Otis, un aviso del calentamiento global

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En sólo 12 horas ‘Otis’ pasó de tormenta tropical a huracán categoría 5, la más destructiva de todas. 

Meteorólogos y científicos fueron sorprendidos por la intensidad del huracán que devastó Acapulco con vientos de más de 250 km/h, una fuerza que ya lo coloca como la peor tormenta registrada en los últimos 30 años en el Océano Pacífico. 

Según datos oficiales, el saldo del ciclón suma 47 personas muertas y 59 no localizadas, alrededor de 580 mil personas damnificadas, además de daños materiales en casi 900 kilómetros de carreteras y caminos, 7 mil hectáreas de construcciones destruidas y 80% de los hoteles de Acapulco con daños.

No es coincidencia que el huracán se formara justo en uno de los años más cálidos registrados desde la era preindustrial, lo que elevó la temperatura de los océanos. Esto, sumado a El Niño, un fenómeno climatológico asociado a cambios en la atmósfera y  la temperatura del Pacífico, crearon las condiciones para este huracán.

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“Existe la hipótesis de que podría estar relacionado con la subida de la temperatura de los océanos, no significa que haya más huracanes, pero sí que cuando hay uno, el ciclón acelera su formación tomando más energía”, explicó a El País Claudia Rojas, del departamento de Ingeniería de Procesos e Hidráulica, de la Universidad Autónoma Metropolitana.

En esta ocasión Acapulco quedó devastado. Pero organismos como el Banco Mundial ya han advertido sobre las serias consecuencias humanas del calentamiento global: para el año 2050, alrededor de 216,000,000 de personas en el mundo podrían verse obligadas a emigrar debido a las extremas condiciones climatológicas. 

Pero esa realidad ya ocurre. La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados informó que cada año más de 20,000,000 de personas tienen que emigrar dentro de sus países debido a desastres atribuidos al cambio climático, como te lo explicamos en esta nota.

Un huracán sin precedentes

Un avión estadounidense cazahuracanes que volaba sobre el Océano Pacífico fue el que pudo detectar la velocidad del ciclón Otis, pues los pocos aviones mexicanos estaban en el Golfo de México. 

Gracias a ese avión se pudo establecer que la velocidad de los vientos de Otis era más del doble de lo previsto.

Para Gian Carlo Delgado, investigador del Instituto de Geografía de la UNAM, el huracán y su fuerza devastadora resultaron impredecibles por falta de información y por los pronósticos, que finalmente no fueron como se proyectaban.

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Sin embargo, el experto advirtió lo que se ha venido diciendo desde hace al menos una década sobre el impacto del efecto invernadero y el calentamiento global en la creación de condiciones para que se registren fenómenos de este tipo de manera más frecuente. 

Otis no se pudo predecir por dos razones: para buenas predicciones necesitas buena información y no la teníamos, y también porque siempre hay un grado de incertidumbre en los modelos”.

“No podemos pensar que la solución está solo en los sistemas de alerta temprana, que no los tenemos. El mensaje es que este es el futuro que nos depara si no reducimos emisiones de gases efecto invernadero”, dijo en entrevista para El País

En tanto, para la Organización Meteorológica Internacional, el huracán Otis es uno de los que más rápido se han intensificado, y es el segundo ciclón con esa intensidad después de Patricia, registrado en 2015 en el Pacífico mexicano. 

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Rodney Martínez, representante para Norteamérica, Centroamérica y El Caribe de la Organización Meteorológica Internacional, consideró que las condiciones climatológicas que hay debido al incremento de la temperatura en el mundo vuelven cada vez más difícil hacer predicciones sobre el clima, y en este caso sobre la intensidad de un huracán de manera oportuna. 

“Hay sólo un precedente en el Pacífico Oriental, que es el huracán Patricia, en 2015, que coincide también con un periodo como el que tenemos en este momento: con un evento de El Niño en pleno desarrollo. Esto permitió que en pocas horas esta intensificación se ve más allá de lo que los modelos pudieron pronosticar y en corto ese escalamiento de categoría 4 a categoría 5, básicamente cuando ya estaba por tocar tierra. Es un segundo récord en el Pacífico”, dijo en entrevista para CNN.  

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“Inclusive los avances tecnológicos y las capacidades de predicción más avanzadas no pueden resolver en tan poco tiempo cambios tan drásticos como el que vimos”.

Para el experto del organismo de Naciones Unidas, el ciclón que devastó Acapulco es una muestra de que el mundo está entrando en una fase de cambios climatológicos acelerados, por lo que lo único que se puede hacer es estar mejor preparados.

Rodney Martínez explicó que en otras partes del Pacífico se han registrado fenómenos que se han visto aumentados por su interacción con El Niño.

“Nosotros estamos viviendo ya una crisis climática. El año 2023 se convertirá y pasará a la historia como el año posiblemente más caliente de la historia desde que tenemos registros instrumentales”, dijo.

El caldo de cultivo para un huracán monstruo

De acuerdo con meteorólogos existen condiciones muy precisas para que se forme un huracán. La más determinante es la temperatura del mar, pues para que un ciclón se genere deben registrarse 28 centígrados o más en el termómetro. Este año, la temperatura en el Pacífico, en el momento en que se formó Otis alcanzó los 31 grados, reportó Rodney Martínez, de la Organización Meteorológica Internacional.

Si la temperatura del agua del océano a una profundidad de 45 metros hubiera sido más fría, el huracán no se habría formado, pero en el caso de la formación de Otis tanto la temperatura superficial como la submarina fueron elevadas

Esto combinado con el cambio climático hace que los periodos en los que el agua de los mares está caliente se prolongue por más tiempo, por lo que las temporadas de huracanes, que hace una década abarcaban hasta fines de septiembre, se están extendiendo. 

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Un estudio publicado en 2017 en el Boletín de la Sociedad Meteorológica de EU señalaba que las temperaturas más altas harían más rápidas las intensificaciones de fenómenos meteorológicos como los huracanes, lo que dificultará su predicción. 

Un año más tarde, esta otra investigación publicada en la revista de la AGU, una organización sin fines de lucro que difunde descubrimientos en la Tierra y el Espacio, señalaba que la intensidad de los huracanes se incrementó en 6.5 kilómetros por hora cada 10 años entre 1986 y 2015.

Otro factor que favorece la rápida generación de huracanes es que con temperaturas más altas hay más vapor de agua en el aire. Esas partículas ascienden en la atmósfera, a la vez que bajan la temperatura y la presión atmosférica, lo que produce la condensación del vapor. 

Responsabilidad humana, detrás del calentamiento global

El aumento de temperaturas en el mundo es producto de las actividades industriales de la humanidad y de un sistema capitalista, coinciden expertos.

El historiador Lorenzo Meyer advirtió que lo que se conoce como desastre natural en realidad es resultado de la acción humana. 

“Todos los desastres que no nosotros calificamos como naturales, sino en realidad hechos por el hombre, y ahí está la responsabilidad básica”, dijo

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De acuerdo con la Base de Datos para la Investigación Global Atmosférica los países que más gases de efecto invernadero despiden debido a sus procesos industriales son China, con el 29% de las emisiones globales de dióxido de carbono, seguido de Estados Unidos con el 14%, e India con el 7%. En comparación, México apenas suma 1.23%.

Es decir, los países industrializados son los que generan la mayor cantidad de contaminantes, pero los platos rotos los pagan otros. 

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