Apenas asumió la presidencia de EU, Joe Biden hizo un anuncio que de un plumazo tiró la política antiinmigrante que su predecesor, Donald Trump, impulsó desde que llegó a la Casa Blanca.
Biden canceló la construcción del muro en la frontera y una iniciativa dejó ver que estaba dispuesto a abrir la vía para que 11,000,000 de personas que residen en EU de manera ilegal regularizaran su situación migratoria. La promesa de Biden alentó la esperanza de personas que desde principios de este siglo llegaron a EU.
El proyecto establecía que todas las personas que ingresaron a EU antes del 1 de enero de 2021 tenían la posibilidad de regularizarse, como parte de la más ambiciosa reforma migratoria en ese país desde que en 1986 el presidente republicano Ronald Reagan firmó la Ley de Reforma y Control de la Inmigración, que otorgó papeles a 3,000,000 de personas.
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La propuesta de Biden señalaba que los migrantes ilegales podrían acceder a un estatus legal temporal después de pasar por un control de antecedentes penales y pagar impuestos. La reforma les daría el estatus de “posibles inmigrantes legales”, y les abriría las puertas para contar con permisos de trabajo, alistarse en el Ejército y viajar sin temor a ser deportados. Al cabo de cinco años, podrían solicitar la residencia.
De acuerdo con Muzaffar Chishti, investigador principal del Instituto de Política Migratoria, la iniciativa hubiera prosperado, pero el número de legisladores demócratas que podrían apoyarla en la Cámara de Representantes y en el Senado no era suficiente.
“Los demócratas tienen mayorías muy ajustadas en el Congreso, el gobierno debe moderar sus expectativas”, dijo el experto en 2021.
La reforma migratoria se ha estancado en el Congreso una y otra vez, principalmente debido a la sombra de la Ley de Amnistía, un recurso legal del Senado estadounidense promulgado por Ronald Reagan. La Ley de Amnistía era muy similar al planteamiento de Biden y detonó un mercado ilegal de comprobantes y documentos oficiales falsos. Estimaciones indican que 90% de los 1.3 millones de solicitudes realizadas mediante este programa para trabajadores del campo se realizaron con documentos falsos.
Año con año el Congreso de EU debate el tema de la migración, pero ni una sola vez en lo que va del siglo XXI ha propuesto una legislación amplia que fortalezca las medidas de seguridad en la frontera a la vez que abra los canales para la regularización de los migrantes. La razón es la diferencia entre las fuerzas políticas que están en el Senado y en la Cámara de Representantes.
La migración es un tema que se utiliza políticamente, principalmente por los republicanos, como te explicamos en esta nota. Este partido ha organizado mítines exigiendo el cierre de la frontera, y los gobernadores emanados de sus filas como el texano Greg Abbott, o el floridense Ron DeSantis son férreos opositores a la legalización de migrantes, al grado de criminalizarlos, como ocurre con la reciente ley de DeSantis que sancionará a quien contrate migrantes ilegales.
Por otro lado, los demócratas por mucho tiempo también se han resistido a impulsar reformas que en verdad abran la vía legal para millones de trabajadores indocumentados.
El legado de esa disputa y omisión es la incertidumbre laboral y bajos salarios de migrantes, el excesivo número de peticiones de asilo y el enriquecimiento de bandas de traficantes de personas.
2006: Una reforma republicana es bateada… por republicanos
En 2006, el Senado estaba dominado por los republicanos. En ese año, el senador John McCain propuso junto con el senador demócrata Edward M. Kennedy una amplia reforma migratoria que contaba con el respaldo del presidente George W. Bush.
La iniciativa redoblaba las medidas de seguridad en la frontera, como exigían los republicanos, con radares, vallas, vigilancia aérea y mucho más personal, mientras que ofrecía una vía legal para regularizar la situación de migrantes indocumentados y proponía la creación de un programa de trabajo temporal para inmigrantes.
