. Yo confiaba que mi mamá estaría bien”, nos contó. 

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Con las ventanas tapiadas, el refugio de Michelle y sus hermanas no sufrió daños de consideración, pero otros departamentos de Puente de Mar sí. La mayoría tenía las ventanas rotas, aunque había otros en los que los fuertes vientos de Otis arrancaron las cancelerías y hasta los marcos de las puertas

Alrededor del mediodía del 25 de octubre, el huracán Otis se degradó a tormenta tropical. Durante casi 12 horas azotó Acapulco, dejando un saldo de 48 personas muertas y 31 personas no localizadas al 8 de noviembre.

Campamento tortuguero, 25 de octubre, 09:00 horas

Después de varias horas resguardada en el baño de su casa, la madre de Michelle finalmente salió. La mujer escuchó que el viento era menos intenso y que el agua dejaba de entrar a la casa tan violentamente, por lo que decidió dejar su refugio. 

Lo primero que vio fue el campamento tortuguero destruido. La madre de Michelle vio los daños de su casa. No había ni puertas ni ventanas, pero permanecía en pie. Las casas vecinas lucían igual. En la playa, las palapas estaban tiradas y el mar se las tragaba. Mesas de restaurantes, cocinas, enseres, refrigeradores, todo estaba destruido. 

El mar entró llevándose todo a su paso y ya no había playa. Otis se llevó la playa de Playa Bonfil. La madre de Michelle volvió a Puente de Mar caminando para reunirse con su familia.

Ciudad de México, 26 de octubre, 06:00 horas

Desde el 25 de octubre por la tarde, Alejandro se comunicó con sus amigos con los que cada fin de semana va a Acapulco, donde tiene un departamento y vive su familia. 

Previendo deslaves en la carretera abordaron un vehículo de doble tracción y salieron rumbo a Acapulco con botellas de agua, medicamentos y víveres la mañana del 26 de octubre. 

Un día antes un amigo de la familia que tenía un teléfono satelital logró comunicarse. La familia de Alex estaba bien

“Lo importante era saber cómo estaba mi familia y la de Michelle”, nos dijo. “Ninguna pérdida, sólo daños materiales”.

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Apenas había abordado su camioneta el jueves por la mañana cuando comenzaron a llegar los mensajes de WhatsApp. En el chat familiar todos se reportaban. Estaban bien. Michelle, su madre y sus hermanas también.  

La comunicación era intermitente. Las noticias falsas de retenes del Ejército deteniendo a quienes llevaban ayuda comenzaban a viralizarse, pero Alejandro decidió ir a apoyar a su familia. Nadie le quitó la ayuda. Tampoco le cobraron en las casetas de la carretera.

En el camino vio que decenas de camionetas con logotipos del gobierno y despensas iban con dirección a Acapulco. También nos dijo que cuando llegó, horas después del impacto del meteoro, jóvenes con chalecos morados que se identificaban como Servidores de la Nación estaban levantando un censo

Luego de 24 horas cerradas debido a las condiciones meteorológicas, la Autopista del Sol fue liberada

“El deslave fue a 20 kilómetros de Acapulco. Cuando llegué a ese punto al mediodía la circulación ya estaba restablecida. El Ejército habilitó un carril de contraflujo y estaban removiendo las piedras y lodo”, nos contó.

El escenario que vio Alejandro fue de destrucción. Tiendas y supermercados estaban destruidos. Personas entraban y rompían vidrios para hacerse de agua y alimentos. Alejandro recordó la devastación que dejaron los huracanes Ingrid y Manuel en 2013. La de Otis era peor. 

“Ahora nos toca levantarnos”, nos dijo.

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