El poder de la imagen pública es un arte y en este vaivén de percepciones y estrategias, la figura de Eva Perón, la mítica ex primera dama de Argentina, emerge como un faro en la campaña de Claudia Sheinbaum por la Presidencia de México. En un juego de espejos que desafía el tiempo, la tentación de construir la imagen pública de la candidata mexicana en torno a una figura tan emblemática como Evita es una similitud que no puede pasar desapercibida como una “simple coincidencia”, aseguran expertos consultados por Cuestione.
Mientras Perón encarnaba el calor humano, la pasión y la conexión palpable con las masas, en México Claudia Sheinbaum ha sido llamada por su principal opositora, la candidata Xóchitl Gálvez, como “Dama de Hielo” y romper esta percepción es la primera tarea que tienen sus asesores de imagen para acercarla al electorado, advierten especialistas.
En contraparte, la alianza de Xóchitl Gálvez ha elegido un nombre para que la perciban exactamente de manera contraria: “Fuerza y corazón por México” y en esa estrategia, Claudia es fría y Xóchitl es amor.
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“Aunque ambas personalidades podrían verse a simple vista tan opuestas como el agua y el aceite, recordemos que la percepción es el elemento más importante a la hora de construir la imagen pública y en el caso de Claudia Sheinbaum, podemos darnos cuenta cómo poco a poco sus estrategas empiezan a coquetear con la idea de hacer un paralelismo con la ex primera dama de Argentina” comenta Mauricio Suárez, catedrático en Imagen y Opinión Pública de la Universidad Anáhuac.
“La manera de atacar los principales negativos que tiene Sheinbaum es precisamente la de empezar a construir ese personaje maternal y cercano al colectivo conocido como ‘El Pueblo’ lo que puede significar cualquier cosa… no es en vano que su slogan de campaña se haya dirigido hacia ese concepto” señala el especialista dedicado a la construcción de imagen pública de políticos y diversas personalidades.
Para el asesor en imagen pública las similitudes y diferencias entre Evita Perón y Claudia Sheinbaum se entrelazan en una coreografía sutil; el cabello recogido de Sheinbaum evoca los recuerdos de una Evita inmortalizada en los anales del tiempo, mientras que sus gestos en las plazas públicas y la manera en que se relaciona con sus seguidores desde los altares políticos, son interpretados como un guiño al estilo de la icónica primera dama argentina.
En imagen pública lo que proyecta la candidata Claudia Sheinbaum se convierte en lenguaje universal. Cada gesto, cada mirada, cuenta una historia; “es un activo invaluable en la política moderna porque es el primer contacto que tiene un candidato con sus electores”, afirma Michael Sheehan, profesora estadounidense de comunicación y directora del Annenberg Public Policy Center de la Universidad de Pensilvania.
Pero ¿es suficiente la evocación del pasado para romper la percepción del presente? ¿Puede la sombra de Evita otorgar el mismo encanto personal a una figura política distinta, en un contexto y una realidad completamente diferentes? Para Mauricio Suárez, este es un duelo entre el hielo y el fuego.
Sólo el veredicto de las urnas el próximo 2 de junio revelará quiénes están detrás de las máscaras políticas ya que el enigma de la imagen pública y su poder de seducción es universal. “El principal reto que tiene todo asesor está en construir la imagen pública en torno a la verdadera identidad de la persona… y en el caso de Claudia, todavía no tenemos claro cómo una persona que ha sido señalada constantemente de ser distante, e incluso arrogante, podrá convertirse en esa persona que anhelosamente buscan construir sus asesores de imagen” asegura el catedrático mexicano.
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Evocar a Evita
Tanto Eva Perón como Claudia Sheinbaum, candidata a la presidencia de México, son figuras políticas que han generado una gran atención y debate en sus respectivos países. Aunque son de épocas y contextos diferentes, existen similitudes en el desarrollo de su imágen pública que Mauricio Suárez analiza para Cuestione.
En el canal de YouTube de Claudia Sheinbaum Pardo aparece la imagen de la candidata presidencial sosteniendo la bandera mexicana, mirando el horizonte. De espaldas está el pueblo de México y al frente su nombre y la leyenda: “honestidad, resultados y amor al pueblo”. Para el especialista la frase de “amor al pueblo” presente en los afiches de la campaña de Claudia, es el primer guiño que evoca el estilo de Eva Perón en Argentina.
“Evita fue conocida por su incansable trabajo en favor de los derechos de los trabajadores y los más necesitados, los asesores de Sheinbaum están enfocando parte de su imagen y su discurso político a refrendar esa misma lucha de forma muy parecida a la de Evita”, analiza el especialista.
Ethel Riquelme, asesora en imagen independiente, coincide con el maestro Suárez en que el equipo de Claudia Sheinbaum dio un giro de tuerca en la imagen de la candidata que al inicio de las campañas lucía “muy fresca y juvenil” y hoy vemos a una candidata “aseñorada, con vestidos de cuello alto y maquillaje tenue”.