Pero a pesar de que la iniciativa fue aprobada por 62 votos a favor y 36 en contra en un Senado dominado por los republicanos, y en la Cámara de Representantes contó con el apoyo de la minoría demócrata, la propuesta se quedó en la congeladora porque los republicanos ni siquiera la consideraron para debatirla.
En su lugar, solamente se avaló aumentar la seguridad fronteriza a través de la llamada Secure Fence Act, que pasó en ambas cámaras y fue promulgada por Bush dos semanas antes de la contienda por la reelección presidencial.
2007: Otra reforma a la congeladora
Tras las elecciones de 2006, el Partido Demócrata obtuvo mayorías en el Senado y la Cámara de Representantes. La oportunidad para presentar una nueva reforma migratoria parecía idónea, pero no fue así.
La iniciativa planteada por una coalición bipartita de 12 senadores proponía abrir la vía legal para regularizar a migrantes, pero establecía como candado el requisito de que éstos tenían que aprobar toda una serie de filtros de seguridad. Para obtener el estatus legal también planteaba un sistema de puntos para los migrantes de acuerdo con sus habilidades laborales, nivel educativo y dominio del inglés.
La iniciativa no superó barreras procedimentales en el Senado cuando se abordó en junio de 2007 y ni siquiera alcanzó a pasar a la votación final. El mayor detractor de ese nuevo intento fue el senador republicano por Alabama, Jeff Sessions, quien después fue procurador general de Donald Trump.
2010: Tiran el sueño de los Dreamers
Para diciembre de ese año, el Partido Demócrata ya sabía que había perdido el control de la Cámara de Representantes, por lo que intentó que se aprobara una iniciativa conocida como el DREAM Act, que daba a los llamados “dreamers”, hijos de inmigrantes llegados a EU cuando eran niños, la oportunidad de obtener su legalización. Con 216 votos a favor y 198 en contra, la ley pasó en la Cámara Baja. Ocho republicanos la respaldaron y 38 demócratas se opusieron.
La iniciativa fue turnada al Senado. Ahí se quedó a cinco votos de los 60 necesarios para pasar a discusión y votación.
2013: Una reforma del Senado que la Cámara baja vuelve a sepultar
En junio de 2013, la bancada republicana en el Senado de EU propuso una ley que retomaba el espíritu de la reforma migratoria planteada en 2006. La iniciativa proponía endurecer las medidas de seguridad en la frontera con México a la vez que abría canales para legalizar a personas indocumentadas.
La ley pasó en el Senado con 68 votos a favor y 32 en contra. Pero de nueva cuenta se topó con el rechazo de los republicanos de la Cámara Baja, que nunca la consideraron para su discusión. Ahí, el vocero republicano, John Boehner, expresó que no votarían una ley que la mayoría republicana de la Cámara Baja no respaldaba. Otro intento de reforma a la congeladora.
2018: Un Congreso dividido frena reforma migratoria en era Trump
Al llegar a la presidencia, Donald Trump canceló un programa del gobierno de Barack Obama que ponía un alto a las deportaciones y daba permisos de trabajo a los dreamers. En el Congreso hubo presiones para legislar y brindar protección a los jóvenes que llegaron a EU cuando eran niños y aún no contaban con un estatus legal.
Aunque hubo un compromiso entre republicanos y demócratas, el partido de Donald Trump buscaba una ley que le permitiera hacerse de más recursos para construir su muro en la frontera. La propuesta planteaba aumentar las medidas de seguridad en los límites con México y ofrecer alternativas para la legalización de los dreamers.
Pero la ley también incluía reducción de peticiones de asilo y facilitaba detener a niños y niñas migrantes y aprehender y deportar de manera inmediata a niños y niñas no acompañados de vuelta a sus países de origen.
Los demócratas se opusieron. Menos de una semana antes de su discusión Trump tuiteó: Deberían de dejar de perder el tiempo en el asunto migratorio. Así acabó.
¿Algún día se tomarán en serio la realidad de la migración en Estados Unidos?
