IA en política

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Aunque empezaron informalmente, las campañas políticas por la presidencia y muchos otros cargos de elección popular están en marcha. Aspirantes a los puestos mandan a pintar bardas, organizar eventos, repartir volantes. Todo lo tradicional.

Pero en esta campaña, en particular la presidencial, habrá un nuevo actor, que no es menor: la Inteligencia Artificial. 

Al ritmo que avanzan las tecnologías, cada elección tenemos un nuevo elemento. El rol que jugaron las redes sociales en la elección de 2016 en Estados Unidos fue crucial. El equipo de Donald Trump las utilizó, en particular a Facebook, para crear falsas narrativas y ganar votos a partir de algoritmos diseñados por la hoy defenestrada Cambridge Analytical. 

En esta campaña, las redes fueron clave para administrar las emociones y prejuicios sociales, a fin de promover el ánimo que beneficiaba al candidato. En contraparte, las nuevas tecnologías permitieron difundir información real, rebatir las noticias falsas, y terminaron obligando a las grandes empresas a construir mecanismos para contener su uso de forma malintencionada, así haya sido con un éxito relativo.

En esta ocasión la Inteligencia Artificial cambia el juego, otra vez, por completo. Y este es el debate: la tecnología no es buena ni mala, depende de cómo la uses. 

¿Cómo puede beneficiar la IA en el proceso electoral? Por un lado, puede ser una poderosa herramienta para detectar noticias falsas y desmentirlas. También le puede servir a los equipos de campaña a generar mensajes más personalizados y efectivos en segundos. 

Permiten analizar mejor las demandas y problemas de poblaciones específicas, a fin de construir mensajes que les hagan sentido,que resuenen en sus problemas. Es lo que llaman microtargeting, que permite identificar con mucha precisión los problemas de ciertas comunidades para generar propuestas que conecten y evadir los temas que no. 

Por supuesto, esto puede ser útil para los políticos, pero no necesariamente para la sociedad: la IA les puede decir qué quiere escuchar la gente sin garantizar en absoluto que sea un compromiso de verdad. Como un asesor de los de hoy, digamos, pero con una gran diferencia: lo hará mucho más rápido y mejor. 

Según un análisis del New York Times, las cartas a posibles donantes a candidatos, al ser escritos por IA, resultan más efectivos que si son escritos por humanos para recibir recursos. Otro estudio de la Universidad de Stanford demostró que las noticias falsas escritas por computadoras eran más convincentes que aquellas hechas por personas. 

Esta tecnología puede hacer más eficientes las campañas y sus mensajes. Les ayuda a segmentar votantes, analizar estados de ánimo en redes, automatizar respuestas y optimizar su trabajo, pero tiene un riesgo también.

Como vimos con los audios fabricados de Marcelo Ebrard, en los que llamaba a su equipo a sumarse a Xóchitl Gálvez, o los de Claudia Sheinbaum, en los que hacía un imposible mea culpa del trabajo de López Obrador, el riesgo de que haya una maquinaria de noticias falsas es inevitable. Gálvez misma ya ha sido víctima de noticias sin sustento, que corren por las redes sin control alguno. 

La gente de forma natural distribuirá noticias que reafirmen sus posturas, por muy falsas que sean. Será responsabilidad de la ciudadanía y de los medios dedicar un máximo esfuerzo a desmentir, desmentir y desmentir.

Porque entre las muchas amenazas que enfrenta nuestra democracia, la información falsa está en primera línea. 

Más del autor: El infierno

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