De acuerdo con Riquelme, “es un error” que el equipo de campaña le “imponga” a Claudia Sheinbaum un estilo en particular porque al tener posibilidades reales de ser la primera presidenta mujer en México; “es ella quien debería marcar su propio estilo”, asegura.
La comunicación no verbal, es otro factor importante en la ingeniería de imagen, asegura Suárez. En una de sus fotografías, Sheimbaun levanta el brazo izquierdo, empuña la mano y saluda. De forma parecida luce en varias fotografías Eva Perón, con el cabello recogido y siempre bien arreglada. En ambos personajes destaca la selección de una vestimenta impecable, aunque en el caso de Evita hacía del glamour un sello distintivo “y con Sheinbaum, podemos ver claramente cómo ella está dejando de lado los jeans y las blusas sencillas, para dar paso a una figura sobria y elegante apuntalada en una cuidadosa selección de una vestimenta que irónicamente a su vez irá construyendo la imagen de ese alguien inalcanzable que se acerca a la gente común y corriente”.
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“Eva Perón luchaba por los pobres con ropa cara decían sus detractores” cuenta en entrevista Marité Muñoz, jueza de paz de la comuna rural Delfín Gallo en Argentina. Otros defendían los lujos de Evita “porque decían que se lo merecía y no por venir de abajo debía vestirse con harapos”, agrega Muñoz y asegura que al fin y al cabo, los vestidos de Eva eran los que todos querían tener en la Argentina.
La herencia de Evita
Eva Perón, o simplemente “Evita”, como cariñosamente se la conocía en las calles, fue una figura emblemática en la historia argentina que trascendió el tiempo y sigue siendo recordada hasta el día de hoy, setenta años después de su muerte. Su vida estuvo marcada por una dedicación ferviente a la causa del pueblo argentino, especialmente a los sectores más desfavorecidos y olvidados.
Nacida el 7 de mayo de 1919 en Los Toldos, una localidad de la provincia de Buenos Aires, Eva María Duarte creció en una familia de escasos recursos, lo que la llevó a enfrentar desde temprana edad las duras realidades de la pobreza.
Evita tenía un sello personal que para Marité Muñoz, tiene que ver con la humildad de sus orígenes. “Eva era una actriz de poca monta y su mamá era la amante de un tipo importante que tenía dos familias y la de Evita era la familia que no quiso reconocer al aristócrata”, dice Muñoz. Marité trae el recuerdo de la mamá de Eva, que lavaba ropa en la comunidad rural de Los Toldos, “un pueblo al que Evita sirvió cuando se convirtió en primera dama”.
Perón y Evita se encontraron para siempre en el verano de 1944 cuando un terremoto sacudió la ciudad de San Juan. El sismo fue considerado la peor catástrofe de la historia argentina, con un saldo de 7,000 muertos y 12,000 heridos. La población, profundamente conmovida se movilizó y entre las manos amigas estaban las de Evita y las de Juan Domingo Perón, militar, escritor y quien estuvo tres veces como presidente de Argentina después del terremoto.
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Evita no solo estuvo al lado de Perón en sus giras políticas y campañas electorales, sino que también se destacó por su activismo en defensa de los derechos de la mujer y de los sectores más vulnerables de la sociedad. Su papel fue fundamental en la aprobación de la ley que otorgó el voto a las mujeres argentinas en 1947, un hito histórico que marcó un antes y un después en la participación política del país.
En esa sociedad tan patriarcal de aquellos años, admite Marité Muñoz, Evita “era feminista sin saberlo, ella hizo posible que las mujeres pudieran votar a carterazo limpio porque la mina no se le callaba a nadie”, recuerda la educadora de paz argentina y sonríe al recordar que su abuela, una española exiliada en Argentina después de la Primera Guerra Mundial, fue la primera mujer en afiliarse al partido peronista.
Aunque la vida de Eva Perón fue truncada prematuramente por el cáncer en 1952, a los 33 años de edad, su legado perdura en el corazón del pueblo argentino, reflejado en los innumerables homenajes, obras de arte y gestos de admiración que aún hoy se le dedican.
En el escenario político, figuras icónicas como Eva Perón dejaron una huella imborrable en la memoria colectiva. Su legado, marcado por una mezcla de devoción y críticas, trasciende generaciones, resonando incluso en el presente con figuras como Claudia Sheinbaum Pardo, candidata a la presidencia de la República Mexicana por el partido en el poder.
Evita Perón es un sello personal que contrasta con Claudia Sheinbaum, una candidata a la que muchos perciben como una mujer distante y fría en comparación con la pasión desbordante de Evita, pero quién, según los asesores, irá construyendo invariablemente una narrativa para apuntalar el momento histórico que le ha tocado encabezar.
¿Podrá Claudia Sheinbaum evocar el espíritu de Evita para romper el hielo que la rodea? De acuerdo con los especialistas, el equipo de campaña de Sheinbaum estaría apostando por ello. Buscando, a través de la imagen física de la candidata, capturar algo del encanto y la conexión que caracterizaban a Evita, con la esperanza de conquistar el corazón del electorado.
