Dinero y elecciones en los Estados Unidos

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En enero de 2010 la Suprema Corte de los Estados Unidos resolvió, en un caso de importante relevancia histórica, que la libertad de expresión consagrada en la primera enmienda de la Constitución protege el derecho de corporaciones y organizaciones sin fines de lucro de financiar comunicaciones electorales y promover candidatos.

En 2012, como era de esperarse, las campañas de Barack Obama y Mitt Romney reunieron y gastaron conjuntamente la cifra récord de más de $2,000 millones de dólares.

El debate se concentró en el papel de los recursos en las campañas electorales y sus efectos políticos. La democracia parecía en peligro por las probabilidades de que las campañas sostenidas por enormes recursos corporativos fueran decisivas frente a aquellas que no pudieran competir financieramente. 

El juez John Paul Stevens argumentó, en su disenso con la mayoría de la Suprema Corte, que la resolución del caso Citizens United vs. Federal Election Commission atentaba contra “el sentido común del pueblo estadounidense, que reconoce la necesidad de prevenir que corporaciones socaven el auto-gobierno”.

De tal manera que pareciera que el “señor don-dinero” se volvería amo y dueño de las elecciones. Y así fue parcialmente, ya que prohibir al gobierno que restrinja los gastos en comunicación política de las corporaciones permitió incrementar exponencialmente la capacidad de reunir fondos de los dos partidos principales aumentando radicalmente la disparidad entre estos partidos y otros menores.

Sin embargo, Donald Trump ganó en 2016 las elecciones presidenciales habiendo reunido tan solo la mitad de los fondos reunidos por el equipo de la ex senadora y ex secretaría de Estado, Hillary Clinton.

Entre el Partido Demócrata y sus súper PACs aliados reunieron un total de $1.2 mil millones, mientras que el equipo de Donald Trump reportó cerca de $600 millones. ¿Moraleja? Los fondos para gastos de campaña son muy importantes, pero no enteramente decisivos.

Los reportes del pasado mes de febrero sobre fondos reunidos por las campañas de Joe Biden y Donald Trump continúan mostrando una ventaja del primero sobre el segundo de cerca de $100 millones de dólares (esto solo incluye fondos directos recibidos por la campaña).

Así que hoy sabemos que la ventaja en fondos reunidos por parte del presidente Biden probablemente no sean definitivos en el resultado electoral de noviembre, pero por el momento es signo de la confianza que buena parte del electorado demócrata tiene en su campaña.

Otra colaboración del autor: Un contundente pero previsible súper-martes electoral

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