Pedro Salmerón, la Liga Comunista 23 de Septiembre y Eugenio Garza Sada

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La publicación del historiador Pedro Salmerón –quien se desempeñó como titular del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana (INEHRM)- sobre el secuestro y muerte del empresario regiomontano Eugenio Garza Sada que ocurrió en septiembre de 1973, recordó a uno de los grupos clandestinos con mayor presencia en esa época: la Liga Comunista 23 de Septiembre.

Salmerón llamó “valientes jóvenes” a quienes participaron en el frustrado plagio del propietario de la Cervecería Cuauhtémoc, que derivó en su muerte, la de su chofer, un guardaespaldas y dos de los guerrilleros.

“Muchos jóvenes que veían canceladas las posibilidades de participación y transformación pacífica de un sistema político vertical y autoritario, buscaron cambiar las cosas por la vía violenta (…) De modo que, cuando un comando de valientes jóvenes de la Liga Comunista 23 de Septiembre intentó raptarlo (a Garza Sada), se desató una balacera”, escribió Salmerón.

Esa declaración generó la condena unánime de políticos, en especial del Partido Acción Nacional (PAN), y el historiador presentó su renuncia al INEHRM, la cual le fue aceptada.

Sin embargo, Salmerón también se refirió a Eugenio Garza Sada como “uno de los más notables y emprendedores industriales del país”, quien a pesar de su fortuna, era “modesto y austero” y quien después de muerto “fue el prototipo del empresario con sentido humano”.

El presidente Andrés Manuel López Obrador lamentó la renuncia de quien calificó como “un extraordinario intelectual”, en la mañanera del 23 de septiembre y dijo que no se le puede decir a un escritor lo que debe escribir, aunque “lo mejor es no confrontar”.

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¿Pero quién era Eugenio Garza Sada?

Fue fundador y presidente del Grupo Industrial Monterrey, considerada una de las asociaciones de empresarios más importantes e influyentes de México a lo largo del siglo pasado y hasta nuestros días.

Hijo del fundador de la Cervecería CuauhtémocIsaac Garza Garza, con el tiempo escaló posiciones en esa compañía, que dirigió junto a su hermano Roberto.

Las crónicas lo describen como un empresario austero que gustaba de hacer labor social: fundó la Cruz Roja, el Cuerpo de Bomberos y el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, en su ciudad natal, y los colegios La Salle e Isabel La Católica. Era un hombre “de buen corazón”, según publicó El Universal en septiembre de 1973.

Nacido en 1892, sus padres lo mandaron a estudiar a Estados Unidos por los agitados tiempos de la Revolución Mexicana, pero regresó para consolidar el imperio empresarial de su familia.

La mina de las corcholatas. Una de sus empresas, Hylsa, se convirtió en la mayor proveedora de acero de México, creada en 1943 para abastecer de corcholatas sus envases de cerveza. Lo logró con hojalata comprada en Estados Unidos, durante la época de la Segunda Guerra Mundial, y con con el tiempo, Hylsa participó en la minería y el procesamiento de hierro.

Eugenio Garza Sada tenía 82 años cuando un comando intentó secuestrarlo, pero algo salió mal…

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La Liga Comunista 23 de Septiembre

Fue una organización político-militar de filosofía marxista. Es decir, buscaba que los trabajadores fueran propietarios de sus medios de producción y no empleados. Surgió de manera clandestina en 1973 en Guadalajara, Jalisco.

La idea de su creador, Ignacio Arturo Salas Obregón, era unificar a las organizaciones radicales de la época y crear un partido político y un ejército revolucionario. La Liga tomó el nombre de la primera guerrilla conocida de México, que atacó un cuartel militar de Ciudad Madera, Chihuahua, el 23 de septiembre de 1965.

