Ganar el Congreso, el gran desafío que enfrenta Morena… y sus trucos para lograrlo

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Ante la posibilidad de que tras las elecciones del próximo 2 de junio el Congreso de la Unión quede fragmentado y Morena no alcance ni siquiera la mayoría simple, el partido gobernante y su eventual presidenta, Claudia Sheinbaum, se verán obligados a negociar con la oposición para intentar aprobar las reformas legislativas que dejará pendientes Andrés Manuel López Obrador.

“Va a ser muy difícil que Morena gane incluso la mayoría simple (en el Congreso)… me da la idea de que realmente está muy cerrada (la competencia). En lo local hay muchas rupturas entre Sheinbaum y otras candidatas, por ejemplo con (Clara) Brugada (en la CDMX), pues entre ellas se están metiendo el pie; o con (la candidata al gobierno de Veracruz) Rocío Nahle (por su presunto enriquecimiento ilícito)”, nos explicó el politólogo Jorge Márquez.

El también profesor de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM abundó que la batalla más difícil para Morena será a nivel de los distritos electorales en los estados: “creo que va a ganar la Presidencia, pero en cada distrito recordemos que el mexicano lleva varias elecciones dando un voto diferenciado. Pienso que ya no se le va a volver a otorgar a Morena esa enorme confianza que se le dio en 2018. Los resultados van a estar más cerca a los de 2021”.

Márquez auguró que se va a dividir “muchísimo” el próximo Congreso de la Unión, por lo que habrá un escenario de “mucha fragmentación” en el que Movimiento Ciudadano conseguirá entre 5 y 6 puntos de la votación y se convertirá en un “partido bisagra”. “Tampoco a la oposición creo que le alcancen los votos para tener mayoría, por lo que el Congreso va a quedar bastante empatado”, añadió.

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Las estrategias de Morena

Con ese contexto, en el que además algunas encuestas descartan que Morena logre la mayoría calificada (es decir, las dos terceras partes de integrantes en la Cámara de Diputados y el Senado), lo que le impediría aprobar las reformas constitucionales impulsadas por la 4T, desde marzo de 2024 el partido oficial anunció un plan de “arquitectura electoral” para lograr la mayoría al menos en la Cámara Alta.

A decir de su dirigente, Mario Delgado, Morena separará su alianza con el PT y el Partido Verde en 12 estados, para que se puedan “prestar” candidatos: “para el Senado vamos a ir en 20 entidades como coalición, unidos para ganar la primera fórmula. Pero vamos a ir también en 12 entidades, separados. Son entidades donde vamos a buscar los tres senadores, es decir, ganar la primera mayoría y la primera minoría, ganar los dos: senador-senadora y la primera minoría”.

En ese mismo sentido, en sesión del Consejo General del Instituto Nacional Electoral a inicios de marzo de 2024, el diputado de Morena Hamlet García aceptó que su partido registró a candidatos que son militantes del Partido Verde o del PT, por lo que el representante del PRI ante el INE, Hiram Hernández, acusó que se trata de un intento del partido oficial de engañar a la autoridad electoral y obtener más legisladores en el Congreso de la Unión.

“(Eso) se llama sobrerrepresentación y los partidos vamos a estar aquí para impedirles esa sobrerrepresentación (a Morena) como ya lo hicimos en el 2021”, advirtió Hernández.

Al respecto, Jorge Márquez nos aclaró que Morena intentará por todos los medios de “hacer trampa” para obtener el mayor número posible de legisladores federales: “habrá ese chapulineo en el sentido de que algunos morenistas irán por el Partido Verde para ganar la pluri; entonces ganan la mayoría aquí, pero la pluri la tiene un morenista enmascarado”.

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Sin embargo, el académico descartó que se repita el escenario “terrible” de 2018 cuando candidatos del Partido Verde y PRD -quienes ganaron una curul en San Lázaro y el Senado gracias al “arrastre del priista José Antonio Meade y del panista Ricardo Anaya”- se pasaron a las bancadas de Morena.

“En 2018, la sobrerrepresentación (de Morena) llegó a casi 16%, por lo que debió haberse impugnado ante el Tribunal Electoral. Esa sobrerrepresentación fue producto de los chapulines verdes y perredistas, y de diputados del PT que en realidad eran de Morena, pero nadie quiso quitarles los ocho puntos de más debido a la mentalidad de derrota de ese momento de que el viejo sistema se había acabado”, recordó Márquez.

El doctor en Ciencia Política nos explicó que la legislación electoral permite a los partidos políticos una sobrerrepresentación de hasta ocho puntos a su porcentaje de votación nacional emitida, la cual -puntualizó- difícilmente será rebasada debido a que hay un mayor blindaje legal contra el chapulineo, y un mayor control de las prerrogativas de las bancadas para evitar que diputados y senadores se sumen a otros partidos.

¿Llegó la hora de abortar el “Plan C”?

Es de recordar que desde marzo de 2023, López Obrador esbozó lo que llamó su “Plan C” para lograr que avancen sus reformas constitucionales en materia judicial y electoral -entre otras-, ante la falta de mayoría calificada en el Congreso de la Unión y los reveses por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

“Hay un ‘Plan C’, que no estén pensando que ya terminó todo. Que no se vote por el bloque conservador para que siga la transformación, ni un voto a los conservadores”, dijo en su momento el mandatario, a la vez que llamó a la ciudadanía a votar por el “carro completo” en 2024, es decir, no solo para que Morena llegue a la Presidencia, sino también para que logre la mayoría calificada en ambas cámaras.

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En ese sentido, y ante la posibilidad de que Morena no alcance de nuevo la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y el Senado, Jorge Márquez nos señaló que el partido gobernante y eventualmente Claudia Sheinbaum estarían obligados a negociar con la oposición, para intentar sacar adelante las reformas de López Obrador.

“Año con año, Sheinbaum va a tener que negociar realmente cosas, porque en este sexenio no negociaron nada, más bien impusieron y amenazaron; entonces, sin mayoría simple (ni calificada) Morena tendrá que negociar todo. Ahí van a ser muy importantes sus líderes en el Congreso porque ellos llevarán la negociación, y tal vez su secretaria o secretario de Gobernación”, consideró el politólogo.

Lo anterior también será “bueno para la democracia” -acotó el especialista-, porque debilitará un poco más a la figura presidencial que centralizó tanto poder en este sexenio. Y sobre el futuro de las reformas pendientes de la 4T, Márquez nos indicó que seguramente “ya no pasarán”, salvo aquellas que tuvieran un sentido muy popular para atraer muchos votos y que le conviniera negociar a la oposición.

“A lo mejor ni siquiera la propia Sheinbaum tenga tanto interés en sacar esas reformas. Creo que ella tendrá otras urgencias cuando llegue al poder, como el boquete presupuestal que le van a heredar”, finalizó.

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