Terror al ocaso

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Trump está aterrorizado de perder el poder que le otorga ser presidente de los Estados Unidos. Tiene demandas legales diversas que tendrá que enfrentar en el estado de Nueva York por acusaciones de defraudación fiscal, asalto agravado a personas (acoso sexual) y por engaño y perjurio en la venta de bienes raíces. También a nivel federal podría enfrentar acusaciones de violación de leyes electorales al no reportar gastos de pagos de sobornos en distintos casos de abuso de poder y acoso sexual.

Por otro lado, tiene vencimientos próximos en los pagos de préstamos que recibió antes de entrar a la Presidencia equivalentes a montos cercanos a los 400 millones de dólares que adeuda principalmente a bancos alemanes. Y según se deduce de sus estados financieros, carece de esos montos de dinero.

Esto es lo que se sabe públicamente de sus finanzas y de su situación legal ante instancias jurisdiccionales del estado de Nueva York. Lo que no se sabe, pero se rumora, es que tiene grandes negocios, y deudas, en Rusia. Eso estará seguramente por revelarse en los próximos meses, ya estando fuera de la Presidencia de Estados Unidos y sin poder contar con el fuero y blindaje legal que le ofrecía el hecho de ocupar ese puesto.

Acaba de dar el “perdón presidencial” a Michael Flynn, un operador político y socio de Trump que mintió al FBI sobre sus tratos y relaciones con los rusos previo y durante la campaña presidencial de Trump en 2016. Esto ocurre a escasos dos meses de dejar el poder. 

Es posible que igualmente otorgue ese mismo “perdón presidencial” a otros socios suyos que están bajo investigación por parte de autoridades federales de su país, todos por las mismas razones: por mentir a las autoridades federales acerca de sus relaciones con elementos de órganos de espionaje ruso, antes, durante y después de la campaña de 2016. 

La siguiente figura que también mintió a las autoridades estadounidenses es Roger Stone, que ha recibido una especie de perdón parcial del presidente, pero quien espera un “perdón presidencial” completo.

El tema del “perdón presidencial” es relevante ahora, debido a que se rumora que Trump ha consultado con sus abogados y asesores político acerca de la factibilidad legal y constitucional de otorgar un “perdón presidencial” a sí mismo con el objeto de no enfrentar el peligro de terminar en la cárcel después de abandonar la Casa Blanca.  

El problema de otorgar un “perdón presidencial” a sí mismo es que se estima que representaría una virtual confesión de culpabilidad de crímenes aún no especificados. Adicionalmente, un “perdón presidencial” no lo liberaría de delitos del fuero local, pues aplicaría solamente al fuero federal. Es decir, podría perdonarse, y correr la vergüenza pública de la confesión tácita de culpabilidad, y de todas maneras ir a la cárcel, si es condenado, por delitos en el Estado de Nueva York.

Y todo esto no resuelve el asunto del pago de sus deudas a bancos internacionales. Tiene que erogar 400 millones de dólares en menos de un año.

Toda su circunstancia legal y financiera explica, en gran medida, su terror al fin de su gestión como presidente de los Estados Unidos y, por supuesto, el intento por llevar a cabo una suerte de Golpe de Estado a la americana. Está condenado a volverse ciudadano común y corriente sin mayor blindaje legal, y con muchos nuevos y viejos enemigos dispuestos a despedazarlo en cortes y en plazas públicas. Puede representar no solo el ocaso de su poder, lo puede ser también de su libertad.

ricardopascoe@hotmail.com

@rpascoep


Otro título del autor: El caso de El Padrino

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