Adultos mayores son usados como “botín electoral”, pero maltratados en el IMSS

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“¿Por qué no se quieren llevar a su mamá? ¡Ya mejor que se vaya a morir a su casa!”, les dijo molesto un médico a los familiares de Isidra Jacobo Bastida, una adulta mayor de 91 años que estaba en malas condiciones de salud en una cama del área de medicina interna, en el Hospital General de Zona (HGZ) 48 del IMSS, en Azcapotzalco, CDMX.

Desde febrero de 2024, Isidra ya llevaba varias semanas entrando y saliendo del mismo hospital sin que el personal médico diera un diagnóstico certero sobre su salud, a lo que se sumó el constante maltrato por parte de las y los enfermeros, según nos contaron sus familiares.

Claudia Mendoza, una de las nietas de Isidra, relató el viacrucis que pasó su abuelita al estar internada en el HGZ 48 del IMSS, donde además de ser maltratada físicamente durante el cambio de bata o pañal, por ejemplo, padeció la falta de medicamentos, estudios especializados y hasta de una ambulancia para sus traslados.

“‘Tu paciente no es el único; tenemos que atender a todos, no nos vamos a detener solamente por uno’, nos decían las enfermeras cuando les pedíamos que atendieran a mi abuelita. No le cambiaban los pañales ni las batas, tardaban muchísimo para hacerlo… ella es ciega (debido a la diabetes), tiene una sonda y había que estar al pendiente porque incluso la lastimaron varias veces cuando le hicieron el servicio de la cama”, nos explicó Claudia.

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“Mi abuelita entró la primera vez al hospital en febrero pasado porque se sentía mal y tenía delirios debido a una infección en vías urinarias provocada por una bacteria. Esa vez nada más la revisaron, le dejaron el mismo tratamiento que tenía y la mandaron a casa. El 18 de marzo se vuelve a sentir mal y la llevamos a urgencias del hospital, donde se queda internada”, abundó la joven.

“Entonces los médicos hicieron una cambiadera de medicamentos y antibióticos, y mi abuelita empeoró porque en un primer diagnóstico no salió nada de la bacteria, y nos dijeron que tenía neumonía. Como no servía el tomógrafo, nos mandaron al Hospital General 24 del IMSS, en Lindavista, para hacerle una tomografía. Tampoco había ambulancia y tuvimos que pagar $3,200 pesos por una particular para ir y regresar”, lamentó la nieta de Isidra.

Cuento de nunca acabar

Tristemente, el caso de doña Isidra es tan solo un botón de muestra de la ineficacia del sistema público de salud, en donde -para colmo- las personas adultas mayores llevan la peor parte, a pesar del discurso oficial que enarbola que esta población es “prioritaria”, como por ejemplo con la entrega de pensiones.

En el actual sexenio la Comisión Nacional de Derechos Humanos sigue sumando recomendaciones dirigidas al IMSS por mala atención y maltratos a personas adultas mayores, los cuales han derivado incluso en fallecimientos en diversos hospitales del país.

“Resulta realmente preocupante la gran deficiencia en la atención prestada a adultos mayores en el IMSS”, dijo en febrero de 2024 la diputada del Congreso de Chihuahua Isela Martínez (PAN), quien pidió al Ejecutivo y a la Secretaría de Salud federales protocolos y programas eficientes de atención para personas de la tercera edad en el Hospital General Regional 1, en la capital del estado.

Ante una situación que desafortunadamente ocurre en todo el país, la legisladora denunció que los adultos mayores sufren a diario la ineficacia en su diagnóstico y tratamiento médico, así como la mala implementación de programas acordes a su grupo de edad.

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¿Pero qué tal sirven como botín electoral?

En contraste con el maltrato cotidiano a las personas adultas mayores en los servicios públicos de salud, el gobierno federal se llena la boca al decir que esta población vulnerable merece una mayor protección en todos los ámbitos. Por ejemplo, desde 2023 Andrés Manuel López Obrador dijo que presentaría una iniciativa de reforma constitucional para bajar de 68 a 65 años la edad para que los adultos mayores puedan recibir una pensión.

