Aborto en México: presidente, los derechos no se consultan

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En un hecho histórico para América Latina, el Congreso de Argentina aprobó el aborto legal hace unos días. El fenómeno sienta un fuerte precedente para nuestra región, y es el resultado de una larga y tortuosa lucha de las mujeres por el derecho fundamental de decidir sobre su cuerpo.

El tema siempre ha sido controversial, dividiendo aguas entre liberales y conservadores. Como pocos debates, este es uno de aquellos que muestra el verdadero talante político de cada persona. Y es una prueba definitiva de la verdadera naturaleza de la llamada “cuarta transformación”.

Hoy, en México, el aborto solo es legal en dos estados: la Ciudad de México y Oaxaca. En el resto, está restringido y criminalizado. Eso significa que solo 3.6 millones de mujeres, de un total de 34 millones en edad reproductiva, tienen la opción de decidir. Una de cada 10. Por eso, en nuestro país hubo 691 mujeres procesadas por no querer ser madres solo en 2019. 

Nuestro presidente, y nuestro gobierno actual, nunca ha tenido mucho interés en los temas de las mujeres. El mandatario no puede distinguir entre un feminicidio y un homicidio, y siempre ha visto a las mujeres movilizadas como un enemigo de su administración.

Y el aborto no solo es un tema que el presidente evade: es una palabra que no puede ni pronunciar. Sin embargo, lo que pasó en Argentina colocó el tema en la agenda pública y forzó a López Obrador a hablar al respecto. Su respuesta, por supuesto, dejó mucho que desear.

Pero mientras que el canciller Marcelo Ebrard e incluso el hijo del presidente celebraban el hecho, López Obrador abandona su responsabilidad y lo desplaza a la ciudadanía. No importa que tenga una enorme mayoría en el Congreso, que le permitiría aprobarlo con facilidad. La verdad, este es uno de los temas que demuestra la verdadera tendencia conservadora del gobernante: cuando fue jefe de Gobierno en la Ciudad de México, la Asamblea local estaba lista para aprobar una legalización de la interrupción del embarazo. 

El hoy presidente llamó a su operador René Bejarano, entonces líder de la mayoría en ese congreso, y lo bloquearon. No sería hasta el siguiente gobierno en que ese derecho de las mujeres se cristalizaría.

El asunto que es importante aquí es este: ¿los derechos se pueden consultar? Está claro que el aborto es un tema controversial, pero pensemos en otros ejemplos. ¿Tienen las mujeres derecho a, digamos, votar? 

Hoy nos parece obvio que sí, y hacer una consulta para decidir si ellas pueden elegir a sus gobernantes, o ser electas, no resiste debate alguno. Pero lograr ese derecho fue una larga y compleja pelea que comenzó en Inglaterra y terminó demostrando que las mujeres deben tener ese mismo derecho.

No, señor presidente: los derechos humanos, los derechos en general, no se consultan. Puede ser democrático preguntarle a la gente si está de acuerdo con cambios legales o políticos, pero poner a consulta los derechos de la gente es un acto de agravio.

Porque los hombres no podemos decidir si ellas tienen esta opción; porque miles de mujeres mueren cada año en abortos clandestinos, miles de niñas son violadas y quedan embarazadas, y las únicas que pueden ejercer su derecho son ellas mismas.

Hay que decir algo sobre la interrupción del embarazo: que sea legal no obliga a practicarlo. Quien esté en contra, por cualquier razón, que no lo haga. Pero que no decida por las demás.

Nadie que sea progresista, nadie que sea de izquierda, puede defender la posición del presidente. Y el silencio cómplice de la secretaria de Gobernación y las diputadas morenistas demuestra su verdadera convicción: la obsecuencia ante su jefe.

Este gobierno dejará el amargo recuerdo de que pudo cambiar la vida de las mujeres en México y decidió no hacerlo

Y eso pasará a la historia.

Más del autor: Neolengua a la 4T

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