Acoso laboral, otro reto para el personal de enfermería

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Ya me dio y no morí”, cuenta Alina. Ella tenía miedo de enfermarse de coronavirus y por buenas razones, ya que es enfermera en el Hospital General de Zona número 71, en Veracruz, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Pero superar al COVID-19 no es su único desafío, ya que también enfrenta maltrato laboral por demandar mejores condiciones de trabajo.

Tras exigir cubrebocas y equipo de seguridad para trabajar, Alina padece acoso laboral junto con otras compañeras que también se manifestaron. La agresión, dice, viene de una de las jefas de enfermeras de ese hospital.

El acoso va desde cambios de horario sin avisar, negarles vacaciones sin ningún argumento y, en lugar de ayudarlas a que cuenten con mejores condiciones de trabajo, las amenaza: “Si se manifiestan, habrá consecuencias”.

Además de huir de las personas que les arrojan cloro en las calles y buscar trabajar con equipos de protección adecuados, enfermeras y enfermeros del país están enfrentando el acoso laboral en los hospitales para los que trabajan, lo que ya ocurría desde antes de la pandemia, según la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“A todos les llegó el bono COVID-19 de 900 pesos, era para todos los trabajadores de hospitales del IMSS. A nosotros, por manifestarnos, no nos llegó nada”, contó Alina, quien ha participado en cuatro plantones de personal médico. Desde abril piden cubrebocas y equipo de seguridad para poder trabajar sin riesgo de ser contagiados. El equipo es insuficiente y de todas maneras nos enfermamos, dijo la enfermera en entrevista con Cuestione.

La ayuda sí llegó al Hospital General de Zona número 71, pero no a las manos del personal que se manifestó para exigirla. Fueron 12 mil mascarillas, seis mil overoles –entre otro equipo– para el personal médico de ese hospital y de la Clínica 14, en Veracruz. Sin embargo, enfermeras y enfermeros del esos hospitales apenas vieron algunos de estos insumos, “nadie supo dónde quedaron los demás”, explicó Alina. 

“Nosotros no tenemos una denuncia formal de que ocurra acoso laboral en ese hospital y el equipo entregado por Tamsa fue distribuído en tiempo y forma”. Todo se trata de “celo profesional, la jefa de enfermeras de ese hospital está por ser ascendida y por eso el personal de enfermería está enojado, aunque también podría ser por conflictos sindicales internos, dijo a Cuestione personal de comunicación del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Pero los oficios firmados por enfermeros y enfermeras de ese hospital, enviados a las autoridades sindicales y a los directivos dicen lo contrario. Mientras, los equipos de protección para que enfermeros y enfermeras cuiden de la salud de los pacientes de COVID-19 siguen faltando, denunciaron.

Entre el miedo de enfermar y el acoso laboral 

Alina y sus compañeras no son las únicas que trabajan entre hostigamiento y amenazas durante la pandemia y tres enfermeras de otros hospitales nos contaron sus historias.

Como la de Eunice, quien trabaja en el Hospital Central Norte de Petróleos Mexicanos, en la Ciudad de México. Ella vive sus ocho horas de trabajo entre amenazas. Además de cuidar la salud de los pacientes, cuida cada mascarilla, overol y equipo de protección que les llega. “Hay unos hornos para descontaminar mascarillas N95 y poder volverlas a usar, pero nadie sabe si están realmente limpias. Si se pierde algo del material que nos dieron, nos amenazan, nos dicen que no nos van a mandar más”, explicó a Cuestione.

Otras dos enfermeras del Hospital General de General de Zona número 48, en la alcaldía Azcapotzalco, Ciudad de México, pidieron al director, Eduardo Espino, que garantizara equipo de protección de mejor calidad para que pudieran trabajar porque los cubrebocas que utilizan “se deshacen de lo malos que son”, por respuesta, lo único que reciben es: “pues es lo que hay”.

Se burla del personal. Ni siquiera sabe qué tiene un kit para entrar a las áreas más contaminadas, ¿cómo va a saber si estamos trabajando con las condiciones necesarias para hacer nuestro trabajo?”, explicaron las dos enfermeras, quienes omitieron dar su nombre para evitar represalias. Una de ellas tiene 20 años de experiencia, y la otra 10. Ambas tienen que comprar parte de su equipo y nunca se habían sentido tan desprotegidas en el trabajo, coincidieron.

Otro ejemplo de la presión que enfrentan enfermeros y enfermeras fue el ocurrido en el hospital general Raymundo Alarcón, en Guerrero, personal médico también denunció falta de equipo de seguridad. Ahí trabajaba Maria del Carmen Galeana, que no pudo contar las historias de supervivencia de estas mujeres, porque se suicidó luego de enterarse de que estaba contagiada. La Secretaría de Salud de esa entidad, de quien depende dicho hospital, no ha emitido ningún posicionamiento sobre la muerte de la enfermera.

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En el mismo lugar y con la misma gente

Desde principios de abril, la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo un llamado para que los gobiernos en el mundo mejoraran las condiciones laborales de enfermeras y enfermeros. Personal suficiente, sueldos justos y el respeto del derecho a la seguridad y salud en el puesto de trabajo eran algunas de las recomendaciones del organismo. 

En México esto no ocurre. En primera porque en el país hay 2.9 enfermeras y enfermeros por cada mil habitantes, una tercera parte del promedio (8.8) de las naciones que forman parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), según datos del Centro de Investigación en Política Pública del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO).

En segunda, porque los sueldos, de entre 5,800 y 15,000 pesos mensuales, tampoco son suficientes. Además, algunas tienen que destinar entre 500 y 4,000 pesos de su sueldo para comprar equipo de protección que les hace falta, como documentó Cuestione. En tercera, porque no hay respeto a sus derechos laborales

La OMS declaró este 2020 como el Año Internacional del Personal de Enfermería y Partería, por la importancia que juegan estas personas en el combate al COVID-19. Pero en México, tanto el presidente Andrés Manuel López Obrador, como las autoridades sanitarias en el país, se limitan a felicitarlas y a darles las gracias

Mientras, ellas y ellos siguen arriesgando sus vidas cada día.

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