Quien solicita asilo político no puede tener pendientes con la justicia de su país de origen, ni puede estar inculpado, procesado o condenado por algún delito. No es el caso de Jorge Glas, ex vicepresidente de Ecuador, quien lleva desde el año pasado como huésped en la Embajada de México en Quito. Está pidiendo asilo político en nuestro país mientras enfrenta un proceso penal por corrupción y otro por hurto al erario en Ecuador.
Si la solicitud de asilo político procede, México estaría violando el artículo III de la Convención sobre Asilo Diplomático de 1954 que dice al pie de la letra que no es lícito conceder asilo a personas que al tiempo de solicitarlo se encuentren inculpadas o procesadas en forma ante tribunales ordinarios competentes y por delitos comunes, o estén condenadas por tales delitos y por dichos tribunales, sin haber cumplido las penas respectivas.
“Las personas comprendidas en el inciso anterior que de hecho penetraren en un lugar adecuado para servir de asilo, deberán ser invitadas a retirarse o, según el caso, entregadas al gobierno local”, concluye el artículo tercero de la Convención, mientras Jorge Glas acumula alrededor de 60 días custodiado por policías en la sede diplomática mexicana.
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En una entrevista la semana pasada, la canciller mexicana Alicia Bárcena dijo que México no dará acceso a su embajada en Quito para arrestar a Jorge Glas y que se sigue analizando la petición de asilo que hizo el funcionario ecuatoriano para determinar “qué tanto es una persecución política; qué tanto es realmente un problema legal y de corrupción”.
El 29 de febrero, un día antes del arranque formal de las campañas presidenciales a celebrarse el próximo 2 de junio en México, la Cancillería de Ecuador pidió a la Embajada de México en Quito “el consentimiento para que las fuerzas del orden puedan dar cumplimiento a la disposición de la Corte Nacional de Justicia” y capturen a Jorge Glas.
Desde el 17 de diciembre de 2023 el ex vicepresidente de Ecuador se presentó en la Embajada de México en la capital ecuatoriana y aseguró sentir “temor por su seguridad y libertad personal”. México se ha negado rotundamente a dejar que entren a la sede diplomática para su detención. “Así es de que no, de que van a entrar a la embajada, nunca“, reiteró la canciller.
De taxista a vicepresidente
Jorge David Glas Espinel “era un taxista sin licencia para ejercer su trabajo. Un chofer que ni siquiera estaba autorizado para ser un taxista profesional pero por azares del destino conoció al presidente Rafael Correa, se hicieron amigos y ahí empezó el merecumbé”, cuenta para Cuestione un periodista ecuatoriano que prefiere el anonimato.
De acuerdo con el entrevistado, la trayectoria personal y política de Glas ha sido una cadena de mentiras que comenzó desde el plagio de su tesis para la obtención de su título profesional como ingeniero en la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol).
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“Glas no tenía nada, ni siquiera un título profesional”, cuenta la fuente y agrega que el vicepresidente de Rafael Correa entró a la página Rincón del Vago y copió la tesis de otros para crear la suya: Implementación de una Red de última milla inalámbrica de transmisión de datos a nivel nacional para servicios portadores.
Jorge Glas fue el segundo al mando de Ecuador con el ex presidente de izquierda Rafael Correa, quien estuvo durante 12 años en el poder en tres mandatos consecutivos; desde el 15 de enero del año 2007 hasta el 24 de mayo del 2017. Para el periodo 2017-2021, Glas volvió a ser la fórmula vicepresidencial de Lenín Boltaire Moreno, el sucesor de Correa, pero al poco tiempo de tomar posesión soplaron vientos de corrupción.
Las acusaciones
El ex vicepresidente de Ecuador fue condenado en 2017 por asociación ilícita y en 2020 por cohecho agravado, ambos relacionados con el caso Odebrecht “gracias a un tío que ingresaba en su cuenta millones de dólares y nunca supo explicar de dónde salieron”, cuenta el periodista ecuatoriano. Glas cumplió parte de su pena en prisión y salió en libertad provisional en noviembre de 2022 tras un recurso de hábeas corpus presentado por su abogado.
El recurso de hábeas corpus es una herramienta legal en muchos sistemas jurídicos alrededor del mundo, es un derecho que permite a una persona detenida comparecer ante un tribunal o una autoridad judicial para determinar la legalidad de su detención y, si es ilegal, ordenar su liberación inmediata.
Actualmente, Glas enfrenta acusaciones en el caso conocido como Reconstrucción de Manabí. De acuerdo con CNN en Español, se le imputa el delito de peculado por el mal uso de recursos públicos durante su gestión como presidente del Comité para la reconstrucción y reactivación productiva del empleo después del terremoto de 2016 en la región de Manabí.
