Inmunidad colectiva: ¿Suecia combatió con éxito a la COVID-19?

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En los últimos dos meses hubo serios rebrotes de COVID-19 en los principales países de Europa, menos en Suecia, donde a pesar de que al principio de la pandemia mantuvieron medidas más relajadas buscando crear inmunidad colectiva, ahora los contagios van a la baja de manera consistente.

La persona detrás del plan sueco contra COVID-19 es Anders Tegnell, un epidemiólogo que a inicios de año era un burócrata más y hoy es una de las figuras más controvertidas del planeta, muy criticado por negarse al confinamiento generalizado.

El periódico británico Financial Times realizó una entrevista con Tegnell, en la cual explica por qué se negó a tomar medidas de distanciamiento social y a la cuarentena de contactos de personas infectadas: confió en que las y los suecos se distanciarían voluntariamente.

El epidemiólogo sustenta sus ideas en que no se debe poner la emoción por encima de la ciencia, como, según él, se está haciendo en la mayoría de los países. Incluso defiende que las escuelas primarias deberían seguir abiertas.

Por estos señalamientos, Tegnell ha estado envuelto en la polémica y, así como los números de Suecia, bajo la lupa del mundo.

El curioso caso de Suecia y la COVID-19

En junio, cuando los principales países de Europa aplanaron sus curvas, Suecia era el mal ejemplo, con cada vez más contagios de COVID-19. 

En ese entonces, Tegnell defendió su propuesta de cierres flexibles porque “se estaba desarrollando cierto nivel de inmunidad colectiva”. 

Como era de esperarse, fue muy criticado por la prensa mundial, como cuando el New York Times calificó a Suecia como un “estado paria” y una “advertencia para el mundo”. 

Sin embargo, según el periodista Richard Milne, Anders Tegnell estaba protegiendo a su país de una segunda ola de infecciones.

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El fenómeno Anders Tegnell

Según Anders Tegnell, el confinamiento generalizado para combatir la COVID-19 “es como usar un martillo para matar una mosca”, respecto a los devastadores efectos económicos y a la salud pública en general de estas medidas.

En el artículo del periódico británico, cuentan que Anders vivió en África desde los 12 años, estudió en Estados Unidos y luego viajó a países con grandes retos de salud como Zaire (ahora República Democrática del Congo), donde combatió el ébola, así como en Laos, donde trabajó en programas de vacunación.

“Ahí aprendí la importancia de abrir la mente en materia de salud pública. Eso está detrás de nuestra estrategia. No solo estamos combatiendo una enfermedad transmisible, sino la salud pública en su conjunto”, dijo Tegnell.

De acuerdo con el periodista del Financial Times, Richard Milne, Anders Tegnell se caracteriza por tener hielo en el estómago, por eso ha polarizado a Suecia con medidas como “mantener abiertas las escuelas, restaurantes y gimnasios”.

“Hemos tratado de enfocarnos en lugares que sabíamos que iban a ser realmente peligrosos, mientras que entrar a una tienda de discos y comprar un disco no causará que cientos de personas se infecten”, dijo el epidemiólogo en la entrevista. 

Tegnell es ejemplo a seguir para movimientos que defienden las libertades e, incluso, hay personas que se tatuaron su cara en el cuerpo aunque también hay quienes piden su renuncia, sobre todo, después de la muerte de miles de personas de la tercera edad en residencias.

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La inmunidad colectiva

Sin embargo, de acuerdo con Milne, el tiempo parece estarle dando la razón a su idea de la “inmunidad colectiva, uno de los conceptos más controvertidos de la crisis de COVID-19”.

Para Tegnell, el objetivo de Suecia no era permitir que el virus siguiera su curso hasta que una cantidad suficiente de la población estuviera expuesta y la tasa de infección se redujera, pero asegura que la inmunidad es responsable de la caída reciente de casos de contagio.

También hay otras razones relevantes para no cerrar el país. Por ejemplo, enfatiza la importancia de abrir las escuelas, ya que no deben verse solo como un lugar donde el virus podría propagarse, sino como la parte más importante de la salud de un joven.  

El enfoque sueco: tener hielo en el estómago

De acuerdo con el Financial Times, el enfoque de Suecia frente a la COVID-19 es distinto porque también lo es su sistema de salud.

“A diferencia de casi todos los países, no son los políticos quienes toman las grandes decisiones, sino la agencia de salud pública de Suecia, debido a que su Constitución otorga grandes poderes a las autoridades autónomas”, escribe Milne.

En cuanto al caso de COVID-19, el enfoque consiste “en tener una estrategia que pueda funcionar durante años si es necesario, en lugar de los constantes cortes y cambios que se observan en el resto de Europa”.

“Así que los deportes infantiles continuaron, al igual que las clases en las escuelas primarias, las sesiones de yoga, echar un trago y comer con amigos, y hacer compras”, escribe Milne.

Sobre los cubrebocas, Tegnell opina que son una solución fácil, “y desconfío profundamente de las soluciones fáciles para problemas complejos”.

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¿Y qué opina Anders Tegnell sobre una posible vacuna contra COVID-19

No será la ‘solución milagrosa’. Creer que una vez que la vacuna esté aquí, podemos regresar y vivir como siempre lo hemos hecho es un mensaje peligroso porque no va a ser tan fácil”, dijo el epidemiólogo sueco.

¿El éxito de la inmunidad colectiva de Suecia será momentáneo? Y, si sus números permanecen a la baja, ¿más países seguirán su ejemplo?

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