Migrantes seguirán en el olvido con un eventual gobierno de la 4T

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Las personas no migran, en la mayoría de los casos, por gusto, migran por necesidad y hay que atender justamente esas necesidades”, dijo la candidata presidencial Claudia Sheinbaum en el primer debate presidencial cuando fue cuestionada sobre la crisis migratoria atravesando al continente americano en estos momentos. 

La morenista cerró este diagnóstico diciendo “hay que seguir insistiendo que la mejor forma de atender la migración es atender las causas: apoyar al que menos tiene”. 

Sin embargo, a estas declaraciones les hacen falta dos cosas: hechos que las respalden y un plan de acción. La realidad es que la propuesta de continuar con una política humanista de atender las causas carece de fundamentos, ya que la política del gobierno en turno no está ni cerca de lo que promete el discurso. 

Criminalizando de la migración

La pobreza, el hambre, la violencia y el cambio climático están detrás de que cada vez más personas de centro y sudamérica emprendan el viaje hacia Estados Unidos con la esperanza de una mejor vida. Sin embargo, quienes huyen para sobrevivir “son tratados como criminales cuando pasan por nuestro país”, nos comentó Jerónimo del Río investigador en Fundación para la Justicia

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“Si entendemos que hay una causa que debe ser atendida que está motivando esta migración, cuando llegan a tu país no los puedes tratar como criminales, ahí hay una contradicción clara en la política migratoria mexicana”, recalcó el experto en derechos humanos. 

La representación “más fatal” de esta criminalización se vio claramente en el incendio de la estación migratoria de Ciudad Juárez el 27 de marzo de 2023. En esta tragedia perpetrada por el Estado mexicano 40 personas migrantes perdieron la vida y 27 fueron gravemente heridas, mientras se encontraban encerradas –varias de forma arbitraria– en este centro. 

Las fuerzas armadas

Tanto en las fronteras como al interior de la República, la presencia de migrantes ha ido en aumento a lo largo de este sexenio y por su parte el Estado no ha tratado esta crisis humanitaria como tal, sino como una amenaza a la seguridad nacional. 

Si bien la pandemia por COVID-19 agudizó la situación migratoria, cuyo volumen ha servido para justificar el involucramiento de las fuerzas armadas para contenerla, la militarización del tema se puede observar desde 2019, antes de que los primeros casos del coronavirus llegaran a la región. 

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En parte por la presión ejercida por el gobierno estadounidense del entonces presidente Donald Trump, y en parte siguiendo con la política general de militarización de Andrés Manuel López Obrador, efectivos de la Guardia Nacional fueron desplegados a la frontera sur del país en desde junio del 2019 para frenar el flujo migratorio hacia Estados Unidos. 

El hecho de que quienes han ido haciéndose cargo del tema sean las fuerzas armadas, apunta a una política de contención, no a un esfuerzo de solucionarlo. 

La militarización de la política migratoria en México se ha dado principalmente en dos sentidos, nos explicó Del Río. En primer lugar, los cargos directivos del Instituto Nacional de Migración se han llenado con personal de las fuerzas armadas en retiro, y en segundo lugar, el contacto del Estado con las y los migrantes que atraviesan México ha sido por medio de las fuerzas armadas. 

Este manejo militarizado de la migración ha llevado a graves violaciones de derechos humanos que a su vez han derivado en que los migrantes opten por rutas alternativas para atravesar México en su trayecto a Estados Unidos, poniendo así sus vidas en riesgo por la alta presencia de grupos criminales en estos caminos, nos comentó el analista. 

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Un tema ignorado

Al no ser la migración un tema que motive al electorado mexicano, ha pasado a segundo plano en las agendas de los candidatos. El discurso de la puntera, Claudia Sheinbaum, suena bien, pero su propuesta de continuidad esconde detrás un sin fin de violencia y represión en contra de personas migrantes. 

Atender las causas de la migración es muy importante y requiere una cooperación regional interdisciplinaria que mitigue la violencia, la pobreza y el cambio climático. Sin embargo, tratar con dignidad, respeto y legalidad a quienes buscan migrar es tan importante y urgente. 

Un plan ideal para mover la política migratoria mexicana hacia un lugar más humano y apegado a los estándares de derechos humanos “tiene que empezar por reconocer que en México las personas migrantes están sufriendo un viacrucis y a partir de ahí empezar a hacer cambios concretos, como por ejemplo darle más peso a la Comisión Mexicana de Apoyos Refugiados (la COMAR) y a instituciones de carácter civil y dejar atrás la militarización”, nos dijo Jerónimo Del Río. 

Es urgente “hacer que la conducción de la política migratoria quede exclusivamente en manos de instituciones civiles y cambiar completamente la lógica de la militarización” recalcó el experto.

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El discurso “humanista” del proyecto de nación que gobierna al país ha servido para disfrazar una realidad completamente opuesta en la que los migrantes –al no ser votantes– son invisibilizados y marginados.

¿Se atreverá Claudia Sheinbaum a romper con el discurso de la continuidad y defender los derechos humanos de las personas migrantes o solo son “primero los pobres” que votan?

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