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La Fiscalía ha indicado que durante la gestión de Jorge Glas como líder del Comité de Reconstrucción, se desviaron fondos que originalmente estaban destinados a la reconstrucción de las provincias afectadas que dejó un saldo de cerca de 700 personas fallecidas y miles de afectados. En ese periodo, de acuerdo con el diario El País, Glas manejó de forma irregular alrededor de $3,000 millones de dólares procedentes de impuestos, préstamos y donaciones, tras ser designado por Correa para liderar este proceso crucial.
“El terremoto fue hace más de siete años y hasta el día de hoy hay gente que vive en tiendas de lona y de plástico”, asegura la fuente anónima y se pregunta lo mismo que la fiscalía, “¿Dónde está la reconstrucción de Manabí? ¿Dónde está la plata? Nadie sabe”.
Sin embargo, para el 40% de los ecuatorianos Jorge Glas es “un pobre perseguido político” y para el otro 60%, se trata de “un pillo mentiroso que como vio que la fiscal tiene una investigación seria contra él, corrió a la embajada de México”, asegura el periodista con más de 40 años de experiencia.
Asilo o no asilo, esa es la cuestión
Desde el 29 de febrero pasado la Embajada de México en Quito permanece con elementos de seguridad afuera de la sede diplomática. Apelando al principio de territorialidad consular que establece que las embajadas son territorios de los países que representan, México no permite que detengan a Glas y “Ecuador no lo dejará salir”, advierte el entrevistado.
Hasta la fecha, el gobierno de México sigue estudiando la posibilidad de darle o no asilo político al ex vicepresidente ecuatoriano que ahora no puede salir de su país pero tampoco pueden entrar por él, lo que en opinión del reportero es “su mejor escenario, porque estaría en la cárcel”.
“Nadie va entrar a la Embajada mexicana porque se romperían las relaciones diplomáticas con Ecuador pero si México le otorga el asilo a Jorge Glas, Ecuador tampoco daría el salvoconducto para dejarlo salir”, puntualiza el comunicador anónimo.
México: refugio histórico para políticos perseguidos
México ha tenido un papel histórico como país que otorga asilo político a personalidades destacadas de distintas partes del mundo a lo largo de su historia. Esta tradición de ofrecer refugio a aquellos perseguidos por motivos políticos se remonta a varios siglos y ha sido una característica distintiva de la política exterior mexicana.
Uno de los casos más emblemáticos ocurrió durante la Revolución Española en la década de 1930, cuando México brindó asilo a un gran número de intelectuales, artistas y políticos republicanos que huían del régimen franquista. Entre los nombres notables se encuentran el escritor y poeta español León Felipe, el político y ex ministro de la República Española Juan Negrín, y el líder anarquista español Buenaventura Durruti.
En la década de 1950, México también acogió a exiliados políticos de América Latina como el ex presidente de Bolivia Víctor Paz Estenssoro, quien fue perseguido por gobiernos dictatoriales en su país. Durante el período de la Guerra Fría, México fue un refugio para numerosos líderes políticos y activistas que huían de regímenes represivos en América Latina como Hortensia Bussila, viuda del ex presidente chileno Salvador Allende; figuras destacadas como la activista indígena Rigoberta Menchú de Guatemala; el ex presidente costarricense Óscar Arias Sánchez y el Nobel de la Paz argentino Adolfo Pérez Esquivel.
Otro caso más reciente fue la decisión de México en 2019 de ofrecer asilo al expresidente de Bolivia, Evo Morales, tras su renuncia a la presidencia en medio de una crisis política en su país.
Tanto el asilo político como la condición de refugiado están contemplados en el artículo 11 la Constitución mexicana “en caso de persecución, por motivos de orden político, toda persona tiene derecho de solicitar asilo; por causas de carácter humanitario se recibirá refugio. La ley regulará sus procedencias y excepciones”.
Del mismo modo, en la Ley sobre Refugiados, Protección Complementaria y Asilo Político se prevé que “todo extranjero que encuentre en peligro su vida, su libertad o seguridad por ideas o actividades políticas y carezca de la protección de su país, podrá solicitar el otorgamiento de asilo político ante la Secretaría de Relaciones Exteriores, sus delegaciones localizadas fuera de México o la Representación, según corresponda”.
La situación entre México y Ecuador en torno al posible asilo político para Jorge Glas, muestra tensiones entre ambas naciones. Aunque las diferencias de opinión sobre el estatus de Glas parecen irreconciliables aquí y allá, también existe la posibilidad de encontrar una solución compartida que pueda atenuar las tensiones y promover el diálogo constructivo entre ambas naciones en medio de este debate acalorado.
