La política del presupuesto

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El proyecto de presupuesto 2022 que ha presentado el Gobierno Federal a la Cámara de Diputados, es la muestra más evidente del doble discurso que sostiene el presidente para hacer creer a la población la falsedad de que se ha puesto en marcha una gran transformación del país, gracias a la honestidad y austeridad de la administración que encabeza.


Lo real es que se presentó el proyecto de presupuesto más cuantioso del que se tenga registro; un 8.5 % superior al presupuesto de este año, donde la austeridad republicana que tanto se pregona brilla por su ausencia, y las estimaciones optimistas de cómo se comportará el entorno económico son, por decir lo menos, ingenuas. Se revelan las verdaderas prioridades de inversión que sostiene el Gobierno Federal para impulsar proyectos de muy incierta rentabilidad y con severos problemas de diseño y ejecución técnica, y se relega la atención de necesidades apremiantes que enfrenta el país.

Se propuso un presupuesto de 7 billones, 088 mil, 250 millones de pesos, aunque los ingresos crecerán solamente en un 7.5 %, con lo cual habrá una diferencia de 875 mil, 570.5 millones de pesos que se plantea cubrir con un hipotético incremento de los precios del petróleo, una mayor recaudación de impuestos gracias a un crecimiento esperado del PIB del 4.1 % y, por supuesto, mediante la contratación de deuda publica. Sí, deuda pública. Lo que todos los días dice el Ejecutivo Federal que no se hará, el proyecto de presupuesto 2022 dice que sí se hará.

Los recursos están orientados a solventar las prioridades del Presidente: los programas sociales que, a juzgar por los resultados, sólo perpetúan la condición de pobreza y no evitan que millones de familias mexicanas transiten a esta condición; los proyectos regionales de infraestructura como el Tren Maya, la Refinería de Dos Bocas y el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, entre otros; el rescate de Petróleos Mexicanos (PEMEX); la Guardia Nacional; y el sector salud, en especial el fortalecimiento del IMSS y el programa de vacunación.

En contraste con lo anterior, sólo se proponen incrementos no significativos, o de plano recortes, en temas que no interesan al actual Gobierno Federal, como la educación, la ciencia y la tecnología, los derechos humanos, el cuidado del medio ambiente, la prevención de la violencia contra las mujeres, los migrantes y la justicia. 


De la misma manera se relegan los proyectos de infraestructura que demanda el país para mejorar su conectividad, incrementar sus capacidades productivas, atender las necesidades de sus zonas metropolitanas y adaptarse a las nuevas condiciones que provoca el cambio climático.

Así, la propuesta de presupuesto para el año que viene es unilateral y autocrática. Refleja una visión centralista del país que se quiere edificar. Están ausentes los estados y los gobiernos municipales. La opinión de la ciudadanía que pagamos impuestos no importa. Es un presupuesto con el que se pretende afianzar un proyecto de poder político, en vez de darle sustento al desarrollo sostenible de México y mejorar la calidad de vida de la gente.

Nuestra representación en la Cámara de Diputados no puede permitir que esto pase. Es necesario configurar y fortalecer un gran bloque opositor que devele la verdadera intencionalidad política de esta propuesta del presidente  y apoyar los proyectos regionales de los gobiernos locales y las iniciativas de la sociedad .
A la ciudadanía nos toca respaldar y exigir a quienes nos representan. El presupuesto nos atañe. Es la política.

Por: Oscar Pimentel
https://oscarpimentel.com

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