Entre las organizaciones que la conformaron figuran Comandos Armados los Lacandones Patria o Muerte, Brigada Revolucionaria Emiliano Zapata, la Federación de Estudiantes Universitarios de Sinaloa, Movimiento Espartaquista Revolucionario, Fuerzas Armadas de la Nueva Revolución o “Grupo Oaxaca” y el Frente Estudiantil Revolucionario “FER Vikingo”.

De acuerdo con La Jornada, en su primer año de existencia, la Liga Comunista 23 de Septiembre llevó a cabo 60 acciones armadas. Entre ellas, seis secuestros, tres asaltos bancarios, 17 asaltos y 29 asesinatos (15 policías, seis soldados y ocho civiles).

En su inicio, operó en Jalisco, Nuevo León, Sinaloa y el Distrito Federal y luego extendió sus acciones a otros estados del país.

Un secuestro fallido

El periodista Jorge Fernández Meléndez escribió que en 1971, miembros de organizaciones que dieron paso a la Liga Comunista 23 de Septiembre, propusieron secuestrar a una persona por la que se pudiera pagar un rescate de varios millones de pesos, los cuales necesitaban para comprar armas y una radiodifusora clandestina que difundiera sus mensajes.

Con el tiempo la idea tomó forma y se acordaron dos objetivos: los empresarios Eugenio Garza Sada y su hijo, Alejandro Garza Lagüera.

El 17 de septiembre de 1973 fueron por el primero de ellos.

Cinco integrantes de la Liga interceptaron el auto donde viajaba Garza Sada en la colonia Bellavista, al norte de Monterrey. El empresario viajaba acompañado de su chofer, Bernardo Chapa, y su guardaespaldas, Modesto Torres Briones, y se dirigía a las oficinas de la Cervecería Cuauhtémoc.

En el cruce de las calles Luis Quintanar y Villagrán, dos de los secuestradores intentaron sacarlo del auto, lo que originó un tiroteo. No está claro si fue ejecución o si el empresario murió a consecuencia del fuego cruzado, lo mismo que su chofer y el guardaespaldas. Dos guerrilleros también murieron.

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La mano de Echeverría

Jorge Fernández Meléndez escribió que en el intento de secuestro hubo participación y tolerancia del presidente Luis Echeverría, “e incluso que conocía previamente al detalle lo que ocurría” y su gobierno no hizo nada.

De acuerdo con la revista Proceso, Echeverría y su secretario de Gobernación, Mario Moya Palencia, tuvieron acceso a los planes de la guerrilla para secuestrar al industrial, por el que pediría un rescate de cinco millones de pesos y la liberación de un grupo de presos políticos.

Los planes no resultaron y todo se vino a pique.

La muerte del empresario fracturó la relación entre el sector industrial y el gobierno, que mantenía un discurso de intolerancia hacia la iniciativa privada y de igual manera significó el inicio del fin de la Liga Comunista 23 de Septiembre.

El adiós con sangre

El 10 de octubre de 1973, otro comando de esa organización secuestró en Guadalajara al cónsul británico Duncan Williams y al empresario Fernando Aranguren. El gobierno de Echeverría rechazó negociar y la guerrilla ejecutó a Aranguren y liberó al cónsul.

A partir de ese momento se dio una cacería contra los miembros de la Liga 23 de Septiembre, que involucró casos de tortura y denuncias de violaciones a derechos humanos, como parte de los horrores de la llamada “guerra sucia”, que llevaron a cabo los gobiernos mexicanos para acabar con los grupos rebeldes.

La Liga Comunista 23 de Septiembre desapareció de la misma forma que actuó muchas veces, a costa de la violencia.

Sin embargo, casi medio siglo después, un gobierno mexicano reconoció los abusos que se cometieron desde el poder.

El 24 de septiembre de 2019, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, ofreció una disculpa pública a Martha Alicia Camacho Loaiza, ex integrante de la Liga Comunista 23 de Septiembre, por las violaciones a sus derechos humanos en la “guerra sucia”.

Violencia hubo desde distintos frentes…

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