La resiliencia de la agenda liberal en los Estados Unidos

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La baja popularidad del presidente Joe Biden hace parecer que la definición de la candidatura republicana a la Presidencia de los Estados Unidos arrojará a quien muy probablemente será el o la próxima jefa del Ejecutivo federal en ese país. 

Los números son contundentes; según el rastreo de encuestas publicado por Reuters/Ipsos, esta semana la popularidad de Biden ha tenido una tendencia a la baja por los dos últimos años. 

A esta tendencia los medios estadounidenses han agregado el hecho que, según una encuesta de The New York Times y la Universidad Siena publicada esta misma semana, el presidente Biden está por debajo de Donald Trump en las preferencias electorales entre votantes registrados en cinco de seis estados clave (Nevada, Georgia, Arizona, Michigan y Pennsylvania). 

Muy seguro de sí mismo, y bravucón como usualmente, Donald Trump ha estado insistiendo que los juicios que está enfrentando tienen un evidente carácter político-electoral y citó la encuesta del NYT como prueba fehaciente de ello.

Echar al vuelo las campanas sería muy arriesgado para el Partido Republicano porque tanto las mismas encuestas como los resultados de elecciones locales llevadas a cabo el pasado martes relatan una historia menos promisoria. 

Comencemos por el caso de las encuestas. Por un lado, es probable que la baja aprobación nacional del presidente Biden (39%) tendrá un impacto diferenciado en las elecciones del próximo año si tomamos en cuenta el desagregado de su credibilidad en la misma encuesta: la credibilidad de Biden es de 44% entre la población urbana (donde se concentra la población y por lo tanto los votos) y de 41% entre la población no-blanca (que son parte fundamental de la base electoral del partido demócrata). 

Además, y probablemente más importante, esta misma tendencia se presenta en las encuestas en los estados clave arriba referidos: en Georgia y Michigan Biden registra 43% de preferencia, en Arizona y Pennsylvania 44%, mientras que en Nevada solo obtiene el 41% en Wisconsin supera a Trump con 47%. 

¿Cómo es que un presidente tan impopular puede a estas alturas seguir siendo competitivo en estos estados clave? Parte de la respuesta la aportan los resultados de las elecciones en Kentucky, Virginia y Ohio de este pasado martes.

En Kentucky, un estado conservador tradicionalmente republicano, el gobernador Andy Beshear –demócrata– ganó su reelección frente al ex fiscal del estado, Daniel Cameron. Cameron no solo realizó una campaña anti-Biden enfatizando que él llevó a la Corte 23 casos en contra de la agenda del presidente, sino que además recibió el espaldarazo formal del ex presidente Trump; aun así Cameron perdió.

En el caso del estado de Virginia, el partido demócrata ganó suficientes curules para controlar la Asamblea General (que se compone del Senado estatal y la Casa de Delegados). El gobernador Glenn Youngkin y el Partido Republicano no pudieron hacer frente al discurso liberal enarbolado por los demócratas, especialmente en el caso de la defensa del derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo.

Similar es el caso de Ohio en donde se puso a consulta la enmienda a la Constitución estatal para garantizar el derecho al aborto y otros derechos reproductivos; la medida fue aprobada por un 56% de los participantes en un estado considerado conservador, con gobernador republicano y cuyo partido controla la Legislatura.

Hay dos razones principales para explicar cómo es que en el contexto de una muy alta impopularidad del presidente Biden éste es competitivo en estados clave y los republicanos obtienen buenos resultados electorales. 

La primera es que la impopularidad de Joe Biden está siendo contrapesada por el daño que Donald Trump ya está infligiendo a la marca del Partido Republicano; esto es evidente en el incremento de los ataques que el ex presidente Trump recibió en el debate del pasado miércoles al cual, otra vez, no se presentó. Segundo, el discurso radicalmente conservador en cuestiones sociales (como la ofensiva contra el derecho de las mujeres a decidir) está mostrando sus límites.

Canalizar las fuerzas conservadoras para presionar y modificar a la Suprema Corte no es lo mismo que convencer localmente a los electores especialmente en zonas urbanas y con mayor educación. Estas dos razones serán, sin duda, clave en la resiliencia de la agenda liberal y las probabilidades de reelección del presidente Biden.

Otra colaboración del autor: Los cuchillos desenvainados de la política estadounidense

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