Y es que -como ya han denunciado analistas- el gobierno de la 4T usa a esa población como “botín electoral”, al beneficiarla con aumentos en sus pensiones y así ganarse su voto. “Curiosamente, este año de comicios (AMLO) duplicó el monto para alcanzar los $6,000 pesos bimestrales y, al ser universal, se da hasta a las personas que reciben jugosas pensiones”, escribió en un artículo reciente la diputada federal del PAN Noemí Luna.

“La estrategia electorera es clara y los números no mienten: en enero de 2019 el gobierno federal entregó las primeras pensiones a 2.5 millones de personas adultas mayores, con un monto de $2,550 pesos cada dos meses. En diciembre de 2023 se benefició a 11 millones 841 mil adultos mayores; es decir, casi cinco años después, el padrón creció 373%. La meta para este año (2024) es repartir 12 millones de apoyos, por $6,000 pesos cada uno, de manera bimestral”, precisó la panista.

“Una burla para los adultos mayores”

Volviendo al caso de doña Isidra, su nieta Claudia nos contó que el personal médico del HGZ 48 prácticamente se quería deshacer de la adulta mayor: “el pasado 2 de abril se le dio una pre alta, pero mi abuelita estaba mal de su glucosa y presión arterial, y así querían que nos la lleváramos. Una de mis tías le advirtió al doctor que no nos la íbamos a llevar en esas condiciones”.

Además, criticó Claudia, los médicos les dijeron que si aceptaban “el alta voluntaria” (es decir, sacar por su cuenta a su abuelita del hospital), la familia debía pagar $9 mil pesos por el traslado en ambulancia, medicamentos y un tanque de oxígeno para Isidra. “No pagamos tal cantidad porque a mi abuelita finalmente la dan de alta el 7 de abril por la noche”, recordó.

Toda esta situación se denunció en cartas enviadas a Atención Ciudadana de Presidencia, la Comisión de Derechos Humanos de la CDMX y al propio IMSS, cuyas copias tiene Cuestione. “Desde su último ingreso no hemos recibido ningún dictamen específico de ninguna especialidad, ya que únicamente se dedican a aventarse la pelota entre médicos y especialidades”, escribió María Cruz, una de las hijas de Isidra, el 1 de abril de 2024.

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“El deterioro de la salud de mi señora madre se está dando a una velocidad muy alta sin saber qué tiene. No quiero que vaya a perder la vida sin alguna atención adecuada”, agregó María, quien urgió la intervención de las autoridades para que Isidra fuera trasladada a un hospital de tercer nivel, “ya que refieren que no tienen todos los médicos necesarios para su atención”.

Asimismo, la familia mencionó a las y los doctores Alejandra Ruiz, Adán Oregón, Rosa Martínez, Karen Morales y Eduardo López Segura, como algunos de los que dieron una mala atención a doña Isidra. A lo anterior se suman los maltratos por parte del personal de enfermería, y la presunta corrupción de los vigilantes del hospital que exigieron dinero para permitir la visita de las y los familiares.

Hasta el momento, la única autoridad que ha respondido de manera oficial a los reclamos de la familia de Isidra es el IMSS. El 9 de abril de 2024, Dolly Martínez Gómez, coordinadora de Atención y Orientación al Derechohabiente del Órgano de Operación Administrativa Desconcentrada Norte del Distrito Federal, afirmó sin más que a la adulta mayor “se le otorgó manejo médico oportuno… del día 24 de marzo a la fecha de su alta el 7 de abril de 2024”.

“La atención en el IMSS es una burla sobre todo para quienes creyeron en el actual presidente, quien cada día sale con más mentiras y recorta presupuestos en medicamentos”, nos dijo molesta Claudia al saber la respuesta del Seguro Social. “Mi abuelita tuvo un pésimo servicio, pero AMLO dice que la atención será como en Dinamarca. No sé cómo ha de estar allá, pero si es como aquí ha de ser un asco”, lamentó la joven.

En tanto, doña Isidra -ya en su casa- sigue enferma, sin que en el IMSS fueran capaces de aliviar al menos un poco su deteriorada salud. Sus familiares lo único que esperan ahora es que ella finalmente pueda descansar.

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