Dentro de poco se cumplirán cinco meses de ofensiva militar israelí en la Franja de Gaza (además de los constantes ataques de colonos en Cisjordania). El Ministerio de Salud de Gaza ha reportado que ya ascienden a más de 30 mil las víctimas palestinas debido al conflicto.
La inacción internacional ha vuelto a hacer evidente la simulación que representa la solidaridad humanitaria internacional. Resulta imprescindible no solo denunciar tal simulación sino reconocer la responsabilidad colectiva en la que todos los gobiernos incurren por su inacción frente a la mortífera incursión israelí en Gaza.
El pasado 20 de febrero naufragó una propuesta de resolución que demandaba el inmediato cese al fuego en Gaza que Argelia presentó en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Esta propuesta de resolución fue vetada por la representación estadounidense mientras que Gran Bretaña se abstuvo. Así lo reportaron los medios alrededor del mundo sin enfatizar lo que probablemente es lo más relevante: que las representaciones de China, Rusia y Francia votaron a favor.
La presión pública ha provocado la desalineación de las potencias occidentales con representación permanente en el Consejo y la presión sobre los gobiernos de los Estados Unidos y Gran Bretaña sigue en aumento.
La abstención de Gran Bretaña también evidencia una creciente presión al gobierno en Londres para modificar su posición frente al conflicto. El día de hoy la temperatura del debate entre conservadores y laboristas subió en el Pleno del Parlamento británico a pesar de que la mayoría de miembros del Parlamento apoya la demanda de un alto al fuego en Gaza; el gran cisma se debe a los tonos antisemíticos e islamofóbicos de los que ambos bandos se acusan mutuamente.
Parecería cuestión de tiempo el ver a Reino Unido cambiar su posición con respecto a la acción militar israelí.
Por otro lado, la presidencia de Joe Biden experimentó la primera importante expresión ciudadana de descontento con respecto a la posición estadounidense frente al conflicto en las elecciones primarias demócratas en Michigan el pasado martes.
Michigan es un estado clave en las elecciones presidenciales y cuenta con una importante y activa comunidad de ciudadanos y residentes musulmanes que llamaron a votar por la opción “uncommitted” en vez de Joe Biden para demostrar su descontento con la administración.
El resultado fue que poco más de 100 mil votos (13%) fueron para la opción “uncommitted” y estos votos, de no ser conseguidos por el Partido Demócrata en noviembre puede representar perder el estado frente a Donald Trump (la diferencia en las elecciones de 2016 en el estado de Michigan que perdió Hillary Clinton ante Trump fue de menos de 11 mil votos).
El llamado de atención a la administración Biden seguirá subiendo de tono y tendrá que encontrar pronto una manera de maniobrar si no quiere entregar de nuevo la presidencia a Donald Trump.
Otra colaboración del autor: Examinando los últimos triunfos de Donald Trump
