¿La polarización política tiene bases neurológicas? Un estudio dice que sí

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¿Qué es lo que provoca que personas de distintos espectros políticos tengan interpretaciones tan disímiles de una palabra, una imagen o un evento? Al parecer todo tiene un origen en una respuesta neurobiológica, de acuerdo con un estudio de investigadores de la Universidad Brown.

La conclusiones del documento Shared neural representations and temporal segmentation of political content predict ideological similarity” apuntan a que la polarización política entre individuos comienza desde el momento que el cerebro recibe información nueva que debe procesar. 

El grupo de científicos realizó en 2019 un estudio entre 22 personas que se definieron como liberales y otras 22 que se consideraban conservadoras y los expusieron a estímulos mientras les realizaban resonancias magnéticas.

Los resultados arrojaron que las personas que comparten una ideología reaccionan de manera muy similar a palabras con una fuerte carga política. Los estudios demostraron que incluso tuvieron una sincronía neurológica cuando fueron expuestos a contenidos políticos y sus cerebros comenzaron a segmentar la información de la misma manera.

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Según los científicos que hicieron la investigación, esto demuestra cómo es que la polarización surge desde el momento mismo en que se procesa nueva información

“Esta investigación arroja luz sobre lo que ocurre en el cerebro y cómo da origen a la polarización política”, dijo a EFE la profesora Oriel FeldmanHall, del Instituto Carney para Ciencias del Cerebro en la Universidad Brown, coautora del estudio. 

Agregó que “Los cerebros de los conservadores tienen una ‘huella digital’ similar cuando, por ejemplo, en la pantalla aparece la palabra ‘aborto’. Los cerebros de dos republicanos reaccionan de manera similar uno al otro. Y esas reacciones lucen completamente diferentes entre un demócrata y un republicano”.

Aunque estudios previos apuntan a que la polarización política es el resultado del consumo selectivo de información, noticias y publicaciones de redes sociales, los hallazgos revelan que tiene un componente todavía más profundo. 

El estudio se llevó a cabo en 2019 y sus resultados se publicaron en la revista Science Advances, de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia.

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Palabras con carga política y resonancias magnéticas

En una fase del estudio se pidió a los participantes acomodar palabras como “inmigración” o “aborto”, que tienen una fuerte carga política, de acuerdo con la similitud que percibían en ellas.

Posteriormente, el equipo de investigadores tomó resonancias magnéticas funcionales de los individuos para registrar las reacciones mientras estas palabras aparecían y desaparecían alternadamente en una pantalla. A las personas que participaron en el experimento también les proyectaron videos con contenido político. Uno de ellos era el debate en la campaña electoral de 2016 entre el republicano Mike Pence y el demócrata Tim Kaine, quienes trataban asuntos como la brutalidad policial.

La conclusión fue que dos personas con ideologías políticas opuestas a lo que se muestra, pueden creer que la información está sesgada, aunque el contenido fuera el mismo.
De acuerdo con los investigadores, esto ocurre porque cada palabra, sonido, imagen y concepto es representada de manera distinta en el cerebro de cada persona, sin embargo conserva similaridades entre sujetos que comparten la misma ideología.

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“Todo el tiempo mientras miraban los videos o las palabras, nosotros registrábamos lo que ocurría en sus cerebros. Nuestro estudio brinda una explicación mecanicista de por qué surge la polarización política”, señaló la investigadora.

De acuerdo con FeldmanHall, el problema de la polarización política no puede ser abordado a nivel superficial: “Nuestro trabajo muestra que las creencias polarizadas están muy arraigadas, y van hasta la forma en que las personas experimentan una palabra políticamente cargada”.

Un estudio similar realizado en 2020 por la Universidad de California en Berkeley, la Universidad de Stanford y la Universidad Johns Hopkins encontró hallazgos muy parecidos. 

La investigación fue publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences, la revista de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. En ella, 38 personas que se identificaron con tendencias políticas de izquierda y de derecha vieron videos de Donald Trump sobre migración y sobre el programa Deferred Action for Childhood Arrivals (DACA, por sus siglas en inglés).

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“A pesar de ver el mismo video, (liberales y conservadores) tuvieron una respuesta neuronal diferente”, explicó a BBC News el investigador Yuan Chang Leong, autor del estudio.

El científico de la Universidad de Berkeley apuntó que las mediciones de la actividad cerebral al ser observadas a través de un examen de imágenes de resonancia magnética funcional, subieron o bajaron a medida que se presentaron los videos.

Cuando la actividad cerebral aumentó más entre los conservadores, se incrementó menos entre los liberales, lo que indica respuestas cerebrales opuestas entre las personas de los dos espectros políticos, dijo.

¿Cómo afecta la polarización a la democracia?

En entrevista para Cuestione, el académico de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, Javier Oliva Posada, advirtió que en el caso mexicano se puede afirmar que la política está polarizada, lo que representa no nada más un riesgo para la democracia, sino para la construcción de acuerdos y el ejercicio del gobierno.

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“El radicalismo es la negación misma del debate en la política. Es un riesgo para la democracia, pero aún de manera más profunda para el ejercicio de la política”, nos dijo. Explicó que aunque la polarización y la confrontación son inherentes a la política, el problema es cuando las posiciones se radicalizan y se cancela el diálogo

“Esto limita la posibilidad de tener puntos de acuerdos o la construcción de puentes y vasos comunicantes entre los distintos grupos, partidos políticos. Esta polarización va en contrasentido del establecimiento de acuerdos”, concluyó.

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